La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) es conocida por ser una de las organizaciones más reconocidas a nivel mundial en las exploraciones del cosmos, estudiar los planetas distantes, las galaxias, así como por llevar al primer hombre a la Luna. Sin embargo, más allá de las estrellas y los planetas, la NASA también se dedica a hacer investigaciones vitales aquí en la Tierra. Desde simulaciones sobre posibles colonias de humanos en el espacio exterior, hasta la búsqueda de nuevos tratamientos e incluso la cura contra el cáncer, una de las enfermedades más desafiantes para la humanidad.
Recientemente, en septiembre de 2023, inició la expedición 70 de la Estación Espacial Internacional (EEI) para realizar investigaciones sobre la salud cardiovascular, terapias contra el cáncer, así como métodos de fabricación en el espacio. En enero de 2024, dentro de esta nueva misión espacial se realizó un análisis de las células dentro del microscopio Kermit para aprender a predecir y prevenir el cáncer. Dichas investigaciones planean ayudar a crear medidas las cuales reduzcan la posibilidad de esta enfermedad, así como desarrollar diversas tecnologías para identificar y tratar esta enfermedad.
Aunque pueda resultar extraño y sorprendente que una agencia espacial esté involucrada en la investigación del cáncer, las agencias espaciales y la grave enfermedad en realidad tienen una conexión más común de lo que parece.
Por qué la NASA investiga el cáncer
En un evento ocurrido en Washington el pasado 31 de marzo, el astronauta salvadoreño Frank Rubio, quien se convirtió en el astronauta en pasar mayor tiempo en el espacio (con 371 días), dijo que aunque las investigaciones espaciales son “increíblemente caras, el espacio es un lugar único para la investigación”.
El médico y expiloto militar en su estadía hizo una investigación sobre el cáncer. En entrevista con EFE, el astronauta comentó que “el espacio supone un sacrificio tanto a nivel nacional como individual, pero es importante por la tecnología y la ciencia en la que estamos trabajando”.
Algunas de las razones más importantes para que la NASA se involucre en la investigación médica y científica contra el cáncer son las siguientes:
Microgravedad
La microgravedad del espacio tiene efectos sorprendentes en el cuerpo humano, desde la pérdida de masa muscular y ósea hasta cambios en el sistema inmunológico. Estudiar cómo la microgravedad afecta el crecimiento y la propagación de células cancerosas puede proporcionar información invaluable sobre los procesos biológicos fundamentales que impulsan el cáncer. Esto podría conducir a nuevas terapias que alteren el entorno celular para detener la progresión del cáncer o incluso revertir sus efectos.
Tecnologías innovadoras
La investigación espacial impulsa el desarrollo de tecnologías avanzadas, desde sistemas de soporte vital hasta sistemas de purificación de agua. Estas mismas tecnologías pueden aplicarse en la lucha contra el cáncer. Por ejemplo, los sistemas de monitoreo remoto y los sensores desarrollados para misiones espaciales pueden adaptarse para detectar y monitorear el cáncer de manera más efectiva, permitiendo diagnósticos tempranos y tratamientos más precisos.
Colaboraciones multidisciplinarias
La investigación del espacio y la investigación médica comparten desafíos comunes, como el desarrollo de sistemas de soporte vital en entornos hostiles y la comprensión de sistemas biológicos complejos. Al colaborar con expertos en diversas disciplinas, la NASA puede aplicar enfoques innovadores y perspectivas nuevas a la investigación del cáncer, acelerando el progreso hacia nuevas terapias y tratamientos.
Los astronautas son más propensos a tener cáncer
La razón que tiene mayor peso para que la NASA, y en general las organizaciones espaciales, investigue el cáncer es que los astronautas que pasan seis meses en el espacio están expuestos a aproximadamente la misma cantidad de radiación que si recibieran mil radiografías de tórax.
“Tener diferentes tipos de radiación bombardeando su cuerpo les pone en riesgo de cáncer, daño al sistema nervioso central, pérdida ósea y algunas enfermedades cardiovasculares”, admite la NASA en su portal de difusión científica.
Aunque el nivel de riesgo ha sido difícil de calcular, la NASA está financiando la investigación sobre un nuevo método para medir el daño que causa la radiación a los humanos, la cual ha sido fundamental para respaldar la prueba de diagnóstico en la Tierra llamada Sistema de Análisis OncoMate MSI Dx, con la cual se busca mejorar el tratamiento contra el cáncer.
En el artículo de la NASA se explica que los dosímetros miden la exposición a la radiación, y los astronautas los utilizan en el espacio para tener una estimación de la cantidad de radiación a la que está expuesto un individuo. Sin embargo, los dosímetros no miden el impacto de la radiación en el cuerpo.
Honglu Wu, científico sénior especialista en el tema del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, resaltó que debido a que la radiación en el espacio es diferente a la que tienen las personas en la Tierra, se tiene un conocimiento limitado de los riesgos que hay sobre este fenómeno, en especial en misiones largas.
“Usando el cáncer como ejemplo, para cuando se detectan los marcadores de cáncer, ya es demasiado tarde. Queremos ser capaces de determinar el riesgo más temprano para poder tomar antes algunas acciones de contramedida o limitar el tiempo de vuelo”, dijo Wu.
La investigación del cáncer por parte de la NASA no solo es relevante, sino crucial. Al unir los mundos de la exploración espacial y la medicina, la NASA está arrojando luz sobre los misterios del cáncer y abriendo nuevas puertas hacia la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad devastadora. En última instancia, las lecciones aprendidas en el cosmos podrían ser las que finalmente ayuden a vencer al cáncer aquí en la Tierra.