El mito de que los jóvenes evitan la lectura está desactualizado. Si bien es cierto que pasan mucho tiempo frente a pantallas, absorben una cantidad considerable de información sobre temas que les interesan, de la cual mucha está codificada en texto. El problema radica en nuestra tendencia a asociar la lectura exclusivamente con los libros impresos.
La lectura tradicionalmente está asociada a un ente físico tangible. Además se ha tomado como un ritual exclusivo de textos y autores posicionados como “clásicos”. Con el paso del tiempo, la lectura ha evolucionado y se ha adaptado a distintos formatos ya sea literarios o de soporte en el que se consumen.
Y ahí es donde ambos puntos se encuentran. Lo que leen los jóvenes adolescentes no precisamente está expuesto en un formato tradicional de libro, ya que sus métodos de consumo son distintos a los que anteriormente se tenían. Tan solo en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que en 2021 el porcentaje de personas que prefieren la lectura de libros en formato digital se triplicó en relación con lo declarado por la población en 2016 (21.5 % contra 6.8 %); de igual forma resulta casi el doble de 2020, que fue de 12.3 por ciento.
Para ser más precisos, podríamos decir que los jóvenes de hoy no se inclinan hacia los clásicos literarios. ¿Pero por qué ocurre esto? Hay varias razones que lo explican.
En primer lugar, aunque en el aula solemos introducir a los estudiantes a las grandes obras de la literatura, a menudo les robamos la oportunidad de expresar sus propias reacciones personales al texto al imponerles nuestra interpretación “correcta”.
“La escuela en realidad tiene como misión introducir a los chicos y llevarlos a recorrer como los grandes temas del conocimiento universal; entonces cuando los invitan a leer los clásicos en realidad están tratando de que aprendan sobre la historia de la literatura, más que hacer foco en la formación de lectores o el desarrollo de hábitos de lectura. Y mucho menos en el placer de leer”, expuso Silvana Cataldo, especialista en innovación educativa y lidera proyectos en Ticmas.
Literatura juvenil antes que literatura clásica
Usualmente se pasa por alto que apreciar la literatura clásica requiere tiempo y una madurez académica que muchos adolescentes aún no han alcanzado. Para adquirir esa madurez, los adolescentes necesitan descubrir una literatura para la que sí poseen las herramientas intelectuales y emocionales necesarias, disponibles y suficientes. Y esta es la literatura juvenil.
Olga Fernández Vicente, especialista de las Facultades de Educación y de Filología Inglesa de la Universidad Internacional de La Rioja, explica en un artículo de The Conversation que los libros para jóvenes tratan temas universales, al igual que los clásicos literarios, como por ejemplo las cuestiones eternas de quién soy o dónde pertenezco.
“Son los mismos temas que la literatura clásica: el aislamiento del grupo o de la sociedad, la supervivencia o la necesidad de enfrentarse a un reto, la discriminación ética o racial, los embarazos juveniles, el divorcio o el consumo de sustancias, los problemas resultantes de conflictos familiares o el temor a la muerte”, detalla la experta en educación y filología.
A ese punto en común sobre los temas que se tratan se añade una cuestión que sostiene el desarrollo de los personajes, y por ende de la historia que se lee: los arquetipos.
“En realidad el acercamiento a la lectura debe darse porque sí, porque nos interese leer y esto abre un abanico enorme de posibilidades en la escuela, porque a cada estudiante le va a interesar un tema distinto, posiblemente haya pocas coincidencias o haya mucho para para descubrir respecto de los intereses de nuestros propios estudiantes”, expresó Silvana Cataldo en entrevista con Infobae México.
Arquetipos para acercar a jóvenes a la lectura
En realidad, la mayoría de la literatura juvenil incluye, al igual que los clásicos, arquetipos situacionales como el rito de pasaje, la búsqueda del héroe, el nacimiento–muerte–renacimiento y la búsqueda de uno mismo.
La teoría de los arquetipos que Carl Jung desglosa en su libro Arquetipos y el inconsciente colectivo muestra cómo ciertos personajes y situaciones en la literatura provocan una respuesta emocional profunda en los lectores debido a su resonancia con imágenes preexistentes en el inconsciente colectivo.
Cataldo agregó que además la literatura infanto-juvenil de los últimos años es muy buena, con excelentes autores y propuestas que pueden acercar mucho a los jóvenes a leer. “Es super enriquecedor trabajar con proyectos lectores de este tipo de literatura, porque los estudiantes pueden crear gran empatía con los personajes, sobre todo porque usualmente tienen las mismas edades o están sujetos entornos similares”, agregó la especialista de Ticmas.
Tomemos, por ejemplo, el arquetipo del héroe que renace. Este patrón se ve reflejado tanto en personajes clásicos como en obras contemporáneas como la saga de Harry Potter. Ambos siguen la secuencia del viaje del héroe, enfrentándose a desafíos y transformándose como resultado de sus experiencias.
Pero la literatura juvenil no solo ofrece héroes; también presenta personajes complejos que desafían los estereotipos de género y abordan temas sociales importantes. Al identificar estos arquetipos en la literatura juvenil, los estudiantes pueden desarrollar las habilidades necesarias para comprender y apreciar los clásicos.
La literatura juvenil no es solo una puerta de entrada a la lectura, sino también un puente que conecta a los jóvenes con los grandes escritores del pasado. De hecho, en la actualidad hay un sinfín de bibliotecas y repositorios digitales para buscar libros ya sean clásicos o actuales.
“La escuela digamos tiene ese desafío en este siglo XXI, que es esta multialfabetización conectar a los chicos con la literatura tradicional con la literatura más actual, pero desde la multi alfabetización y el desarrollo de todas estas competencias que hacen a la ciudadanía de este siglo. Ticmas por eso busca adaptar la lectura a las diferentes edades. Por ejemplo, a través de una aplicación que los invita a jugar que son streamers que van a entrenarse para poder transmitir distintos textos a una audiencia es todo una simulación, pero esta invitación a jugar y a leer a través de este juego los acerca a otro tipo de lectura no es literatura específicamente sino un abanico grande de tipos textuales, hay crónicas periodísticas textos científicos, hay distintos tipos textuales que los ayudan a ejercitar la fluidez y la comprensión y los leen con un propósito en este caso poder transmitir los distintos temas a la audiencia y poder responderles preguntas acerca de esos temas”, enfatizó Silvana Cataldo.