Hace unos meses vi un trend viral en internet sobre el curioso resultado de una encuesta hecha a hombres en Estados Unidos. En ella plantearon la siguiente hipótesis: “estás en un avión, el piloto queda inconsciente y hay mucha gente en peligro; ¿crees que podrías aterrizar el avión?”. Los resultados fueron contundentes, pues ante la premisa de YouGov (realizadora de la encuesta), difundida por The Washington Post, la mitad de los encuestados hombres afirmaron con certeza que podrían aterrizar sin problemas.
En TikTok, millones de usuarios hablaron sobre el reto y preguntaron a más hombres. “Por supuesto”, “con los ojos cerrados”, y “sin problema alguno”, fueron las respuestas seguras que dieron muchos de ellos, aun a sabiendas de que no tienen conocimientos en el área.
Para continuar con el experimento, hice la pregunta a algunas mujeres y, sin que me sorprendiera mucho, no pensamos de la misma forma. La encuesta de YouGov expuso que solo una de cada 5 mujeres piensa que sí podría hacerlo (frente a la estadística de 1 de cada 3 hombres).
También pregunté a Gabriela Bernal, una estudiante de ingeniería mecánica del Tec de Monterrey, si creía que puede aterrizar un avión. Ella participó en un campamento de la NASA y ha sido galardonada por el trabajo en su empresa de construcción y sustentabilidad, Gama Construction. Pero hasta una mujer de ciencia y tecnología, involucrada con máquinas y herramientas, dijo que no tendría éxito intentando aterrizar un avión.
“Maniobrar un avión u otro artefacto con esa complejidad para alguien que no tenga el entrenamiento ni conocimiento previo es extremadamente difícil. Aunque he tenido la oportunidad de estar en simuladores de un trasbordador y de avión, es muy poco conocimiento para poder aterrizar con éxito una aeronave, por lo que probablemente no triunfaría en ello”, dijo a este medio la joven estudiante y empresaria.
¿Por qué las mujeres no pensamos de la misma forma?; y entonces, ¿en qué pensamos las mujeres?
Las mujeres, limitadas por estereotipos de género
De acuerdo con Graciela Rojas Montemayor, presidenta y fundadora de Movimiento STEM+, las mujeres desde edades muy tempranas interiorizamos que los hombres son superiores y nos percibimos como menos talentosas, pese a que diversos estudios respaldan que existe la misma o mayor capacidad del género femenino dentro de las carreras STEM.
“A los 3 años interiorizamos que los hombres son superiores, a los 6 empezamos a vernos a nosotras mismas como menos talentosas que los niños y comenzamos a alejarnos de las actividades catalogadas para personas ‘muy inteligentes’. A los 10 años nos sentimos inseguras de compartir nuestra opinión. (...) Esto tiene como resultado que el 64% de las mujeres accedemos a los trabajos peor remunerados. Las áreas STEM están entre las mejor pagadas y con mayor empleabilidad, pero sólo el 8% de las niñas están interesadas en acercarse a ellas”, destacó Rojas Montemayor en entrevista con este medio.
Candy Flores-García, bióloga, doctora en ciencias y maestra en comercialización de la ciencia, dijo en entrevista que a las mujeres se nos imponen estereotipos de género desde niñas, y mientras a los hombres se les aplaude ser intrépidos, astutos y atrevidos, a las mujeres se nos recriminan y prohíben esas mismas características.
“Cuando aprendes algo es muy difícil salirte de ahí. Si creces con esta idea donde todas las personas a tu alrededor cumplen ciertos lineamientos, tú vas a creer que eso es lo correcto porque eso es lo que genera nuestros valores y nuestras creencias. (...) A las niñas se nos merma esta idea de ser intrépidas, de poder ensuciarnos, de ocupar nuestra fuerza, todo ‘porque no está bien‘”, apuntó.
Y es que a pesar de las décadas de camino hacia la igualdad de género, de acuerdo con un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluye datos de 75 países y que incluye a un 80% de la población mundial, cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de prejuicio contra las mujeres.
En el mismo estudio se apunta que “aproximadamente la mitad de los hombres y las mujeres del mundo consideran que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres. Asimismo, más del 40% opina que los hombres son mejores ejecutivos empresariales y que tienen más derecho a ocupar un empleo cuando el trabajo escasea. El 28% de las personas creen que está justificado que un marido le pegue a su esposa”.
Además, los estereotipos y roles de género ponen a las mujeres a decidir si buscarán el éxito profesional o el personal, ya que continúan teniendo la carga de la maternidad y el matrimonio. También ocurre que si solo se vive en pareja, la mayoría de las tareas del hogar recaen más en las mujeres, a pesar de que ambos trabajen.
Las mujeres son relegadas de las matemáticas
Los estereotipos y los roles de género han hecho que las mujeres terminen desplegadas carreras involucradas en ciencia y tecnología, sobre todo porque se dice que “no saben matemáticas, que no se pueden concentrar para aprender a programar, o que nunca tendrían la habilidad de construir un robot”. Y aunque ya hay mujeres al frente de proyectos científicos, se les da poca visibilidad.
Graciela Rojas comentó que en general las matemáticas generan poco interés por parte de los estudiantes al considerarse una materia difícil. Al mismo tiempo, esto se relaciona con que las mujeres se consideren incapaces de involucrarse en las matemáticas. Sin embargo se trata de una habilidad esencial en la vida diaria.
“El pensamiento matemático es el que usamos para calcular el gasto y el cambio en una tienda, administrar presupuestos o administrar nuestro tiempo. Además, es la base del pensamiento computación y del pensamiento crítico, es decir lo que nos permite distinguir qué es verdad y qué es mentira. También es la base de la resolución de problemas y ayuda a desarrollar el pensamiento creativo, entre otras muchas habilidades fundamentales para nuestra vida”, comentó la presidenta de Movimiento STEM+.
Candy Flores añadió que además las mujeres viven más violencia psicológica y emocional en las ciencias de la que pueden enfrentar los hombres, ya que todo el tiempo escuchan cosas como “las mujeres no saben matemáticas, no pueden hacerlo solas, pueden ser colaboradoras pero no líderes protagonistas”.
“Para las mujeres, la seguridad también es un punto decisivo sobre sus elecciones y posibilidades. Por ejemplo, si una niña quiere ir a una Olimpiada de Matemáticas, pero se debe ir a otra ciudad, muchas veces no las dejarán viajar porque ‘es peligroso, inseguro, poco confiable o no hay quien la acompañe’. También ocurre si la carrera que quieren estudiar se encuentra lejos de sus hogares”.
La doctora en Ciencias añadió que las cosas pueden complicarse aún más por falta de dinero, o incluso si las niñas tienen mamás solteras, a quienes sería casi imposible acompañar a sus hijas a otros estados para participar en concursos de matemáticas y ciencias.
En la vida adulta, el problema no se resuelve porque aún dentro de las áreas STEM se hace muy difícil llegar a niveles altos.
“De alguna manera siempre ha estado dominado por hombres. Te doy datos de México: somos el 51% de la población, pero solo un 31% estamos en áreas STEM. Ahora, 23% de las empresas de tecnología tienen mujeres fundadoras, y aunque no suena tan mal, en realidad esto quiere decir que el 70% de las empresas no tienen una sola mujer fundadora. De esas, solo nueve son lideradas por mujeres”, destacó Candy Flores.
La especialista añadió que en puestos de liderazgo las mujeres deben esforzarse el doble, ya que usualmente tienen que conciliar su vida personal con lo profesional, además de “ser agradables, empáticas y sin un carácter fuerte para poder agradar a los demás”.
Síndrome de la impostora y poco reconocimiento propio
De tanto que se nos repite, nos lo creímos. Resulta que las mujeres poco reconocemos nuestros propios logros y éxitos. Un estudio reveló que el 35% de las mujeres tienen la falta de autoestima y confianza, mejor conocido como el síndrome del impostor, limitan su ascenso a puestos de liderazgo.
“Somos malísimas para decir yo lo hice. Demeritamos nuestro trabajo, nos quitamos responsabilidad y crédito, pero si le reconoces algo bien a un hombre por supuesto que acepta el cumplido. Y muchas veces logramos algo, pero estamos esperando que alguien diga o reconozca lo que hemos logrado”, sostuvo Flores García.
Este poco o nulo reconocimiento propio también afecta nuestra vida laboral. Así como los hombres aseguran con firmeza que podrían aterrizar un avión, ellos tienen la seguridad para aplicar a puestos de trabajo en donde cumplen con el 70% de los requisitos, mientras que las mujeres no aplicamos a menos que estemos seguras de tener el 100% de los requisitos de esa posición.
“Creemos que eso es importante y que así vamos a lograrlo, porque nosotras tenemos que esforzarnos más, porque tenemos que ganar nuestros espacios. Una de las cosas más difíciles es impulsar a las chavas a decirles ‘si tienes el 70%, el resto puedes aprenderlo, empezar a hacerlo”, explicó Flores.
Graciela Rojas, de Movimiento STEM+, aseguró que es importante trabajar habilidades socioemocionales para que las niñas y mujeres tengamos las herramientas suficientes para formar una autoestima fuerte, ser resilientes y enfrentar las barreras estereotípicas que se nos han planteado.
Es necesaria más representación femenina
Aunque cada día es un poco más frecuente ver mujeres ejerciendo carreras STEM, es importante tener referentes que nos impulsen a buscar habilidades que por años se nos han negado. Hay una mayor probabilidad de que al encontrar mujeres pilotos, en puestos de liderazgo en la ciencia, tengamos certeza de que eso que queremos también podemos lograrlo.
Que sea una tendencia divertida en redes sociales no quiere decir que no haya un trasfondo profundo. Mucho de nuestro comportamiento social aún está sustentado desde los roles y estereotipos de género y siempre vale la pena cuestionarse el por qué seguimos haciéndolo de esa forma, como sobre todo porque influyen en la percepción personal de cada persona.
Si bien imaginar las posibilidades no significa que todas las mujeres deban o quieran realizar actividades tradicionalmente percibidas como masculinas, como lo es manejar en la Fórmula 1 o pilotear un avión, es fundamental crear esta confianza en las niñas, en nuestras propias habilidades.