En el ámbito educativo y familiar, la lectura en voz alta se presenta como una herramienta esencial en el desarrollo lingüístico e integral de niños y niñas. Así se establece en un artículo publicado en Sapiens, una revista universitaria de Investigación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador ubicada en Venezuela. A través del artículo se profundiza en cómo esta práctica, tanto en el hogar como en la escuela, potencia la imaginación, el vocabulario y la capacidad de escucha de los más jóvenes.
En el estudio presentado, se sostiene que la práctica de leer en voz alta trasciende un simple acto de verbalización de palabras; se la considera una actividad eminentemente social. Tal afirmación se basa en la observación de cómo, al leer en voz alta, se hace uso estratégico de elementos como la entonación, el ritmo y el volumen. Estos componentes se ajustan y sincronizan de manera que permiten infundir energía y dinamismo al texto, enriqueciéndolo con nuevos matices y significados. Así, lo que inicialmente puede percibirse como una secuencia de palabras impresas, a través de la lectura en voz alta, se transforma en una experiencia compartida y viva, que facilita una conexión más profunda y emotiva con el contenido del texto.
El documento señala diversos beneficios que la lectura en voz alta ofrece a los niños, destacando que aumenta el vocabulario, mejora la escritura y la elocución, e incluso, otorga prestigio a los buenos libros. Destaca su capacidad para “fomentar el disfrute de libros mediante la experiencia”, cultivando nuevos intereses y fortaleciendo los lazos afectivos entre padres e hijos. Desde una perspectiva educativa, la lectura en voz alta por parte de docentes en la escuela es un factor influyente en el desarrollo integral del niño, proporcionando un modelo lector y favoreciendo la conducta de escuchar de manera apreciativa y analítica.
La investigación también resalta la importancia de incorporar esta práctica desde temprana edad, sugiriendo que “un libro es un juguete…”, adicionalmente, se agrega que este enfoque busca fomentar una actitud positiva hacia la lectura, para que esta práctica se traduzca en un hábito perdurable. No obstante, más allá de los beneficios cognitivos y lingüísticos, el aspecto emocional y social juega un papel crucial. La lectura en voz alta en el hogar crea un “espacio amoroso” lleno de confianza y seguridad, mientras que en la escuela fomenta lazos afectivos y sociales en conjunto.
Para la promoción de esta práctica en el hogar, se proponen diversas actividades que van desde la selección de libros con ilustraciones hasta la elaboración de libros propios con material visual familiar. De manera similar, en la escuela se sugieren iniciativas como la lectura por turnos y la creación de una atmósfera propicia que genere expectativa y apertura hacia la lectura.
Además, se aborda la evolución histórica de la lectura en voz alta, revelando su uso desde la España de los siglos XVI y XVII como una actividad social para compartir textos con aquellos que no sabían leer o simplemente para disfrutar del tiempo. Aunque esta práctica ha perdido presencia con el tiempo, iniciativas modernas buscan rescatar su valor educativo y recreativo.
Finalmente, se elabora un “Decálogo de la Lectura en Voz Alta”, ofreciendo recomendaciones prácticas para una lectura efectiva. Entre estas, resalta la importancia de mantener una comunicación visual con el receptor y responder con buen ánimo a preguntas que surjan durante la lectura. Se enfatiza en leer despacio, con sentimiento y teniendo en cuenta los gustos del público infantil.
Estos insight extraídos del trabajo de la publicación de la universidad venezolana subrayan la relevancia de la lectura en voz alta como un pilar en la formación de nuevas generaciones de lectores. No solo como una vía de desarrollo lingüístico e intelectual, sino también como un medio de conexión emocional y social entre padres, maestros y niños.