Los retos de la alfabetización: tres especialistas hablan de la situación de los niños que durante la pandemia no aprendieron a leer

Con la premisa “Qué bueno es aprender a leer” se llevó a cabo un nuevo webinar organizado por la experiencia educativa Ticmas, con invitados de Colombia, Ecuador y Argentina abordaron los retos de la alfabetización en niños y niñas. Participaron Brenda Corrector (Más por TIC), Silvana Cataldo (Ticmas) y Eduardo Díaz (Unidos por la Educación)

Guardar

Nuevo

Eduardo Díaz, Brenda Corrector y Silvana Cataldo
Eduardo Díaz, Brenda Corrector y Silvana Cataldo

Mes a mes, las “Ticmas Talks” —el ciclo de webinars organizado por la experiencia educativa Ticmas— abre debates en torno a los temas más urgentes y profundos del aprendizaje. El encuentro de marzo estuvo dedicado a la alfabetización: con el título motivador de “¡Qué bueno es aprender a leer!”, la intención era rescatar las estrategias que pueden desarrollarse para recuperar los saberes en una región golpeada por una crisis educativa que se aceleró y acentuó en los últimos años.

La lectura no es sólo una herramienta para aprender otros saberes. Es una herramienta que desarrolla el pensamiento crítico y las habilidades de comunicación. Es una manera de entender e interpretar la realidad. Una forma de abrirse al mundo.

Con la moderación de Patricio Zunini, participaron en el encuentro:

- Brenda Corrector, coordinadora del programa 1 2 3 en Más por TIC en Colombia. Brenda es estudiante del séptimo semestre de Ciencias Políticas y, aunque tiene apenas veinte años de edad, tiene una vasta experiencia en temas asociados a la educación, con el propósito de empoderar jóvenes y comunidades rurales en el uso de tecnología, innovación, etc.

- Silvana Cataldo, especialista en innovación educativa y lidera proyectos en Ticmas. Silvana es argentina. Es coordinadora de docentes en la implementación de TICS en educación y profesora de prácticas de lenguaje para alumnos del profesorado, entre otros cargos de un largo currículum.

- El tercer invitado fue Eduardo Díaz, de Unidos por la Educación, una alianza ecuatoriana de instituciones, entidades y personas que a través de la educación potencia el desarrollo social, ambiental, económico, cultural, sanitario, productivo, etc.El webinar puede verse completo en el canal de YouTube de Ticmas. Publicamos aquí las partes más salientes.

Existen distintos modelos de alfabetización, que van del holístico al silábico. ¿Cuál es el que ustedes recomendarían?

Silvana Cataldo: Hoy debemos dar oportunidad desde distintos modelos a los estudiantes y encontrar en ellos su propio modo de aprender. De manera que no me posicionaría en ninguno de los dos modelos en particular y sí en una mirada integradora de esos modelos. Aprovechando la curiosidad que tienen los chicos incluso antes de ingresar al sistema escolar por adquirir esta herramienta. Antes de que los chicos aprendan el alfabeto y a asociar los sonidos con las letras, van tratando de interpretar qué dicen los letreros, qué les están comunicando. ¿Por qué desaprovechar ese impulso natural que traen los chicos de tratar de comprender? El título del encuentro es ¡Qué bueno es aprender a leer! Yo diría ¡qué necesario es!

Eduardo Díaz: Analizo el tema desde la perspectiva de la práctica de aula, trabajando en la formación de los maestros. Muchas veces la implementación de las acciones en el aula son mixturas. No se rigen por una sola forma los acercamientos a la lectura, la escritura, la oralidad. Sí es importante tener en cuenta que la investigación en neurociencias nos indica que hay ciertas formas más actualizadas y que podríamos valernos de las tecnologías para acercarnos a la lectura y la escritura. Pero también soy romántico. Me parece que es valioso que los maestros acompañemos a los niños desde nuestras prácticas para que ellos se enamoren del libro. Entonces podría decir que yo también estoy en un punto medio. No podría renunciar a la lectura en voz alta y al contacto con el libro en físico, pero es una realidad que los niños y las niñas están en un tiempo en el que la inteligencia artificial y los constantes avances en la informática les exigen ir hacia una alfabetización que les abra las puertas de las tecnologías.

Brenda Corrector: Yo considero que, aparte de todas las prácticas que se ejercen en el aula, debe existir un enfoque constructivista y comunicativo que conecte con el propósito de cada lectura. Porque aprender a leer tiene diferentes conceptos, pero el principal es conectar con el propósito. Que exista un amor, una pasión por lo que se está leyendo en un texto que se comprende realmente.

"¿Qué diagnóstico se puede hacer de aquellos chicos?", dice Brenda Corrector, "Creo que se vio reflejado en las pruebas de Estado, donde bajó mucho el nivel". (Imagen Ilustrativa Infobae)
"¿Qué diagnóstico se puede hacer de aquellos chicos?", dice Brenda Corrector, "Creo que se vio reflejado en las pruebas de Estado, donde bajó mucho el nivel". (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sabemos que muchos chicos tuvieron dificultades de lectocomprensión por la interrupción de la enseñanza en la pandemia. ¿Cómo es la situación de esos chicos que hoy están en cuarto o quinto grado? Y, como segunda parte, ¿qué nuevos aprendizajes hicieron los docentes en cuanto a enseñar la alfabetización a partir de los problemas de la pandemia?

Eduardo Díaz: Yo creo que persiste la preocupación por las pérdidas de aprendizaje que se generaron con ocasión del confinamiento por la pandemia. Con el trabajo que venimos desarrollando con Unidos por la Educación en Ecuador, nos hemos dado cuenta que aún hay rezagos, hay problemas. Y, si bien hay una gran disposición por parte de los educadores y también hay mucha atención por parte de los niños, hay que reconocer que persisten las pérdidas de los procesos de conciencia fonológica, conciencia alfabética. Específicamente veo que hay un problema con los niños de educación inicial que tuvieron mayor afectación porque ese primer momento no fue acompañado por los profesionales en la educación. El acompañamiento lo podían dar los padres, por supuesto, los abuelos, los cuidadores, pero no es lo mismo. Nosotros, los que nos dedicamos a estudiar e investigar el tema, tenemos unas herramientas que son diferentes a las que tienen los padres. Y sobre la segunda parte de la pregunta, ¿que aprendimos los maestros? A añorar a los niños. Definitivamente nos acordamos con mucha más fuerza esa parte importante que somos nosotros en la vida de ellos. Es una relación recíproca de afecto y de necesidad.

Brenda Corrector: Precisamente yo fui estudiante de pandemia estando a punto de graduarme y la experiencia fue un poco compleja. No estábamos preparados aún para todas estas implicaciones tecnológicas, ni los estudiantes ni los profesores. Entonces, ¿qué diagnóstico se puede hacer de aquellos chicos? Creo que se vio reflejado en las pruebas de Estado, donde bajó mucho el nivel. Adaptarnos a la virtualidad fue muy difícil, tanto por temas de conocimiento como también por temas de equipo. En la zona rural, la conectividad es muy complicada. Fueron grandes retos que se vivieron.

Silvana Cataldo: El sistema educativo viene alarmándose de las pruebas y de los diagnósticos que se hace, porque los chicos vienen con un déficit en la construcción de sentido a partir de lo que leen y, por lo menos en Argentina, este año hay un propósito muy firme de trabajar intensamente en acompañarlos a fortalecer la lectura. Durante la pandemia aparecieron necesidades nuevas; la cultura digital nos ha transformado la mirada para comunicar algunas cosas, para interpretar la realidad que nos circunda. Hay nuevos modos de tomar la cultura y los chicos empiezan a marcar estas lógicas en nuevos modos de aprender. Uniendo las dos preguntas, los docentes aprendimos muchas cosas durante la pandemia. Aunque también creo que muchos de estos aprendizajes, forzados y un poco traumáticos en algunos casos, no se están aprovechando del todo post pandemia, porque todos quisimos volver a lo que éramos y tratamos de olvidar ese capítulo. Cuando podamos recuperar parte de estas prácticas vamos a encontrar nuevas estrategias para acompañar las nuevas necesidades de aprender de los chicos. Con un modo más personalizado, con más opciones en el terreno de la lectura. Disociando la lectura de lo obligatorio; dándoles a elegir qué van a leer, cómo lo buscan, cómo se conectan. Tenemos que acompañar a los estudiantes para que descubran este universo de posibilidades en los que todos estamos inmersos hoy.

"Hay una cierta fluidez de lectura requerida para ciertos niveles escolares o ciertas edades", dice Eduardo Díaz. (Imagen Ilustrativa Infobae)
"Hay una cierta fluidez de lectura requerida para ciertos niveles escolares o ciertas edades", dice Eduardo Díaz. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Cómo es la relación entre comprensión lectora y fluidez lectora?

Brenda Corrector: Ambos conceptos se relacionan y se complementan, porque si tienes una buena fluidez vas a tener una buena comprensión. Sin embargo, creo que coloco un poco por encima la comprensión, porque eso es conectar con ese propósito de lo que tú lees, y, si conectas con el propósito, te va a motivar a leer más. Por eso, debería de practicarse mucho en las aulas de clase que se priorice la pasión de lo que leemos. No solo la obligación.

Silvana Cataldo: Estoy totalmente de acuerdo con Brenda. Fluidez y comprensión van de la mano, son instancias del mismo proceso. ¿Cómo ejercitar la fluidez? Antiguamente hacíamos lecturas en voz alta en el aula, pero, como señala Brenda, sin un propósito más que el de ejercitar la lectura en sí misma. Así la lectura pierde sentido y el que lee pierde motivación. Entonces, el desafío en nuestro equipo fue pensar de qué manera invitábamos a los chicos a leer para que ellos quieran elegir esa lectura. El propósito más interesante es poder leerle a otro, estar en contacto con otro, comunicar a partir de esa lectura. Por eso en Ticmas pensamos en un desarrollo que se llama A leer en vivo, donde invitamos a los chicos a jugar a que son streamers y que le están comunicando lo que leen a un potencial público dentro de ese juego, de esa simulación. Eso los engancha y los motiva. Es muy importante que ejerciten la fluidez, pero con un propósito.

Eduardo Díaz: La fluidez no puede ser una técnica como aquellas escuelas que enseñan a leer dos mil palabras por minuto, pero está comprobado con estudios serios que hay una cierta fluidez requerida para ciertos niveles escolares o ciertas edades. Cuando los docentes no tenemos claridad sobre la interiorización de conciencia fonológica, perdemos de vista que esa fluidez sí es importante. Y entonces encontramos muchas veces que los chicos dicen “el ga… ga… ga…” y tratan de armar ese aparataje en su cabeza. Hay que contribuir desde las aulas para que los niños se enamoren, por supuesto, de leer y escribir, pero además que desarrollen un bagaje, ciertas habilidades para que fluyan en la lectura y no se genere frustración. Porque si no, comenzamos con un círculo vicioso que da más frustración y menos desempeño. Entonces resalto: hay que formar a los docentes para que tengan conciencia de que cierta cantidad de palabras por minuto es deseable para mejorar la fluidez, por lo tanto la comprensión y por lo tanto el disfrute del libro.

Guardar

Nuevo