El pasado 1° de marzo el presidente Javier Milei presentó ante la Asamblea Legislativa el “Pacto de Mayo”, una iniciativa que –en palabras de Milei– busca delinear un “nuevo contrato social” a partir de la definición de puntos de consenso con los gobernadores de las 24 provincias. Sin embargo, omitió un tema en el que ese consenso ya existe.
Al presentar su propuesta, el presidente planteó que el objetivo es “establecer diez políticas de Estado que el país necesita para abandonar la senda del fracaso y empezar a recorrer el camino de la prosperidad”, de manera de “sentar las bases del crecimiento argentino por los próximos cien años”. Luego leyó su lista de prioridades, en la que faltaba un elemento que muchos considerarían esencial para el futuro de cualquier país: la educación.
Entre los múltiples desafíos que enfrenta el sistema educativo argentino, hay uno en el que se destaca especialmente el consenso: la necesidad de mejorar la alfabetización inicial. Sobre este punto ya existe un acuerdo entre los 24 ministros de Educación provinciales y el secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, para diseñar un Plan Nacional de Alfabetización. Por eso, distintos expertos y organizaciones coinciden en que este punto estaría listo para ser incluido en el pacto que Milei aspira a firmar con los gobernadores el próximo 25 de mayo en Córdoba.
En la última asamblea del Consejo Federal, los ministros de Educación de todo el país consensuaron lineamientos para presentar en abril sus planes de alfabetización. En la etapa inicial, el foco estará en los chicos de 0 a 8 años: desde la primera infancia hasta el primer ciclo de primaria, dado que los diseños curriculares actuales en Argentina prevén que los chicos estén alfabetizados en tercer grado.
Según informó la Secretaría de Educación en un comunicado, los objetivos centrales del Plan Nacional de Alfabetización son “garantizar el desarrollo de los niveles de lectura y escritura apropiados para los estudiantes de tercer grado, garantizar oportunidades equitativas de alfabetización como motor para la aceleración de aprendizajes en los estudiantes de cuarto grado, y desarrollar dispositivos de seguimiento y evaluación que permitan mejorar la calidad y equidad de la educación”.
“Es muy importante que entre las prioridades para el desarrollo de la Argentina que se acordarán a nivel federal se incluya al menos un punto sobre educación. Como muchos otros países de la región, Argentina evidencia grandes desafíos en materia de aprendizajes fundamentales: lectoescritura y matemáticas”, sostiene Cora Steinberg, especialista en educación de Unicef Argentina.
Steinberg destaca el consenso ya alcanzado en el Consejo Federal de Educación: “En febrero las 24 jurisdicciones discutieron la definición de un plan federal de alfabetización que aborde la problemática en todos los niveles obligatorios, y que incluya también en sentido amplio el rol de la comunidad y los ámbitos de educación no formal, como también la importancia de la alfabetización digital”.
Este acuerdo, destaca la especialista de Unicef, está alineado con las prioridades que identifican “especialistas, referentes del sector, organizaciones sociales y actores de la sociedad a nivel local, regional y global”. Por eso, continúa Steinberg, el Pacto de Mayo sería una instancia clave “para dejar plasmado este compromiso y con ello proteger en los próximos años la inversión educativa a nivel nacional y provincial para garantizar una educación de calidad: buenos salarios para los equipos de directivos, docentes y no docentes, infraestructura, fortalecer la gestión escolar y la formación docente y asegurar recursos pedagógicos para los estudiantes”.
“Existen algunos consensos que nos señalan un rumbo de lo posible”, coincide Agustín Porres, director regional para América Latina de Fundación Varkey. “El 8 y 9 de febrero, por ejemplo, se reunieron los ministros de educación de todas las provincias en el Consejo Federal de Educación y se comprometieron a priorizar la alfabetización. Fue un acuerdo verdaderamente federal, sobre un tema urgente y donde cada provincia ahora tiene margen de formular su propia propuesta y recorrer su propio camino. Eso supeditado a un objetivo común: que los chicos aprendan a leer a tiempo. Ese caso reciente podría ser un ejemplo de acuerdos a los que queremos llegar en términos de consensos –en educación y otras áreas–, donde las urgencias tienen que colocarse sobre cualquier partidismo”.
El consenso en torno a la necesidad de fortalecer la alfabetización también se expresó el año pasado durante la campaña electoral, cuando cuatro de los cinco candidatos presidenciales –entre ellos Milei– firmaron el Compromiso por la Alfabetización, una iniciativa impulsada por Argentinos por la Educación junto con más de cien ONG, expertos y personalidades de distintos ámbitos.
Además del presidente, 14 de los 24 gobernadores también firmaron el compromiso: Jorge Macri (CABA), Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz), Gustavo Valdés (Corrientes), Raúl Jalil (Catamarca), Leandro Zdero (Chaco), Hugo Passalacqua (Misiones), Claudio Poggi (San Luis), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Alberto Wereltikneck (Río Negro) y Marcelo Orrego (San Juan).
Una prioridad compartida por los expertos
Ana María Borzone, doctora en Letras e investigadora del Conicet, acompañó el trabajo de la provincia de Mendoza en la reformulación de las propuestas de enseñanza de la lectura y escritura. Ahora está trabajando con las provincias de San Luis y Corrientes.
“Si se buscan consensos para levantar la Argentina, la alfabetización tiene que estar en el Pacto de Mayo. Este es el primer paso para pensar el futuro del país. No podemos seguir fabricando analfabetos, porque las consecuencias para la sociedad son nefastas. Los chicos que no saben leer y escribir terminan en la calle, les estamos negando el acceso al conocimiento. Aunque en el país se genere trabajo, si seguimos formando analfabetos, los chicos no van a poder tomarlo”, afirma Borzone, que investiga sobre el tema desde hace varias décadas.
Borzone cuestiona especialmente los métodos de enseñanza: “Hace 30 años que en Argentina no se enseña a leer y escribir, por una ideología facilista. Sabemos lo que pasa en las aulas de primer y segundo grado. Se instaló una metodología que no enseña a leer y escribir, entonces los chicos no aprenden. La ciencia de la lectura, basada en el marco de la psicología cognitiva y las neurociencias, ya mostró que hay un camino, que se puede concretar en materiales distintos. Pero no cualquier metodología sirve”. La especialista asegura que, con la enseñanza adecuada, todos los chicos podrían aprender a leer y escribir en primer grado.
Florencia Salvarezza, lingüista especializada en neurociencias y educación, y miembro de la Coalición por la Educación, coincide: “Incluir en el Pacto de Mayo el tema de la alfabetización parece algo obvio. Si el país no determina que la educación es prioridad, no irá para ningún lado. El sistema educativo está quebrado; cada año tenemos resultados peores que los anteriores. Y no hay ninguna posibilidad de pensar en una mejora si no fortalecemos la alfabetización: es el primer punto de cualquier conversación sobre educación en Argentina. Se deben establecer metas claras y formas de lograrlo”.
Para Salvarezza, “debería haber un consenso para que la alfabetización sea prioritaria”, no de modo abstracto, sino con objetivos claros: “Los niños deben aprender a leer y escribir un texto simple en primer grado. Para medirlo, probablemente lo mejor sea estipular la cantidad de palabras que debe poder leer un niño al final de primer grado: no menos de 40 por minuto. La comprensión es el resultado de una lectura fluida, precisa y automática. La única forma de lograr esto es haberlo enseñado y haberlo practicado en el aula”.
La urgencia de fortalecer la alfabetización genera consenso entre los expertos. “Un punto sobre el que hay acuerdo es la necesidad de priorizar la alfabetización. Esto quiere decir que todos los chicos, cuando terminan primer ciclo de la escuela primaria, aprendan a leer y escribir de manera fluida y puedan comprender lo que leen”, afirma Melina Furman, profesora de la Universidad de San Andrés (UdeSA) e investigadora del Conicet.
“Hoy en el área de lectura tenemos resultados de aprendizaje muy bajos. Los chicos están en la escuela, pero no están aprendiendo lo suficiente. Poner foco en los aprendizajes, en particular –como prioridad urgente– en la lectoescritura y en la alfabetización, es un punto que yo creo que debería estar incluido en cualquier acuerdo que hagamos como país sobre hacia dónde ir”, señala Furman.
Otros temas que deberían priorizarse en la definición de una agenda nacional de políticas de Estado son la terminalidad de la secundaria –es decir, que todos los estudiantes terminen la educación obligatoria– y el acceso a la educación inicial, especialmente a los jardines maternales, propone Furman. “El dinero destinado a la primera infancia es el mejor invertido, porque redunda en mejores trayectorias posteriores, tanto en las posibilidades de seguir aprendiendo como de conseguir trabajo. Todas las investigaciones muestran que los efectos de la inversión en primera infancia se ven hasta la adultez”, explica.
Sin educación no hay “bases”
Susana Decibe, exministra de Educación durante el gobierno de Carlos Menem –según Milei, “el mejor presidente de la historia”–, también enfatiza que la educación debería incluirse en los puntos de consenso del Pacto de Mayo. Para Decibe, la prioridad debe trascender la alfabetización, considerando que “el futuro de los jóvenes y del país, como siempre, va unido al dominio de los conocimientos universales que la ciencia y la tecnología producen de manera continua”.
“Más que nunca –porque a la decadencia de la educación se suma el mensaje de un presidente que desprecia la acción del Estado en educación–, es imprescindible que las autoridades políticas máximas de la Nación y de las provincias se comprometan a mejorar la calidad y la equidad del servicio educativo en todos sus niveles, de manera sistémica y sostenida en el tiempo, fijando metas medibles año a año”, sostiene Decibe.
Por iniciativa de la Coalición por la Educación, 40 organizaciones de la sociedad civil impulsan la inclusión de la educación en el Pacto de Mayo. “No hay futuro sin dar a la educación la máxima centralidad y prioridad en todos los niveles de gobierno”, sostienen. La propuesta de las ONG es que el primer punto del Pacto sea el siguiente: “La mejora en la calidad de la educación tendrá prioridad en las políticas públicas. La alfabetización temprana es un primer paso urgente”.
Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050, una de las organizaciones que adhieren a la iniciativa, plantea: “La educación no puede estar ausente de este pacto que pretende establecer las bases de una nueva Argentina. Esto constituiría un error tan grave como no combatir la inflación. Primero, porque la situación actual de la educación en Argentina es tan o más grave que la situación económica. Segundo, porque más allá de la coyuntura, sin la enseñanza y el aprendizaje de su sociedad como prioridad de las bases de una pretendida nueva Argentina, nuestra Nación incumple su razón, como ya lo dijo Juan Bautista Alberdi en sus Bases”.
Álvarez Trongé considera que es fundamental construir consensos en torno a tres metas prioritarias: “La primera es una obligación moral y tiene que ver con el buen uso de la educación para combatir la pobreza. Nuestra ley tiene obligaciones para atacar la desigualdad educativa y esto debe ser prioridad: los mejores maestros en las escuelas con mayor vulnerabilidad en sus estudiantes, y lograr buena educación pública para todos, no para algunos”.
Para Álvarez Trongé la alfabetización también forma parte de las prioridades y “requiere de un acuerdo de política de Estado”, que debería expresarse en “un plan apoyado por la evidencia internacional que siente los ejes de un método común para toda la República y que ponga como meta lograr leer en primer grado”. En tercer lugar, el presidente de Educar 2050 menciona a los docentes, sin quienes resulta imposible imaginar una mejora en la enseñanza: “No podemos pretender que la educación sea esencial sin tratarla como tal; es esencial la buena formación docente y una buena retribución por su enorme tarea”.