La brecha de género en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es un tema de constante estudio en el ámbito internacional. De acuerdo con UNESCO, en el mundo, las mujeres representan solo 35% de quienes cursan estudios de enseñanza superior en estas carreras.
Recientemente, se conoció el informe “Mujeres en STEM Desde la educación básica hasta la carrera laboral”, realizado por EsadeEcPol donde se señala que “la brecha de género en STEM aparece a edades tempranas” y se agudiza a medida que las estudiantes avanzan en el sistema educativo, lo que repercute en una menor presencia femenina en estudios y ocupaciones relacionadas con estos campos.
Este fenómeno no solo limita las oportunidades laborales para las mujeres en sectores con condiciones superiores, sino que también priva a la sociedad de modelos a seguir que podrían inspirar a futuras generaciones.
¿El comienzo de la brecha?
El área principal donde comienza a notarse esta brecha es la “autoconfianza y ansiedad matemática” que las niñas experimentan desde la educación primaria. El análisis arroja dos teorías principales: diferencias biológicas, centradas en divergencias cerebrales, hormonales o habilidades espaciales; y diferencias socioculturales, que atribuyen la brecha a estereotipos de género, comportamiento del profesorado y expectativas parentales, entre otros.
Desde temprana edad, las diferencias de autopercepción de habilidades, particularmente en matemáticas, se hacen evidentes. A los seis años, las niñas ya muestran autopercepciones más bajas, a pesar de tener desempeños comparables en pruebas objetivas. Estudios destacan que, a esta edad, tanto niños como niñas asocian la “brillantez” y las matemáticas más fuertemente con los niños. Estos estereotipos de género se intensifican con el tiempo. Sin embargo, las investigaciones revelan que los sesgos hacia el propio género disminuyen hacia la adolescencia, sugiriendo que la brecha de autopercepción podría tender a equilibrarse. Un estudio en Reino Unido vincula la pubertad y el rendimiento en matemáticas, concluyendo que la brecha de género en matemáticas tendría más un origen social que biológico.
¿Los docentes influyen?
Factores como la composición de género en las aulas y las actitudes y comportamientos de los profesores desempeñan un papel crucial en los resultados académicos y las elecciones educativas y profesionales de los estudiantes. Un estudio en Grecia demostró que tener una mayor cantidad de compañeras en el aula beneficia particularmente a las niñas en sus resultados en materias STEM, sugiriendo que la composición de género puede influir significativamente en su futuro educativo y profesional.
Por otro lado, la influencia del género del docente es notable en el desempeño y motivación de las estudiantes en ciencias y matemáticas, a lo largo de todos los niveles educativos. La interacción entre profesores y alumnos, así como las percepciones docentes sobre las capacidades de los estudiantes, impactan marcadamente en el desempeño académico y las decisiones relacionadas con sus futuros caminos educativos. Adicionalmente, se han identificado sesgos considerables por parte de los docentes, que asocian características masculinas con las ciencias y femeninas con las humanidades, y una creencia de que los niños rinden mejor en asignaturas STEM.
Falta de referentes
En el análisis también se señala la ausencia de referentes femeninos en áreas STEM como un factor que contribuye a perpetuar la brecha de género, al limitar los modelos a seguir para las futuras generaciones en estos campos. Esta carencia se hace notar en todas las etapas educativas, impactando negativamente en la autopercepción, confianza y expectativas de niñas y adolescentes hacia su futuro académico y laboral en STEM.
Tener acceso a mujeres que ejercen profesiones en ciencia, tecnología, matemáticas o ingeniería, ya sea en el ámbito escolar, familiar o personal, resulta clave para alentar a las jóvenes en momentos decisivos de su desarrollo educativo y profesional. Investigaciones destacan cómo la presencia de referentes femeninos desde la educación primaria hasta la universitaria mejora la autopercepción y confianza en matemáticas, así como la inscripción en carreras STEM, con intervenciones de bajo costo que producen efectos significativos.
Por ejemplo, el programa “Inspiring Girls” en España y “For Girls and Science” de L’Óreal en Francia, demostraron tener un impacto positivo al mejorar las percepciones de las niñas sobre su capacidad y éxito en estos campos profesionales, aumentando su interés y matriculación en estas áreas. Estas intervenciones también producen un efecto favorable en la relación de las estudiantes con las matemáticas y ayudan a desmontar estereotipos de género.
Además, se ha comprobado que la efectividad de estas iniciativas es mayor cuando no se enfatizan excesivamente las disparidades de género, sino la viabilidad y atractivo de las carreras STEM para las mujeres. En la educación superior, se observa un efecto similar: tener profesoras asistentes en una universidad de ingeniería, por ejemplo, no solo mejora las calificaciones en la materia de las estudiantes, sino que también aumenta la probabilidad de que opten por asignaturas más retadoras, especialmente cuando hay un mayor número de compañeras mujeres en el aula.
Retos en el mundo profesional
En el mercado laboral, las mujeres enfrentan desafíos adicionales para permanecer y prosperar en ocupaciones STEM. El informe señala que aunque algunos trabajos en estos campos ofrecen salarios más elevados y mejores perspectivas de futuro, las políticas de conciliación y las culturas laborales poco inclusivas suelen afectar negativamente la permanencia y progresión de las mujeres en estos campos.
En resumen, el estudio publicado en marzo de 2024, sugiere que se deben implementar cambios estructurales en el sistema educativo, promover la igualdad de oportunidades en el mercado laboral y concienciar sobre la importancia de la participación femenina en los campos científico-tecnológicos.