La evaluación es un proceso continuo y personalizado en la educación, cuyo objetivo es conocer cómo aprende cada estudiante y, en caso de ser necesario, se adopten medidas de refuerzo que garanticen la oportunidad de alcanzar los objetivos propuestos. Es una herramienta crucial para la toma de decisiones pedagógicas.
Existen diversos enfoques de la evaluación, que se eligen en función de su objetivo, su contenido y el momento en que se aplica, abarcando desde pruebas objetivas y exámenes hasta proyectos e informes. No obstante, con el avance tecnológico y el cambio en las dinámicas educativas, estas formas tradicionales pueden ya no ser del todo adecuadas para captar la esencia del aprendizaje en estudiantes que se desenvuelven en un entorno lleno de retos y expectativas diferentes.
Para responder a este panorama, se han desarrollado métodos innovadores de evaluación que buscan acoplarse con las necesidades actuales de los estudiantes, enfocándose en su ritmo y estilo de aprendizaje, así como en las habilidades críticas necesarias para el mundo moderno. Entre estas nuevas metodologías se encuentran la autoevaluación, el uso de diarios de aprendizaje, la creación de portafolios, la implementación de estrategias de metacognición, los exámenes en equipo y la aplicación de rúbricas detalladas.
Ticmas y la evaluación formativa
Ticmas es una solución integral para la educación que acompaña a estudiantes, docentes e instituciones educativas en la transformación digital, y ofrece una experiencia personalizada para que cada estudiante pueda acceder a contenidos, actividades y herramientas adaptados a su nivel, estilo y ritmo de aprendizaje. Además, les permite a los docentes diseñar, gestionar y evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje de forma flexible y sencilla, con el apoyo de la tecnología.
La personalización se acentúa también en el contexto de cada programa. En diálogo con Infobae, Noelia Napp, especialista en educación, líder de Asesoría y Formación Pedagógica de Ticmas, explica que no existe un módulo específico de evaluación, sino que cada programa tiene su propia forma de valoración, la cual está estrechamente vinculada al seguimiento personalizado.
Una de las ventajas clave de Ticmas es el enfoque en indicadores, que proporcionan al docente una valiosa información sobre el desempeño de los estudiantes a lo largo de su recorrido educativo. Algunos aspectos que se pueden evaluar mediante estas métricas incluyen:
1. Participación: ¿Cuánto leyeron los estudiantes? ¿Entraron al sistema o no?
2. Resolución de actividades: ¿Los estudiantes completaron las actividades asignadas? ¿Intentaron varias veces resolverlas?
3. Seguimiento formativo: A lo largo de la secuencia de aprendizaje, ¿cómo se desempeñaron los estudiantes en relación con los objetivos establecidos por el docente?
A diferencia de la educación tradicional que tomaba a la evaluación como hito de cierre de una unidad o de un período, Ticmas se basa en el concepto de evaluación formativa, que toma al aprendizaje como un proceso continuo. De esta manera, el docente puede hacer un seguimiento permanente de sus estudiantes a través de los distintos métodos disponibles, que permiten valorar el desempeño de los estudiantes en dimensiones y competencias.
Napp señala que, a través de un módulo específico para docentes, se puede acceder a métricas que evidencian el trabajo de cada estudiante. “Puedo ver, por ejemplo, cuántos intentos necesitó un chico para resolver una actividad. Entonces, si veo que en un contenido hizo siete intentos y no lo logró, yo podría asignarle una tarea extra o un contenido complementario para ayudarlo en ese proceso”.
Con su propuesta innovadora, Ticmas busca potenciar el aprendizaje significativo y personalizado de los estudiantes, así como el rol del docente como facilitador y guía del mismo.