Con diez años de funcionamiento, el programa “Líderes del Mañana” del Tecnológico de Monterrey se ha vuelto uno de los proyectos más emblemáticos de la institución. Nacido en el marco del 70º aniversario del Tec, a lo largo de una década ha forjado una comunidad —una “familia”, dicen ellos— de cerca de dos mil jóvenes, con alrededor de un millar de estudiantes activos y otro tanto de graduados.
“Líderes del Mañana” se destaca en el panorama universitario latinoamericano al perseguir el objetivo de potenciar el cambio, la movilidad social y la trascendencia a través del compromiso educativo. Inspirados en la convicción de Eugenio Garza Sada, fundador del Tecnológico, de que “la educación lo puede todo”, el programa otorga anualmente una beca que cubre el 100% de la colegiatura y la manutención a 200 jóvenes de bajos recursos para que puedan estudiar en el Tec. En estos diez años el programa ha contribuido significativamente en la transformación educativa y social, desafiando la creencia de que salir de la pobreza extrema lleva varias generaciones.
La combinación de sensibilidad social y formación en habilidades de liderazgo es uno de los factores que se espera que desarrollen los jóvenes del programa. En 2023, el Tec contrató un estudio externo que reveló que el 75% de los graduados están comprometidos en causas sociales y proyectos comunitarios y el 69% de ellos, principalmente de las primeras dos generaciones, ostentan roles gerenciales. Este respaldo pone de manifiesto el impacto duradero del programa en la formación de líderes con visión social y profesional. “La primera foto que hemos sacado es muy esperanzadora”, dice Miguel Ángel Valdez, director del programa en diálogo con Ticmas.
Pero para que el programa sea sostenible es necesario el respaldo financiero de los patrocinadores que apoyan a los estudiantes, y aunque cada año se presentan unos 20.000 postulantes —el año pasado rozaron los 25,000— solo es posible admitir al 1%. La postulación para 2024 cierra este jueves, 29 de febrero, y uno de los retos es ampliar su alcance. “El primer programa se formó con veinte donantes y hoy, a la fecha, tenemos 10.000″, dice Valdez, “que son familias, consejeros, voluntarios, empresas, organizaciones, fundaciones; así como también los propios ‘líderes del mañana’ que consiguen fondean dos becas por año con un sorteo”.
—Siempre es sorprendente la conciencia social del Tec. Siendo una institución privada, nunca deja de pensar cómo devolver la riqueza a través de la educación en proyectos sociales.
—Cuando me incorporé como director —dice Valdez— platiqué con el Ing. Hernández, que es presidente de FEMSA y uno de los fundadores del programa, y él me decía que esa era la idea original. El Tec tenía muchos años dando becas, pero nunca lo había dado de esta manera tan potente. Siempre eran porcentajes de beca o una combinación de beca y crédito, pero con el objetivo de ser más accesibles buscaron la idea de hacer una beca muy poderosa, para que un muchacho con una desventaja económica no tuviera que batallar ni pensar en nada más que no fuera concentrarse en el compromiso de vida que él tiene.
—¿Es posible aumentar la cantidad de becas?
—Se empezaron dando 180. Luego pasaron a 200 y más tarde a 220 becas. Ahora los donantes han lanzado el reto de que pudiéramos llevarlas al doble o al triple. Esto es una tarea fuerte de fondeo. Ojalá podamos ampliar todavía más ese número.
—Para aplicar a la beca, los estudiantes de preparatoria tienen que tener un promedio de 90, pero ¿qué requisitos tienen que tener para sostenerse dentro del programa?
—Lo que les pedimos durante el programa —y en esto ha sido muy exitoso— es que mantenga el promedio por arriba de 90 durante toda la carrera. Eso hace que casi el 100% de los jóvenes terminen con una mención de excelencia académica. Nos han comentado algunos rectores que en las graduaciones del Tecnológico, muchos de los premios a la excelencia se los llevan los jóvenes ‘líderes del mañana’. Ellos están muy comprometidos y nosotros les damos siempre el apoyo para que su desempeño académico sea total.
—Un reto de las universidades privadas que becan a estudiantes de clase baja, es que en el campus conviven personas de distintos estratos sociales, lo que puede provocar ciertas tensiones entre ellos. ¿Cómo evitan una segregación sobre los ‘líderes del mañana’?
—En mis 40 años de docente universitario experimenté muchas veces ese fenómeno, pero cuando llegué a aquí fue una gran alegría porque los ‘líderes del mañana’ tienen un prestigio que hace que sean muy bien aceptados y muy bien reconocidos. Además se dan tres cosas. Lo primero tiene que ver con que todos participan en el fondeo de las becas; los maestros, el personal administrativo, incluso los alumnos regulares y sus papás, los exalumnos. Lo segundo es que el programa ha sido muy posicionado: el Tec manda mensajes institucionales diciendo que es un programa privilegiado porque está dentro del compromiso social. En la cultura institucional, quien llega al Tec ve que este programa es de gran valía y eso provoca un respeto. Y lo tercero tiene que ver con el modelo educativo Tec21 que forma mucho en los compromisos sociales, en las habilidades sociales. Eso ha hecho que, en los nueve meses que llevo, no haya tenido ninguna queja por discriminación o porque no se siente a gusto, que se siente solo, etcétera. Es muy positivo que los muchachos se sientan muy bien, muy integrados. Y hay que reconocerles a los otros jóvenes, que tienen mayores posibilidades académicas, cómo los tienen en cuenta y los apoyan.
La postulación para la edición 2024 de “Líderes del mañana” cierra el jueves 29 de febrero. Más información