Llueve en Campana. Llueve y es una lluvia continua, persistente. Hay olor a tierra mojada y a la humedad del calor de febrero que se levanta con el agua. Unos ochenta maestros y profesores se amuchan en la galería del Salón Cultural del Club Ciudad, una casa de corte inglés con techos altísimos de madera. La lluvia cae como una cortina y los maestros hacen grupitos. Se saludan con abrazos, toman mate o Nescafé esperando que sea la hora para la primera charla. Cuando finalmente entran, todavía se ríen de las anécdotas de las vacaciones.
Faltan unas semanas para el comienzo de clases, pero ellos ya han vuelto a las escuelas para preparar el nuevo ciclo lectivo. Son días de reuniones y planificaciones, y esta jornada a la que ha convocado Ticmas se suma a las tareas para repensar los desafíos del año. En total, van a ser casi cuatro horas destinadas al aprendizaje socioemocional (ASE) y las habilidades digitales; dos temas que, a priori, no parecen tener conexión y, sin embargo, a lo largo del día se verá cómo hay muchos vasos comunicantes. Tal vez esa sea una de las funciones del docente: encontrar los vínculos imprevistos u ocultos que hay en la realidad.
“Es una mañana de capacitación pensada exclusivamente para los colegios que usan Ticmas”, dice Sara Argañaraz, que lidera el área de Desarrollo Estratégico de Ticmas y fue quien coordinó la presencia de maestros y profesores. Todos ellos vienen del Colegio San Roque y de las escuelas Nº 15 “Juan Bautista Alberti”, Nº 17 “Prof. Raúl Russell”, Nº 18 “José Manuel Estrada”, Nº 21 “Almirante Guillermo Brown” y la Escuela de Educación Secundaria Agraria Nº 1, en Isla Talavera.
Sin ASE no hay escuela
Tras una brevísima introducción del programa del día, Susel Jacquet se para en el escenario, se presenta —es licenciada en Psicología y trabaja Aprendizaje Socioemocional— y dice que su disertación lleva por título “Sentir para aprender, aprender para crecer”.
Un auditorio con tanta gente puede ser un reto para quien dé la primera charla: cómo hacer para captar y sostener la atención de todas esas personas. Pero Jacquet es una conferencista sólida que organiza los tiempos y plantea distintas estrategias para cada momento. La charla se basa en la teoría, pero también en estadísticas y evidencias.
Estadísticas:
- El 93% de los padres y madres creen que el Aprendizaje Socioemocional es importante en las escuelas.
- El 83% de los maestros sostienen que mejora los resultados académicos
- El 88% de los argentinos dicen que las habilidades blandas son imprescindibles para el trabajo
- El 92% de los empleadores dicen que las habilidades interpersonales son igual o más importantes que las habilidades técnicas.
Evidencias:
Diferentes estudios académicos respaldan el abordaje de las competencias socioemocionales en la escuela y señalan que:
- Mejora el rendimiento académico de los estudiantes
- Reduce los problemas de disciplina en los centros educativos
- Reduce el acoso y la agresión
- Funciona como predictora del bienestar futuro
Permanentemente hay un ida y vuelta con la audiencia. Antes que bajar línea, Jacquet propone espacios para la reflexión y el debate. Hablan de las cinco áreas clave de “Rueda CASEL” —sigla que, en inglés, refiere a la colaboración entre escuela y familias para el aprendizaje académico, social y emocional de los estudiantes—, y son la autoconciencia, la autorregulación, la conciencia social, las habilidades de relación y la toma de decisiones responsable.
Una maestra levanta la mano y cuenta cómo la experiencia en un 6º grado efectivamente redujo las situaciones de desbordes y gritos que se daban en el aula; otra, pero de nivel inicial, cuenta que el principal reto es ayudar a los nenes a desarrollar estrategias de autocontrol y tolerancia a la frustración. De a poco comienzan a sucederse los testimonios. Para cuando termina la charla, casi todos han dicho algo.
El “ticket de salida” es una invitación a que cada uno escriba en un muro digital —un “padlet”— las sensaciones que le dejó la charla. Algunos de los mensajes son: “Me voy con propuestas para reescribir con la mente y el corazón”, “¡Más arte en las escuelas!”, “Me llevo ideas y una motivación grande para este nuevo año”, “Una mirada más consciente sobre el trabajo en las distintas habilidades emocionales”, “Sin ASE no hay escuela”.
La palabra de los directivos
Con un aplauso se da por cerrada la charla de Susel Jacquet y hay unos minutos libres mientras se reacomoda el escenario y comienza la segunda parte de la mañana, que está a cargo de Walter Genoud, y va a hablar de habilidades digitales. Maestros y profesores aprovechan para levantarse y hacer grupitos en la galería, pero ahora no hablan de las vacaciones sino de la charla en la que acaban de participar.
En una de esas rondas, los directivos de cada colegio comparten sus opiniones y destacan la relevancia del tema. “La escuela tradicional ya no responde a las necesidades sociales”, dice Javier Buscassa del Colegio San Roque, “por lo que hay que repensar el formato y repensar fuertemente lo que ofrece”. Karina Nine, también del San Roque, agrega: “La educación emocional es muy importante para que los chicos se sientan a gusto, se sientan queridos, cuidados, acompañados”. Importante, necesario, fundamental: cada testimonio subraya la necesidad de abordar las competencias socioemocionales en el aula. “La realidad que está afuera del colegio impacta en lo social y económico”, dice Gustavo Pelini, socio gerente de Modo Acción —que gerencia la red educativa San Roque—, “y debemos generar una contención y un entorno más empático con lo que vive la sociedad”.
Hacia una alfabetización digital
De nuevo, todos los docentes ocupan sus lugares y Walter Genoud enciende el proyector. En la pantalla aparece una presentación hecha en Genially: “Cómo enriquecer tu clase con herramientas interactivas y digitales”.
Integrante del equipo de Formación Docente de Ticmas, Genoud ha dividido su disertación en cuatro momentos, y plantea una suerte de clase teórico-práctica. Comienza con el marco pedagógico y el alcance del diseño curricular, y luego reseña una serie de estrategias para integrar las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en el aula. También da un paseo por los principales recursos digitales y la implicancia de la inteligencia artificial en la educación.
Si bien el encuentro es muy rico en cantidad de herramientas, lo más interesante es cómo Genoud desmitifica la incorporación de la tecnología. La tecnología atraviesa todos los estamentos de la vida, pero suele pasar que muchos docentes consideran que la única razón de llevarla al aula es cuando se intenta provocar un giro copernicano. Y no necesariamente es así.
Genoud hace una encuesta. “¿Cuántos de ustedes usan herramientas de tecnología en el aula?”. Son demasiado pocas manos las que se levantan. Pero, lejos de amedrentarse, él dice que va a mostrar que son muchos más —si no todos— los que la usan y explica que, según el modelo SAMR, hay cuatro fases de intervención o incorporación. SAMR es el acrónimo de:
- Sustitución. En esta fase, la tecnología actúa como un sustituto directo de otras herramientas, pero no plantea que haya un cambio funcional. Se da, por ejemplo, cuando la clase busca información en internet o lee un PDF.
- Aumento. A la fase anterior se le agrega un cierto enriquecimiento digital. Aquí los estudiantes pueden acceder al contenido a través de distintos formatos y lenguajes, y presentar los resultados de su investigación en un documento compartido de Google.
- Modificación. Ahora, la tecnología permite un rediseño significativo de las actividades y los espacios de enseñanza y aprendizaje. Los estudiantes pueden socializar sus hallazgos a través de publicaciones en una red social o en un blog, y el resto del curso puede compartir allí mismo sus reflexiones.
- Redefinición. Llegados a este punto la tecnología ayuda a implementar nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje, que, de otra manera, habría sido imposible o muy difícil de llevar a cabo. Por ejemplo: hacer una entrevista por Zoom con el director del Museo de Ciencias Naturales o explorar con Google Earth las zonas del país donde viven las especies en peligro de extinción.
Genoud termina la explicación, que ha sido extensa y profunda, y hace otra vez la encuesta. Ahora sí, la gran mayoría levanta la mano. No sólo los que están en la fase de Redefinición son los que usan tecnología.
La charla sigue con una batería de herramientas que pueden trabajarse en el aula. Es una guía concreta, para no perderse en un laberinto de desarrollos. Habla de blogs (WordPress), podcasts (Soundtrap), videos por streaming (YouTube), herramientas para generar códigos QR, pizarras interactivas (Padlet), líneas de tiempo, presentaciones (Genially, Canva), plataformas para hacer infografías y mapas conceptuales, aplicaciones para fotonovelas y animaciones del estilo StopMotion, inteligencia artificial.
Varios profesores “pasan al frente” a probar las herramientas y todos se sorprenden de la sencillez. Otros, “los del fondo”, hacen chistes y se da esa situación de gente que se conoce hace mucho y juega a cargarse un poco. Hay un espíritu de camaradería y trabajo: el ambiente inmejorable para que surjan propuestas para llevar a las aulas.
Es la hora del almuerzo y los profes empiezan a irse. Desde las cocinas de las casas vecinas llega el olor de la comida casera. Hay saludos en la galería. Algunos se suben a los autos, otros se van caminando por la calle Chiclana hacia el sur. De un grupo de cuatro mujeres, una de rulos se da vuelta y señala al salón hace un gesto del pulgar hacia arriba. Van con los paraguas cerrados. En algún momento de la mañana ha dejado de llover.