Por qué el desarrollo de la curiosidad es la clave del éxito en el modelo de Lifelong learning

El aprendizaje continuo, también conocido como Lifelong Learning, es una habilidad esencial en un mundo que evoluciona constantemente. Si bien, uno de los pilares del aprendizaje para toda la vida está en que existan cursos y plataformas para fortalecer o crear nuevos conocimientos, tener inquietud por continuar con el desarrollo del saber.

La curiosidad es una cualidad que no solo despierta el interés, sino que también impulsa la búsqueda de conocimiento de manera incesante. En muchos sentidos, la curiosidad es el catalizador de la innovación. Las personas curiosas tienen un interés intrínseco y continuo tanto en su experiencia interior como en el mundo que les rodea.

En un artículo de investigación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recalca que la curiosidad es también el motor del logro intelectual, pues usualmente cuando las personas tienen más interés en un tema, les resulta fácil y más rápido de aprender. Las mentes curiosas también se asocian con un alto rendimiento tanto en el mundo académico como laboral y cada vez hay más evidencia que sugiere que cuanto más aprendes, más quieres aprender.

Todo el mundo posee curiosidad hasta cierto punto, aunque las personas diferirán según la profundidad y la fuerza de su curiosidad y su voluntad de actuar en consecuencia. En este artículo, ofreceré algunas sugerencias para ayudarte a tener más curiosidad.

La curiosidad actúa como un motor que impulsa a las personas a explorar, cuestionar y descubrir. Al desarrollar la curiosidad, se nutre una mentalidad de búsqueda constante de respuestas y soluciones. La curiosidad es la chispa que enciende el deseo de aprender, convirtiéndose en la fuerza motriz detrás del aprendizaje continuo a lo largo de la vida.

Si bien hay personas que no se consideran curiosas, es una habilidad que puede desarrollarse o fortalecerse para continuar con la adquisición de nuevos conocimientos. Uno de los primeros puntos para abordar la curiosidad es fomentar la exploración de diversos temas y disciplinas. Leer libros, artículos o ver documentales sobre áreas desconocidas puede abrir nuevas perspectivas y generar preguntas.

La ONU destaca en su artículo titulado “La Ciencia de la Curiosidad” que al navegar por nuevos temas, hay que formularse preguntas reflexivas que inviten a cuestionar el por qué de las cosas y buscar respuestas activamente. Estimular la mente para pensar más allá de la información superficial que se obtiene de un tema.

Para la curiosidad también es importante contar con oportunidades para la experimentación práctica o tener una participación activa en proyectos y actividades dentro del área que se está explorando. Lo anterior funciona además para relacionar el aprendizaje con experiencias cotidianas, ya que así puede demostrarse cómo el conocimiento se aplica en situaciones reales para despertar el interés y fomentar la conexión con el aprendizaje.

Es importante que bajo la exploración de nuevos temas, sobre todo con la experiencia práctica, se debe mejorar la resiliencia ante el fracaso. De hecho, las situaciones “negativas” son puntos importantes de oportunidad para aprender y mejorar.

Para promover y estimular el pensamiento crítico desde la perspectiva curiosa hay que analizar la información, cuestionar suposiciones y formar opiniones fundamentadas fomenta la curiosidad intelectual.

El desarrollo de la curiosidad no solo beneficia el aprendizaje en el momento presente, sino que también sienta las bases para una mentalidad de aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida. Aquellos que cultivan la curiosidad se enfrentan a nuevos desafíos con una mente abierta y una disposición a aprender, adaptarse y crecer.

Desarrollar la curiosidad no está exento de desafíos, pero sus beneficios superan ampliamente cualquier obstáculo presente en el camino. A medida que exploramos más a fondo esta habilidad, es crucial reconocer que la curiosidad puede enfrentar resistencia, ya sea por temor al desconocido o por la comodidad de la familiaridad. Sin embargo, superar estos desafíos trae consigo recompensas significativas.

Fomentar la curiosidad empodera a los individuos para dirigir su propio aprendizaje. La autonomía resultante les permite elegir sus áreas de interés y desarrollar un sentido de responsabilidad hacia su propio crecimiento intelectual.

La curiosidad actúa como un escudo ante la obsolescencia. Naciones Unidas expone que aquellos que son curiosos estarán mejor equipados para adaptarse a los cambios rápidos en la tecnología y la sociedad, garantizando su relevancia en un mundo en constante evolución.

La curiosidad y la creatividad están intrínsecamente conectadas, por lo que fomentar la curiosidad despierta la imaginación y la capacidad de encontrar soluciones innovadoras para los desafíos que se presentan.

Como parte de estos puntos, que a su vez son retos y oportunidades de beneficios, se puede generar una conexión con los otros, ya sea de forma individual o comunal. Al compartir preguntas, explorar respuestas y aprender juntos, se construyen relaciones significativas basadas en el intercambio intelectual y la colaboración. En ese sentido, este tipo de interacciones apelan al bien común al intentar entender los problemas del mundo, y buscarles una solución desde la diversidad.

“La curiosidad es una Súper Habilidad que promueve el aprendizaje social y emocional”, agregó la ONU en su artículo.

Para nutrir la curiosidad en adolescentes, educadores y padres desempeñan un papel vital. Crear un entorno que celebre la exploración y el cuestionamiento puede marcar la diferencia.

Hay tres puntos esenciales que los padres y madres de familia, así como los docentes, pueden realizar para alimentar la curiosidad desde la infancia:

1. Modelar la curiosidad:

- Los adultos pueden ser modelos de comportamiento. Compartir experiencias personales de aprendizaje continuo y demostrar una actitud abierta hacia la exploración envía un mensaje positivo.

2. Apoyar la diversidad de intereses:

- Reconocer y apoyar una amplia gama de intereses. No todas las mentes curiosas se inclinan hacia las mismas disciplinas, por lo que es crucial fomentar la diversidad de exploración.

3. Facilitar el acceso a recursos:

- Proporcionar acceso a bibliotecas, Internet, libros, juegos, ayuda a que las niñas y los niños se permitan explorar por sí mismos aquellos temas que les interesan y les generan preguntas que quieren resolver. Dar los materiales con los que puede resolver sus cuestiones es fundamental.

Además de ello, es importante que se generen espacios donde los niños, y en general las personas, puedan estar completamente presentes y concentrados para así prestar atención a los generadores de curiosidad. En ese sentido, no solo es necesario dejar a un lado los distractores tecnológicos, como el teléfono celular, sino también cuestiones mentales que nos generan estrés.

Finalmente, hay que destacar que sería imposible saberlo absolutamente todo y siempre habrá algo nuevo que aprender. Por ello, hay que quitarse el miedo de admitir que no se tienen todas las respuestas. Decir “No lo sé, pero puedo averiguarlo” te brinda la oportunidad de embarcarte en un capítulo completamente nuevo de descubrimiento.