Latinoamérica es una región con un gran potencial de desarrollo, pero también con desafíos importantes que deben ser abordados para aprovechar ese potencial.
Por un lado, los resultados de las pruebas PISA muestran que los jóvenes latinoamericanos tienen un desempeño inferior al promedio de los países de la OCDE en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias. En particular, los jóvenes latinoamericanos tienen dificultades para comprender y aplicar conceptos complejos, resolver problemas y comunicar sus ideas de manera efectiva. Estos resultados son preocupantes, ya que muestran que los jóvenes latinoamericanos evidencian grandes dificultades para adquirir las competencias básicas, necesarias para el éxito educativo y laboral, lo que no solo limita las oportunidades en su desarrollo personal y profesional de los jóvenes, sino que también afecta al crecimiento económico de sus ciudades, países y la región en su conjunto.
Por otra parte, las empresas latinoamericanas están buscando cada vez más talento joven con habilidades blandas y digitales, aunque muchos no cuentan con estas habilidades, lo que les dificulta encontrar un empleo o ascender en su carrera profesional. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el empleo juvenil es uno de los desafíos laborales más apremiantes que enfrentan los países de América Latina y el Caribe. La tasa regional de desocupación juvenil de 15% triplica la tasa general y duplica la de los adultos, mientras que seis de cada 10 jóvenes que si tienen ocupación, la ejercen en condiciones de informalidad.
Las habilidades blandas son aquellas que permiten a las personas interactuar y trabajar eficazmente con los demás; mientras que las habilidades digitales son aquellas que permiten a las personas utilizar las tecnologías de la información y la comunicación. En el mundo actual, tanto las habilidades blandas y digitales son cada vez más importantes para el éxito en el ámbito educativo y laboral.
Finalmente, en Latinoamérica, existe un gran número de personas que no consiguen empleo o que ganan poco dinero debido a limitaciones en su formación. Estas personas podrían beneficiarse de la transformación digital, aprendiendo habilidades que les permitan trabajar desde sus casas o desde sus comunidades (importante para evitar el desarraigo) pudiendo encontrar empleo en una variedad de sectores, como el comercio electrónico, el marketing digital, la programación y la atención al cliente, adonde la presencialidad no es importante y pasa a un segundo plano.
Hay que trabajar para convertir a las ciudades como hubs de talento para los países; a los países como hub de talento para la región; y a Latinoamérica como hub de talento para el mundo. Es una tarea a realizar en conjunto con colegios secundarios, universidades, gobiernos y empresas, desde los pueblos más pequeños y remotos hasta las ciudades más importantes.
Para mejorar la educación en Latinoamérica, es necesario invertir en la formación continua y actualizada de los docentes (esto incluye proporcionarles un buen salario y oportunidades de desarrollo profesional conforme al valor que aportan a sus alumnos), mejorar la calidad de los materiales educativos y la experiencia en el aprendizaje (que además fomente el autoaprendizaje y el trayecto personalizado) y ofrecer oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para para desarrollar habilidades blandas y digitales de forma permanente.
Debemos ser conscientes que la tecnología en educación nos permite transformar vidas en corto plazo. En cuatro o cinco meses logramos que una persona que no sabía nada de programación consiga su primer empleo; que una emprendedora social aprenda a vender sus productos online desde su país a cualquier parte del mundo; o que alumnos que ingresan a la universidad mejoren su desempeño y reduzcan su deserción al acceder a una plataforma de nivelación en matemáticas y lectura y comprensión de textos.
Hoy, para cambiar la realidad, sea para mejorar el desempeño en las pruebas PISA, el desempeño profesional, crear fuentes de empleo de calidad y potenciar el desarrollo económico de pueblos, ciudades o países no se requieren grandes inversiones ni intrincadas políticas, ni grandes inversiones o plazos extensos. La tecnología, sumada a contenidos relevantes y mentalidad de desarrollo son tres elementos clave que pueden implementarse de forma rápida y permiten obtener resultados en muy corto plazo.
Recordemos la frase de Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
* Diego Pasjalidis es director de Ticmas Academy, el programa de la experiencia educativa Ticmas que se dedica al aprendizaje continuo con cursos caracterizados por un aprendizaje personalizado, formación audiovisual e interactiva, accesibilidad desde cualquier dispositivo, conocimientos tangibles y significativos