“Lo que hoy ha empezado como una novela de ciencia ficción mañana será terminado como reportaje”. Fredi Vivas toma esta frase de Arthur C. Clarke como acápite de su nuevo libro, Invisible. La inteligencia artificial en nuestra vida (Sudamericana). Emprendedor y tecnólogo especializado en IA, Vivas estudió Ingeniería en Sistemas Informáticos y realizó estudios de posgrado sobre inteligencia artificial, machine learning y big data en Singularity University, que tuvo su sede en la NASA. Es coordinador del programa Data & AI Strategy de la Universidad de San Andrés y uno de los profesores invitados del curso “Tecnologías Emergentes”, que está coorganizado por Ticmas y la Universidad de San Andrés.
Invisible sigue la línea de su libro anterior, Cómo piensan las máquinas (2021) que explicaba la inteligencia artificial en el momento anterior a la popularización de la IA Generativa —y cuyo ejemplo más paradigmático iba a ser ChatGPT—. Vivas está acostumbrado a hacer escuela y vanguardia. Aquel primer libro tenía una característica tan notable para ese tiempo que merecía un aviso en la portada: el prólogo estaba escrito por una IA. Hoy parece algo tan simple, pero para entonces —¡han pasado sólo dos años!— era un adelanto que rozaba la magia. En ese sentido, Invisible habla más de los seres humanos que de las máquinas y muestra cómo hemos naturalizado la tecnología al punto de haberla vuelto transparente, de incorporarla en la vida sin darnos cuenta.
“Dicen que aquellas tecnologías que son suficientemente complejas y sofisticadas se vuelven invisibles. Son parte de una especie de commodity con el que contamos y que, a pesar de que no le prestamos mucha atención, resulta fundamental para hacer casi todo lo que hacemos. La electricidad podría ser un buen ejemplo de una tecnología invisible”.
Invisible tiene una estructura doble. Primero hay una serie de relatos que homenajean a la ciencia ficción clásica como las de Clarke, Philip K. Dick y Asimov. Así, en la primera historia “bladerunnereana” un robot a punto de ser discontinuado es rescatado por su nieto, y en otra, un chico que sufre bullying entrena a un robot para que lo custodie en la escuela. La influencia de Black Mirror o Years and Years aparece en los cuentos donde a una persona le borran todos los registros digitales y en otra donde hay un país gobernado por máquinas. Pero luego, cada trama se explica a partir de un principio moderno y actual sobre la tecnología: la forma en que aprende una IA, la ciberseguridad, la obsolescencia programada, los algoritmos, etc.
Podrá criticársele a Vivas que actúa como el que revela el truco del mago o el que cae en una pedagogización extrema, pero Invisible cumple con el objetivo de explicar concreta y sencillamente términos que de otro modo podrían perderse en los laberintos de la hiperespecialización. Tomemos por caso el relato “In dubio pro machina”, donde revive Arthur C. Clarke. Dice Vivas:
“La clave para revivir a un personaje histórico en el mundo digital radica en la recopilación de información. Se deben reunir discursos, escritos, cartas y otros textos asociados con esa figura. Estos datos actuarán como una especie de ‘ADN lingüístico’ del personaje para que el modelo aprenda y emule su estilo y personalidad. El proceso de entrenamiento implica utilizar algoritmos avanzados de aprendizaje automático, como las redes neuronales artificiales, por ejemplo. Los transformadores generativos preentrenados, comúnmente conocidos como GPT, son una familia de modelos de redes neuronales que utilizan la arquitectura de transformadores y representan un avance clave en la inteligencia artificial que impulsa las aplicaciones de IA generativa conversacional, como ChatGPT”.
Invisible incluye los diez nuevos principios de la inteligencia artificial, una suerte de decálogo que busca reglar los desarrollos y que hablan de calidad, interacción, responsabilidad, privacidad, etc. Pero, si las tres leyes de la robótica acuñadas por Isaac Asimov terminaban desembocando en la revolución de Yo robot, cabría preguntarse si los diez principios pueden llevar a que la inteligencia artificial extinga a la humanidad. ¿Los seres humanos —se pregunta Vivas— tendremos la capacidad de controlar la IA o presenciaremos un cambio de roles?