En México y América Latina los temas financieros aún resultan un tabú social debido a que la mayoría de la población no recibe educación financiera en ninguna etapa de su vida, por lo que toca aprender sobre la marcha con un margen alto de “prueba y error”.
De acuerdo con un informe del Banco Mundial publicado en 2019, tan solo en México el 51% de la población declaró no recibir este tipo de aprendizaje; mientras que de aquellos mexicanos que afirmaron haber recibido alguna orientación sobre temas financieros, el 26% señaló que fue de parte de su mamá, 22% de su papá y 7% de los maestros.
Pese a estas cifras, para las economías de América Latina la inclusión financiera es una prioridad, debido al potencial positivo que ésta tiene para reducir la desigualdad y la pobreza, así como sobre el crecimiento económico. En ese sentido, el informe La educación financiera en América Latina y el Caribe. Situación actual y perspectivas, publicado en 2013 por el Banco del Desarrollo de América Latina y el Caribe, muestra que un aumento de 10% en el acceso a los servicios financieros genera una reducción de 0.6 puntos en el coeficiente de desigualdad de Gini, mientras que un aumento de 10% en el crédito privado reduce la pobreza en cerca de 3 por ciento.
Las iniciativas para aumentar los niveles de inclusión financiera requieren un mejor acceso a los productos, a través de una oferta adecuada, asequible y accesible, así como una demanda que garantice el uso adecuado de los mismos. El acceso a los servicios financieros en general, y al crédito en particular, es bajo en América Latina, principalmente por la falta de un marco que enseñe sobre el sistema financiero.
Los datos que dan a conocer los organismos internacionales internacionales pueden resarcirse si desde la educación básica en alianza con el hogar se introducen los conceptos necesarios que den forma a la organización de las finanzas personales.
Según estudios, los más pequeños pueden aprender conceptos esenciales sobre dinero como “ahorro” y “gasto” a temprana edad, mientras que los hábitos financieros se forman alrededor de los siete años de edad. Ya en la adolescencia es pertinente comenzar a introducir temas fiscales, sobre todo porque en esta etapa se inicia con algunos primeros empleos.
¿Qué son las finanzas para niños?
Se llama a aquellas acciones que están destinadas a enseñarles a los niños sobre conceptos financieros como por ejemplo, el valor del dinero, ahorro, gasto e inversión, a través de actividades cotidianas. La idea es familiarizarlos con este tipo de nociones desde temprana edad para que puedan en el futuro, llevar una vida adulta con responsabilidad financiera.
Entre más temprano tanto los padres como en las escuelas comiencen a hablarles a sus hijos sobre aspectos financieros y aprovechen las instancias cotidianas para enseñarles sobre el valor del dinero, mejor será su preparación para la vida adulta.
Es en esta etapa de la vida de los niños donde se construye su manera de pensar y de entender el mundo que los rodea. El punto de partida puede ser algo tan sencillo como decirles una frase como: “el dinero no crece en árboles”. Al explicarles ese sencillo concepto, comenzarán a entender el valor del mismo y su carácter limitado. Luego de eso, serán las actividades cotidianas que realices junto a ellos, las que los ayudarán a madurar cada vez más su educación financiera.
Al contar con los conocimientos y las experiencias que les transmitieron sus padres, los niños serán capaces en su vida adulta de realizar acciones como cuidar sus finanzas personales, ser consumidores responsables, ahorrar para imprevistos, evaluar responsablemente si pueden endeudarse o cómo guardar dinero extra para el retiro.
¿Cómo iniciar la educación financiera en la infancia?
Tal como se les enseña a los niños a temprana edad sobre conductas de higiene, de alimentación o de actividad física, así mismo debería ser con los hábitos financieros. Si se hace de manera correcta, podrás cambiarles positivamente el futuro a tus hijos, ya que es en la infancia donde estas conductas quedan más afianzadas en los más pequeños.
Ante esta necesidad, algunas instituciones bancarias y gubernamentales, como la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) en México, han desplegado una serie de recomendaciones y materiales gratuitos para que padres y madres de familia comiencen a incorporar la enseñanza de las finanzas personales desde la niñez.
- Hablar de manera clara de la forma en que los padres trabajan, para ganar un salario y cubrir todas las necesidades de la familia ayuda a que los niños dimensionen el valor del dinero.
- Actividades cotidianas como hacer un presupuesto para la comida familiar o el que se da a los niños y niñas para gastar dentro de la escuela, los puede ayudar a madurar cada vez más su educación financiera.
-Con juegos didácticos los niños pueden conocer conceptos introductorios de manera divertida y sencilla. Con las nociones básicas pueden comenzar a involucrarse en sus finanzas personales, como por ejemplo, cómo sacarle más provecho a su domingo o mesada.
-Establece metas y prioridades para fomentar el hábito del ahorro. Animar a las infancias a llevar la cuenta exacta de lo que guardan y explicarles que con ello podrán obtener algo que quieran comprar
-Tener un buen manejo de las finanzas personales y hacer partícipe a las y los niños. Hay que explicarles que cada elección implica seleccionar una cosa y descartar otra y, enséñales a elegir de acuerdo a sus necesidades y preferencias
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