Hace más de un mes que el huracán Otis, que ocurrió el pasado 25 de octubre, ocasionó una crisis humanitaria en la costa de Guerrero por la falta de acceso a servicios básicos, la destrucción de las viviendas y los daños en los servicios públicos.
Debido al paso del desastre natural, también se ocasionó la falta de condiciones mínimas de salubridad, seguridad e infraestructura, por lo que la autoridad educativa local indicó el cierre temporal de escuelas en los municipios afectados. Al inicio, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana declaró 46 de los 85 municipios del estado como zonas de desastre, en los cuales se alojan a siete de cada 10 estudiantes de educación obligatoria en Guerrero.
Pese a la gran cifra estudiantil, las autoridades educativas aún no terminan de evaluar y cuantificar los daños que sufrieron las escuelas. Si bien la Secretaría de Educación de Guerrero reporta daños en 369 planteles de educación obligatoria con afectaciones por el huracán, estos reportes refieren únicamente a Acapulco y Coyuca de Benítez, es decir, solo se contabilizan los daños en dos de los 46 municipios señalados.
Ante este resultado cuantitativo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un análisis basado en el tamaño de la matrícula, el cuerpo docente y las escuelas que se encuentran dentro del total de comunidades afectadas en Guerrero, con lo que estima que dentro de los 46 municipios afectados por el huracán, hay 625 mil estudiantes, 38 mil docentes y 7 mil 498 escuelas de educación obligatoria afectadas por el cierre de escuelas debido a la emergencia.
Ante la cifra de más de 500 mil estudiantes afectados, el IMCO enfatizó que se debe priorizar la recuperación de servicios educativos y así reducir en una parte el daño causado por el huracán. Sin embargo, a tres semanas del paso de Otis, no hay una estrategia para prevenir los estragos que esta crisis tendrá sobre la educación.
De acuerdo con el Plan General de Reconstrucción de Guerrero, la recuperación educativa dista de ser una prioridad, pues aunque en él se considera un monto de 10 mil millones de pesos para el abastecimiento y mejoramiento de líneas de distribución de agua, drenaje, arreglo de calles, alumbrado público, hospitales, escuelas, los dos aeropuertos y otros servicios, no se especifican los alcances que este deberá para su aplicación en temas educativos.
Tampoco se ha trazado una ruta de emergencia para la reconstrucción prioritaria de escuelas, con el propósito de reducir al mínimo su cierre prolongado y evitar así las repercusiones que esta prolongada interrupción tendrá en la educación de los niños y jóvenes que viven en las zonas más afectadas.
Guerrero se ubica como la tercera entidad con la escolaridad promedio más baja en el país. Mientras que la escolaridad promedio a nivel nacional es de 9.7 años, el estudiante promedio en Guerrero cuenta con 7.6 años de educación, lo que equivale a terminar primero de secundaria. En ese sentido, por cada 100 habitantes de 15 años y más, hay 12 que no tienen ningún grado de escolaridad y sólo 16 terminan la educación superior. Además, cerca de 10 por ciento de los niños y jóvenes entre 3 y 14 años que viven en el estado no asisten a la escuela.
Cómo afecta la interrupción escolar
La interrupción de las clases presenciales puede afectar negativamente la continuidad del aprendizaje, especialmente para aquellos que ya enfrentan desafíos socioeconómicos y de quienes no tienen acceso a Internet. En ese sentido, el Banco Mundial ha reportado que un estudiante promedio que deja de asistir a clases por períodos prolongados de tiempo, podría perder un ocho por ciento de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
Más allá de las cifras, el IMCO resalta que el primer paso para evitar que las consecuencias educativas se agraven es tener un recuento acertado sobre la realidad de 7 mil 500 escuelas en los municipios afectados por el huracán.
Además de apoyos monetarios por parte del Gobierno, se debe no solo basarse en la infraestructura escolar, sino también en proporcionar apoyo emocional a los estudiantes y maestros afectados, así como implementar estrategias flexibles, como educación en línea o la adaptación de espacios para fines educativos, con el objetivo de garantizar la continuidad del aprendizaje en todos los municipios afectados por el huracán Otis.
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