En pocos días se realiza en Bogotá la cumbre Colombia 4.0. Organizada por el Ministerio de Tecnología y Comunicación Nacional, es uno de los eventos más importantes de la región sobre los ecosistemas digitales. Colombia 4.0 tendrá un recorrido especial dedicado a la educación y a las compañías EdTech —una abreviatura que reúne los desarrollos tecnológicos dedicados a la educación—. Con la presencia de figuras de toda América Latina. Uno de los invitados más destacados es el brasileño Thiago Payva,
co-fundador de la Asociación Interamericana de EdTechs y ex vicepresidente de HollonIQ, quien, antes de viajar, habló del presente del sector. “Por sus características, es una industria casi única en el mundo”, dijo.
—La tecnología fue la única herramienta que sostuvo la educación en pandemia, pero en el tiempo inmediatamente posterior hubo quienes plantearon una reacción para regresar al escenario previo. ¿Cuál es la situación en este momento?
—Hoy prestamos atención a las EdTechs que crean impacto. Eso es muy importante. En Brasil estamos discutiendo en los gremios y las asociaciones el poder de la enseñanza en línea. Hace unas semanas, el Ministerio de Educación empezó a dar señales sobre una nueva regulación para esta clase de educación. La enseñanza en línea le ha dado acceso a la educación superior a toda una generación, pero, al mismo tiempo, el 80% de los alumnos de ese nivel educativo asiste presencialmente a clase. Necesitamos impulsar ideas sobre la educación en el país.
—Brasil es un continente en sí mismo y la cantidad de EdTechs brasileñas supera largamente a las de cualquier otro país de la región. Pero ¿se puede “exportar” esos modelos al resto de Latinoamérica?
—Yo suelo decir que Brasil es una tremenda paradoja. Tenemos potenciales extraordinarios de acceso a la educación. Tenemos el PROUNI, que es el programa de la Universidad para Todos; hay programas de financiación. Pero, al mismo tiempo, tenemos un gap increíble entre los alumnos que terminan la educación media y los que consiguen avanzar hacia la educación superior. Hablamos de 20 millones de jóvenes que no llegan a la educación superior. No llegan, no por un corte cultural o laboral, sino porque no tienen los recursos. Otra diferencia con la región es que, en Brasil, el 80% de los estudiantes va a la universidad privada. Sin embargo, en esa gran paradoja, hay iniciativas que pueden apoyarse entre los demás países de la región. Yo soy un gran entusiasta de la co-creación. No necesitamos reinventar la escuela. No necesitamos mirar a los Estados Unidos o a Europa. Hay iniciativas de Argentina, de Colombia, de México que pueden venir a Brasil para explorar ideas conjuntas.
—En este año, HollonIQ presentó un informe donde la inversión en EdTech fue lógicamente menor al período de la pandemia. ¿Cuándo va a volver a crecer?
—Este es un tema interesantísimo. Acabo de escribir un artículo sobre esto en LinkedIn, y voy a preparar otro para fin de año. La educación es una industria muy distinta a las demás. Es increíble. Podemos cambiar vidas y sociedades. Tiene un impacto directo en las personas y sus familias. Es un proceso que se da a largo plazo, nunca en el corto: hablamos de cinco, seis, siete años. Y, claro, en el mundo de los negocios —y no es que sea algo malo—, el tiempo de retorno de las inversiones no puede esperar. En 2021, tuvimos el boom de las EdTechs por la pandemia y después volvimos a una retracción. Ahora, los grandes fondos están observando cómo va a impactar la inteligencia artificial en las EdTechs. No creo que en los próximos años vayamos a tener un boom como el 2021. Sin embargo, las inversiones no se pararon. Hay grandes fondos, como Reach Capital, que manejan millones de dólares.
—Si el tiempo de retorno puede tomar varios años, ¿eso implica que los jugadores de esta industria tienen que ser grandes jugadores? Agregaría, además, que si hablamos de cinco a siete años estamos ante un período mayor al de un mandato presidencial, donde cada gestión suele hacer cambios en la política educativa.
—Yo no hablaba en términos de inversión, sino sobre todo de impacto. Ese es el tiempo que lleva generar impacto a nivel social. Y, claro, los gobiernos cambian cada cuatro años y eso trae una incertidumbre, porque no sabemos cómo van a afectar. Pero, si se me permite dar el ejemplo de una EdTech enfocada en el impacto de la tecnología, quiero mencionar a Sima Robot, de Chile. Ellos están desarrollando un pequeño robot que ayuda a los niños en las escuelas. Es una empresa de dos personas que está generando impacto positivo. Con esto quiero decir que sí, claro que hay espacio para los players pequeños. Los grandes tienen un margen mayor para negociar, para invertir, etc., pero, sin duda alguna, los pequeños players son una parte de suma importante en nuestro ecosistema.
—Si hoy manejaras un fondo de inversión, ¿en qué área y en qué país invertirías?
—No sería la opción número uno, pero sin duda alguna, miraría la industria de lifelong learning, el aprendizaje para toda la vida. Es una tendencia de la que ya no se vuelve a atrás. No quiero decir que un diploma de grado ya no sea importante, pero hoy muchas empresas piensan en cómo capacitar a los profesionales para que apoyen el proyecto de la compañía. Otro tema clave es el impacto en K12: la escuela básica y media. Hay una brecha enorme en los niños. Debemos asegurar una educación de calidad que les permita ingresar en la universidad y cambiar su vida, su futuro. K12 es todavía mi primera opción. Y, si hablamos de mercados, Brasil es un blue ocean, pero en México hay muchos y muy buenos competidores. Colombia también es una gran oportunidad. Y en la Argentina, primero miraría cómo se recompone el escenario tras el cambio de gobierno, y luego, sí, también consideraría invertir.