Al terminar el ciclo lectivo 2023, al menos 6 jardines de infantes de la Ciudad de Buenos Aires habrán cerrado sus puertas. La inflación creciente, los aumentos en los alquileres, las actualizaciones salariales imposibles de trasladar a las cuotas y la pérdida de poder adquisitivo de las familias componen un panorama crítico desde el punto de vista económico, que se acumula con los efectos persistentes de la pandemia.
“El nivel inicial de gestión privada está en crisis”, planteó Paola Signoretta, presidenta de la Cámara de Institutos Educación de Nivel Inicial de la Ciudad de Buenos Aires (CENICABA). “Tal como se venía anunciando, los jardines maternales y de infantes de CABA de gestión privada no pueden sostenerse sin auxilio estatal”, señaló la cámara en un comunicado.
Desde CENICABA denuncian el cierre de 7 jardines, pero desde el Ministerio de Educación de la Ciudad dijeron a Infobae que la supervisión del nivel inicial tiene registrados 6 cierres: uno sucedió en octubre y otros cinco están previstos para cuando termine el ciclo lectivo 2023. El más sorpresivo fue el del Coghlan School, que después de casi 40 años de funcionamiento interrumpió sus actividades el pasado 27 de octubre: ni siquiera terminaron el año.
Otro jardín tradicional de la Ciudad, el bilingüe Cinderella-El Centavo, de Recoleta, anunció su cierre a fin de año, así como otras instituciones en Chacarita, Flores, Villa Ortúzar, Parque Patricios y Núñez. En este último caso, sin embargo, el cierre no sería definitivo sino que podría resolverse con la mudanza del jardín a otro edificio.
En todos los casos, se trata de jardines maternales y jardines de infantes de gestión privada, que reciben a niños a partir de los 45 días de vida. Actualmente la obligatoriedad del jardín comienza en sala de 4, aunque la ley Nº 27.045 de 2014 establece también la universalización de la sala de 3.
“Las causas de esta debacle tienen que ver con que, desde la pandemia, los jardines que llegamos hasta acá lo hicimos por medio del endeudamiento”, dijo Paola Signoretta a Infobae. “En este contexto hiperinflacionario, los insumos aumentan constantemente. Las paritarias que se renuevan mes a mes dificultan la planificación; muchos jardines tuvieron que sacar préstamos para pagar los sueldos de los docentes, que por supuesto deben actualizarse en esta situación”, agregó.
“Si no traslado esos aumentos a las cuotas, no puedo seguir. Las cuotas entonces se van a las nubes, pero a las familias también les aumenta todo y no pueden pagar”, explicó Signoretta, que es dueña de tres jardines privados. “El margen de ganancia es mínimo. Para quienes tenemos jardines, estos son proyectos de vida, no son empresas”, señaló.
Fuentes del Ministerio de Educación porteño atribuyeron los cierres a “la situación del mercado inmobiliario, que impone incrementos de entre el 200 y 500% en los precios de los alquileres, la exigencia de que sean abonados en dólares y el contexto inflacionario que impacta directamente sobre los gastos corrientes. Esta situación hace que muchos propietarios no puedan pagar los alquileres sin incrementar las cuotas a las familias de manera desproporcionada”.
Desde el Ministerio también vincularon el fenómeno de los cierres con la baja en la tasa de natalidad. Según datos oficiales, en Argentina los nacimientos disminuyeron más del 30% desde 2014. De acuerdo con cifras de la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de 40.913 bebés que nacieron en CABA en el año 2015, se pasó a 25.560 en 2021.
En CENICABA denuncian que los cierres de jardines maternales implican que “las familias deban salir a buscar vacantes que el Estado no tiene”, mientras que los docentes y el personal no docente “pierden sus fuentes de trabajo”.
En muchos casos, aseguran, los chicos terminan siendo derivados a los Centros de Primera Infancia (CPI) que dependen del Ministerio de Desarrollo Humano, por fuera de la órbita de Educación, “en detrimento de la igualación de derechos tanto para niños como para docentes precarizados”. Otras alternativas son “cuidadoras, jardines rodantes o grupos de juegos sin ninguna regulación y, por lo tanto, sin las medidas de seguridad necesarias”, dijo Signoretta.
La presidenta de la cámara que nuclea a los jardines privados explicó que se reunieron con las autoridades y con referentes de todos los partidos políticos en CABA. Aseguró que no recibieron una solución estructural, que la respuesta oficial es que “no hay presupuesto” y que ahora esperan “poder lograr algún avance con la nueva gestión que comienza el 10 de diciembre”.
“Nuestro planteo es que hay que generar una herramienta de apoyo porque los jardines privados no estamos en igualdad de condiciones que las escuelas primarias o secundarias que reciben subvención. En CABA hay 200 jardines privados independientes (es decir, que no forman parte de una escuela con primaria y secundaria); ninguno recibe subsidio estatal. En el jardín maternal nosotros tenemos que pagar un salario docente cada 5 alumnos, en primaria vos podés tener 40 alumnos para cubrir el sueldo de un maestro”, comparó Signoretta.
El comunicado de CENICABA señala que en los últimos 3 años cerraron 50 jardines en CABA. Desde el Ministerio atribuyeron el fenómeno a los efectos de la pandemia y la interrupción de clases presenciales.
La situación de los jardines maternales en CABA se suma a los cierres de escuelas en la provincia de Buenos Aires, donde hay 200 escuelas privadas, con y sin aporte estatal, que atraviesan dificultades financieras severas, y otros 30 colegios en “riesgo serio de cierre”, según denunció la Asociación de Colegios Privados de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA). En total, esas instituciones nuclean a casi 10 mil alumnos y más de 1100 docentes.