“En el campo de las Ciencias Sociales, no solamente en el de la Educación, si uno opera sobre la realidad (por ejemplo, es un investigador de mercado), se siente menos importante que si es un investigador, un académico. Parece haber un problema con mezclarse con la realidad, que en verdad es mucho más complejo que teorizar. Cuando se opina desde afuera sobre lo que habría que hacer, obviamente no se requiere ninguna validación empírica, y siempre parece que tenés razón”.
Las palabras pertenecen a Inés Aguerrondo (1943-2023), una referente de la educación argentina, que justamente logró articular en su carrera profesional la reflexión teórica, la docencia y la intervención sobre la realidad por medio de la política educativa. Aguerrondo falleció este lunes a los 80 años: había cumplido hace dos semanas. Socióloga egresada de la Universidad Católica Argentina (UCA), se especializó en planeamiento educativo y fue funcionaria técnica durante 30 años en el Ministerio de Educación de la Nación. Era respetada por especialistas de distintos sectores ideológicos; le gustaba presentarse como “adicta a la innovación educativa”.
Con estudios de posgrado en planificación educativa y en política social, Aguerrondo fue subsecretaria de Programación del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación entre 1993 y 1999, durante el gobierno de Carlos Menem. Antes de eso, había pasado 26 años en el equipo de Planificación Educativa, primero a cargo del sector de Investigación Educativa (1966-90) y luego como subdirectora de la oficina (1991-92). En 1997 fue reconocida por sus 30 años de servicio en el Ministerio de Educación de la Nación.
Fue consultora en temas de gestión de reformas educativas para organismos internacionales como la OCDE, UNESCO, UNICEF y OEA. También fue docente en las maestrías en Educación de las universidades de San Andrés, Di Tella y ORT, en las carreras del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina, y en la Maestría en Ciencias Sociales de FLACSO.
Como investigadora, escribió numerosos artículos y libros, muchos de ellos colectivos, entre los que se destacan la trilogía Escuelas del futuro (Papers, 2002), La escuela como organización inteligente (Troquel, 1996), La planificación educativa como herramienta de cambio (Troquel, 1990) y, de manera más reciente, La supervisión educativa en un mundo cambiante (Kapelusz y UCA, 2020), coescrito con Rosana Sampedro; y La trastienda de la educación (Aique, 2023), compilado por Claudia Romero.
“Creemos, con una mirada ‘simple’ o simplificadora, que porque se toma una decisión política en un momento eso va a ocurrir y nos decepcionamos cuando vemos que, frente a las grandes buenas decisiones, no pasa nada, se quedan en buenas intenciones. Se piensa, con mirada ‘simple’ o simplificadora, que porque la investigación dice cómo mejorar algo de la educación eso se va a poner en práctica. Y en la realidad no pasa nada”, reflexionaba Aguerrondo en una entrevista realizada en 2022 para una publicación de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Educación de la Nación.
“El enfoque de la complejidad, que hoy está creciendo entre los estudiosos de las Ciencias Sociales, ayuda a entender por qué pasa eso. Lo más importante en esta nueva perspectiva es entender que la realidad está hecha de muchas capas, de muchos sistemas (personales, grupales, institucionales) que interactúan entre sí y se influencian de tal manera que es muy difícil predecir qué va a pasar frente a una decisión determinada. Se puede reconstruir para atrás, pero no se puede predecir con certeza hacia adelante”, explicaba Aguerrondo.
En su experiencia al frente de la Subsecretaría de Programación Educativa, Aguerrondo participó del proceso de reforma educativa que implicó la Ley Federal de Educación (1993), una tarea que involucró cambios curriculares, un nuevo modelo de gestión y organización de las escuelas –por la descentralización que implicó la transferencia a las provincias–, modificaciones en la formación de docentes y asistencia técnica a las provincias.
“En ese proyecto de cambio es donde me invitó a participar Susana Decibe, secretaria de Educación de (el entonces ministro) Jorge Rodríguez, antigua alumna mía en la maestría de FLACSO”, contaba Aguerrondo en la entrevista publicada por el Ministerio de Educación.
Sobre aquellos años, explicaba: “Yo ya venía tematizada con la lógica de (Carlos) Matus acerca de que la planificación no es una oficina, sino que es una estrategia de gobierno. Su postura es que una gestión de gobierno, para ser efectiva, para llevar sus objetivos a la práctica, requiere lo que Matus llama el tecnopolítico. Es decir: que los políticos tengan un costado técnico, y que los técnicos reconozcan los condicionamientos y las restricciones de la política”.
En los últimos años, Aguerrondo formó parte de la Coalición por la Educación, un grupo de referentes educativos creado en 2022. Además, pese a su larga experiencia en la gestión y en la investigación sobre el sistema educativo, estaba cursando el doctorado en Educación en la Universidad de San Andrés.
Aguerrondo fue despedida en las redes por las universidades en las que dictaba clases y por referentes de distintos sectores del ámbito educativo como Silvina Gvirtz, Axel Rivas, Soledad Acuña, Denise Vaillant, Flavio Buccino, Cecilia Calero, Sergio Siciliano y Emmanuel Lista, entre otros. Varios mensajes destacaron su sinceridad, generosidad y sabiduría.
“Fuiste y serás siempre la persona que nos enseñó a entender la innovación educativa y a animarnos a cambiar más allá de la normativa”, publicó el Departamento de Educación de la UCA. “Se fue una gran maestra. Generosa, lúcida, siempre abierta al diálogo y el pensamiento de la complejidad”, tuiteó Axel Rivas.
“Recordaremos su compromiso con la educación”, señaló Silvina Gvirtz, secretaria de Educación en el Ministerio de Educación de la Nación. “Lamento la partida de Inés Aguerrondo, una intelectual valiosa para la educación argentina cuyas ideas y aportes no morirán”, escribió la ministra Soledad Acuña. “Te vamos a extrañar en las aulas”, afirmó Sergio Siciliano, rector de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires.
Sobre las brechas y desencuentros en el campo educativo, Aguerrondo reflexionaba en la entrevista mencionada: “En la escuela se dice que los investigadores investigan cosas que no le sirven y la academia dice que los docentes no saben aplicar lo que ella enseña o descubre. Entiendo que falta maduración del campo, todavía con poca interlocución. Y con los políticos sucede lo mismo”.
El desafío crítico, para Aguerrondo, era complejizar la mirada. Tal vez esa sea una de sus grandes enseñanzas: “Las decisiones se toman desde el sentido común histórico y no desde una visión prospectiva de a dónde tenemos que ir. Estoy convencida de que parte de esto tiene que ver con que todavía se sigue entendiendo la realidad desde el pensamiento simple. Falta incorporar la mirada sistémica que da más herramientas para entender la diversidad, la turbulencia, el cambio permanente”.