Cómo entender las tecnologías exponenciales que están cambiando al mundo

Joan Cwaik, Tomás Chernoff, Daiana Gómez Banegas y Fredi Vivas fueron los referentes excluyentes del encuentro “Tecnologías Emergentes”, que se realizó en el marco del curso que coorganizan la Universidad de San Andrés y Ticmas

De izquierda a derecha: Joan Cwaik, Fredi Vivas, Daiana Gómez Banegas y Tomás Chernoff

Como parte de las acciones de presentación del curso de “Tecnologías Emergentes”, que coorganizan la Universidad de San Andrés y Ticmas, se realizó un evento trascendental en el que se habló del ámbito tecnológico actual, donde participaron Joan Cwaik, Tomás Chernoff, Daiana Gómez Banegas y Fredi Vivas, todos ellos personalidades cuya experiencia y conocimientos son referentes innegables.

El encuentro tuvo lugar en el auditorio de Ticmas, con un buen marco de público. Joan Cwaik tuvo el doble rol de participante y presentador, ya que él ejerce como coordinador del curso. Así que abrió la charla con una reflexión sobre la importancia de romper con una visión aislada de las tecnologías exponenciales, aquellas que prometen transformar radicalmente nuestra existencia.

Cwaik abordó la necesidad de adoptar una perspectiva más holística al momento de analizar el impacto y los campos de aplicación de estas tecnologías disruptivas, ya que modifican los modelos de negocio preexistentes y abren la puerta a nuevas formas de emprendimiento. “Hay que ver la convergencia, ver de una forma mucho más holística e integral tanto el impacto como los campos de aplicación. Cómo empiezan a modificar modelos de negocio, cómo nos permiten empezar a pensar nuevas formas de emprender”. Tras unas palabras sobre el curso de “Tecnologías emergentes” —que está disponible y cuenta con un equipo de docentes de renombre— Cwaik le dio la palabra a los demás invitados.

Tomás Chernoff, CEO de Che3D

Tomás Chernoff, fundador y CEO de Che3D, fue el primero en tomar la palabra. Con un espíritu emprendedor, logró que su compañía pasara de ser un pequeño espacio donde los estudiantes universitarios imprimían sus maquetas a convertirse en un estudio de diseño con clientes como Disney, Danone, Samsung, Bayer, Techint, entre otras. También trabaja para Adidas y, de hecho, las zapatillas que usó en la charla tenían la suela diseñada por él mismo.

Si bien la tecnología para imprimir 3D existe desde hace varias décadas, hace relativamente poco tiempo empezó a cobrar masividad. “Vencieron las patentes”, dijo Chernoff, “y un señor en Inglaterra tomó esas patentes, las transcribió y generó una Wikipedia de la impresión 3D”.

Con ese contenido abierto, se empezaron a hacer desarrollos que antes podían ser muy costosos, como por ejemplo, impresoras de metal: de un costo de dos o tres millones de dólares bajó a menos del 5%. “Estamos hablando de un mercado que mueve más de 17 mil millones de dólares en el mundo y que era accesible para grandes industrias”, dijo Chernoff, “y hoy una PYME que accede a crédito puede incorporarlo”. La democratización de las tecnologías emergentes tiene una ramificación en diferentes disciplinas, como, por ejemplo, la fabricación de huesos impresos en titanio.

Daiana Gómez Banegas, especialista en criptomonedas

“La tecnología tiene el poder real de cambiar no solo el día a día”, dijo Daiana Gómez Banegas, “sino también la forma en que percibimos el mundo: hacerlo más grande o más pequeño, hacer más fácil el acceso a la medicina o más difícil, sentir el progreso de cerca o de lejos”.  Impulsora del cambio social y la innovación, se presenta como bitcoiner —forma parte de la ONG Bitcoin Argentina— e invita a pensar un futuro más equitativo. Apuesta a la visión holística de las tecnologías; de hecho, dijo que entró en el mundo bitcoin “por culpa de las impresoras 3D”.

Ella estaba trabajando en un estudio académico sobre el cambio de esas impresoras en la industria y el camino la fue llevando hasta el análisis de la propiedad intelectual y las exportaciones. En ese momento conoció en Córdoba a un doctor en Computación que necesitaba revisar patentes de Inteligencia Artificial en Canadá —el mundo de la tecnología sin duda acorta las distancias— y él le dijo que sólo podía pagarle en Bitcoin.

“El proyecto no funcionó, pero yo las cripto y, en ese momento, fue la diferencia entre buscar trabajo como pasante en las 30 cuadras a la redonda —y que me dijeran que estaba sobrecalificada y que no me contrataran—, a poder exportar mi conocimiento al mundo”. Además, dijo, que le ayudó a entender el dinero: “Podía intercambiar valor directamente con la otra persona con una herramienta que el sistema bancario no me permitía, y expandir mis fronteras geográficas e intelectuales”.

¿Cuáles son los desafíos de esta tecnología? Gómez Banegas fue puntualizando: primero, entender el dinero; segundo —y enorme—, el desafío de la autocustodia; y tercero, entender la tecnología más allá del valor de Bitcoin. “La educación tiene que ir hacia ahí sin miedo”, dijo, “con conciencia y, sobre todo, entendiendo este cambio de paradigma”.

El encuentro sobre “Tecnologías Emergentes” se realizó en el auditorio de Ticmas

Fredi Vivas es ingeniero en Sistema de Información y desde hace casi quince años se dedica al mundo de la ciencia de datos. Seis años atrás fundó RockinData, que se especializa en datos e inteligencia artificial. “Lo hacemos antes de que fuera cool”, dijo. “La IA no es la herramienta de moda, sino que es una herramienta muy poderosa que está cambiando el mundo”.

¿Qué es, para Vivas, la inteligencia artificial? “Es una simulación de la inteligencia humana hecha con código de programación; es una inteligencia computacional”. Hay muchos tipos de inteligencia artificial, si bien en el último año se habló casi exclusivamente de una, que es la inteligencia artificial generativa y su mascarón de proa, ChatGPT. “Es como el Pokémon Go de realidad aumentada, ¿no?”, dijo. Si hace años se conoció la realidad aumentada con ese juego, hoy se habla de IA gracias a ChatGPT.

ChatGPT es una porción de la IA, pero no es menor porque logró convertirse en una herramienta con la que podemos interactuar activamente. Antes, la relación era pasiva: las recomendaciones de Netflix, por ejemplo. El algoritmo analizaba nuestros gustos y, a partir de eso, proponía y recomendaba. “Yo recomiendo que hagamos el salto de ser usuarios activos como el que usa ChatGPT y que podamos crear proyectos para resolver problemas  específicos. Y trajo como ejemplo los proyectos que están desarrollando con médicos para hacer recetas más seguras, para identificar enfermedades más rápidamente y asegurar el apego de un paciente a un tratamiento. Y también cómo escuelas y universidades podrían tener alertas tempranas en el abandono de estudiantes. “Los datos ayudan a entender esos patrones casi ocultos para los humanos, por eso es tan apasionante y tan transversal a la vida”.