Un equipo de estudiantes del Colegio Tomas Alva Edison de Mendoza alcanzó el segundo puesto en el FIRST Global Challenge, también conocido como el Mundial de Robótica, que terminó el martes en Singapur. Los alumnos argentinos compartieron el subcampeonato con los equipos de Israel, Angola y Hungría, con quienes tuvieron que aliarse para alcanzar los objetivos que propone el desafío, vinculados con la importancia del hidrógeno en el campo de las energías renovables.
El primer puesto se lo llevó la alianza entre China, Eritrea, Vietnam y Hope (un equipo conformado por refugiados). Participaron delegaciones de 191 países. Por puntaje individual, el equipo argentino quedó en el cuarto puesto a nivel global, superado solo por Kazajistán (1°), Venezuela (2°) y China (3°).
Los integrantes de la delegación nacional son Sebastián Martínez (16 años), Sara Lamagrande (15), Gerónimo Herrera (16), Ignacio Moreno (15), Nicolás Enrique Expósito Marsollier (15), Luca Cuello (15), Franco Mancini (15) y Martín Perello (15). Estuvieron acompañados por sus tutores, Matías Gaviño, Melanie Martínez y Franco Miranda (de la Universidad Nacional de Cuyo) y Rodrigo Pérez (de la Universidad Tecnológica Nacional).
El objetivo del desafío fue “inspirar a los estudiantes a explorar sus pasiones y potenciar sus conocimientos en ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM) para abordar problemáticas reales mediante el juego”, explicaron desde Educabot, la empresa de educación tecnológica que acompañó a la delegación de estudiantes argentinos, socia oficial de FIRST Global en el país.
“Esto tiene que ver con un trabajo colaborativo y conjunto entre el sector público, el sector privado y las ONG. Fue un compromiso de todos. Nos preparamos mucho para alcanzar este segundo puesto. Queríamos el primero, pero con el segundo estamos muy felices porque requiere de mucho trabajo, de mucha formación. Este año, tanto Argentina como Bolivia estuvieron en el podio. Esto también muestra que la industria de la economía del conocimiento tiene potencial en América Latina”, aseguró Graciela Bertancud, presidenta de la Fundación Tomas Alva Edison, de la que depende el colegio.
Para participar del desafío, el equipo mendocino tuvo que diseñar, construir y programar un robot al que llamaron “GauchoBot”. Este debía completar una serie de desafíos, tales como cargar y descargar celdas de combustible, transportar átomos y operar equipos que funcionan con hidrógeno.
“Una vez más Argentina ha demostrado que tenemos un nivel de competición, conocimiento y capacidad de trabajo en equipo que está a la altura de los desafíos globales. El trabajo y compromiso de los estudiantes del Colegio Tomas Alva Edison ha sido muy importante y les ha permitido destacarse no solo en el formato de alianzas, en el que ocuparon el segundo lugar, sino también en lo individual, llevándose el cuarto puesto entre 191 países”, afirmó Matías Scovotti, CEO y cofundador de Educabot.
El FIRST Global Challenge reúne cada año a estudiantes de todo el mundo para que colaboren en la resolución de problemas del mundo real. En esta edición, el desafío Hydrogen Horizons se jugó en una plataforma elevada de 7x7 metros. Seis equipos, integrados por estudiantes de entre 14 y 18 años, compitieron con sus robots durante dos minutos y medio de juego. Los robots tenían que usar hidrógeno para generar energía.
“Una buena educación te da las habilidades necesarias para la vida real y así logra despertar un interés genuino por seguir aprendiendo”, consideró Sebastián Martínez, uno de los estudiantes mendocinos premiados, en diálogo con Infobae. Y definió: “Ser buen estudiante es esforzarse y dejarlo todo, para superarnos a nosotros mismos”.
Su compañero Nicolás Expósito coincidió, y enfatizó cuatro condiciones de un buen alumno: estudio, responsabilidad, respeto y solidaridad. “Una buena educación consiste en aprender a pensar por mí mismo, e incorporar contenidos que me sirvan en el futuro”, agregó.
Para Luca Cuello, otro miembro del equipo, “una buena educación tiene que promover el desarrollo integral de las personas, fomentar el constante aprendizaje de conocimientos y habilidades, estimular la creatividad y la capacidad de resolver problemas y promover valores éticos”. Luca explicó que, para él, ser buen estudiante “implica tener un compromiso constante con el aprendizaje, ser curioso, tener disciplina para estudiar y buscar comprender en vez de memorizar las cosas”.