El Tecnológico de Monterrey se caracteriza por una apuesta continua por la innovación, la generación de conocimientos y cómo esos conocimientos impactan positivamente en la sociedad. Es en ese marco que se desarrolla el TecPrize 2023, una iniciativa que surge del Instituto para el Futuro de la Educación, y que tiene como objetivo impulsar soluciones para los desafíos educativos que existen en América Latina y el Caribe.
Con cuatro años de historia, el TecPrize (antes TPrize) ha contemplado proyectos de distinta índole. La edición 2022, por ejemplo, premió desde una plataforma de gestión de la enseñanza chilena hasta una aplicación ecuatoriana que articula entre colegios y universidades para preparar a los estudiantes y desarrollar en ellos las habilidades que les servirán en el mercado laboral. Los ganadores no sólo reciben un monto de dinero para impulsar su emprendimiento, sino que participan en un programa de acompañamiento de Growth y tienen la posibilidad de vincularse con expertos del Tecnológico de Monterrey.
Cada edición del premio está asociada a un reto y el de este año tiene que ver con el long life learning: “¿Cómo pueden las y los adultos ampliar las habilidades personales y laborales que requieren para su desarrollo a lo largo de la vida y para participar en la transformación de sus comunidades?”.
“Además del cambio de nombre”, dice Sara Segundo, coordinadora del TecPrize, “hemos hecho algunos cambios a nivel del programa y hemos cambiado la estructura de premios. Antes dábamos 15 mil dólares a los y las ganadoras, y 5 mil a los finalistas. Este año aumentamos un el valor del premio, pero con los ganadores. Los premios se quedan uno de 30 mil dólares, otro de 20 mil y uno de 10 mil”.
—La edición pasada hubo cinco ganadores; en esta son tres. ¿Cambia el criterio para llegar a la selección final?
—Son tres, pero vamos a tener diez finalistas como el año pasado y el jurado internacional va a elegir a los diez finalistas y a los tres ganadores en la final presencial, que haremos en el IFE Conference y en el IFE Tec Summit en enero. Los diez finalistas van a tener su propio stand, van a tener actividades para ellos, los vamos a conectar con otros, que, como nos habían dicho otros ganadores, les da más valor que el premio en dinero.
—¿Cuánto tiempo le debe dedicar una compañía a la postulación del premio? En la edición del año pasado había que hacer casi una autodevaluación completa de la compañía.
—Este año hemos simplificado un poquito el cuestionario, porque hemos escuchado a los participantes. Era largo y podía ser un poco tedioso completarlo. Lo hemos reducido un poco, pero sobre todo lo hemos hecho en etapas en las que, en caso vayan avanzando, les vamos a pedir más información.
—¿En qué etapa esperan que estén las empresas que se postulan?
—Nos enfocamos en soluciones que son early stage, sobre todo por el interés y la propuesta a valor que ofrecemos. Si son empresas muy maduras, a lo mejor un premio de 30.000 dólares no los va a motivar, si, a lo mejor, están levantando rondas de capital de muchos más grandes. Por lo que sí creemos que nuestra iniciativa puede traer valor es por el tema de la conectividad y también por la exposición que puede dar un premio así en el marco del IFE Summit.
—¿Cómo es el apoyo a los ganadores?
—Les hacemos un seguimiento y hemos tenido mucha suerte en que los ganadores y ganadoras no son personas que luego se desentienden, sino que siguen estando vinculados en las actividades que tenemos como Institute for the Future of Education. Nos mantenemos en contacto, los invitamos a otras actividades, forman parte de la comunidad.
—¿Arman una red con ellos?
—Sí. Tenemos un típico grupo de WhatsApp donde están conectados, pero, en realidad, forman parte de una comunidad que crece día a día a través de todos los programas del Institute for the Future Education, como son IFE Explora (la incubadora EdTech), IFE Launch (la aceleradora), el TecPrize y el summit. Toda la gente se va uniendo: desde la academia, desde los inversionistas, desde los investigadores e investigadoras. Todo eso va convergiendo.
—¿El premio supone para los ganadores dar algo a cambio?
—Nuestros programas son gratuitos y equity free. O sea: no pedimos un porcentaje del valor de la empresa por participar —que hay varios programas aceleradores que sí lo hacen—. El único compromiso que pedimos mientras forman parte del acompañamiento es que nos compartan hitos, logros, algunos datos que podamos compartir interna y externamente. Obviamente les pedimos un testimonio para las iniciativas en las que formen parte, pero la verdad es que las veces que han participado ha sido por mutuo interés.
—Una de las grandes irrupciones del 2023 fue la Inteligencia Artificial. Hoy casi nadie puede estar en un diálogo que tenga que ver con la educación sin hablar de la Inteligencia Artificial. ¿Qué lugar le dan a la IA en cuanto a los proyectos que participan en el premio?
—Bueno, definitivamente es un tema prioritario. De hecho, uno de los focos del reto de este año es sobre nuevas tecnologías —no queríamos limitarlo a la inteligencia artificial—, pero tampoco queremos limitarnos a ese tipo de soluciones, porque también en TecPrize hablamos de retos en comunidades sin conectividad. No podemos limitarnos a un uso tan tecnológico porque no todos los entornos tienen esa accesibilidad.
—Es cierto: me acuerdo de un proyecto ganador en el que participaban docentes rurales. ¿Cómo es la búsqueda para que todos tengan una condición de igualdad?
—No buscamos una condición de igualdad, sino que buscamos personalización. O sea, buscamos ayudarles en la medida que necesiten a generar ese impacto, a escalar su propuesta. Por eso en el jurado tenemos perfiles tan diferentes y holísticos. Para que no se sesgue la elección de los y las ganadoras, que también haya un enfoque social y no tan de negocio. Igual, algunas soluciones que han pasado por TecPrize han hecho como un spin-off con una fundación y los hemos apoyado en ese proceso.
—Se han premiado proyectos de toda América latina en general. Hay, por supuesto, muchos mexicanos, pero hubo de toda América latina. ¿El TecPrize forma parte de una estrategia de regionalización del Tec?
—Queremos que el TecPrize sea la ventana de las soluciones que hay en Latinoamérica para el mundo, pero no solo pueden postular de Latinoamérica, sino también de otras partes del mundo. Hemos visto, sí, ciertas tendencias: tenemos presencia en México, pero Colombia, Argentina y Chile siempre han sido los países que más innovación y emprendimientos han postulado, y desde hace ya un año o dos hemos visto un fuerte crecimiento en Perú. Entonces, también queremos aprovechar ese boom, ver cómo podemos retroalimentar y colaborar conjuntamente justo para escalar estas soluciones.