Eugenio Garza Sada, fundador del Tec de Monterrey, tenía una frase que era una clave para entender su idea sobre la responsabilidad social de los empresarios: “El que se ocupa sólo de su empresa, ni siquiera se ocupa de su empresa”. Esta idea es la que parece funcionar como sustrato de la iniciativa que el propio Tec desarrolló para preocuparse e intervenir positivamente en la ciudad, más allá del campus.
Se llama distritotec —así, en minúsculas; y, como todo lo que hace el Tec, no da la impresión de que la elección de las minúsculas haya sido azarosa— y es una iniciativa que se incluye dentro del Plan Estratégico 2025, que busca aportar al futuro de la ciudad desde el talento que se desarrolla en la universidad. El distritotec ocupa 452 hectáreas y el campus, que está en el centro, funciona, en palabras de Ana Lorena González, como un “detonador de la mejora urbana”.
González es arquitecta por el Tec y máster en Desarrollo Urbano y Territorial por la UPC. Con una vasta experiencia en la gestión pública del Estado de Nuevo León y en el ámbito privado, desde hace dos años gerente del distritotec donde dirige proyectos en cuatro ejes: comunidad innovadora, entorno sostenible, vida en el distrito y espacios de encuentro.
El proyecto se enmarca en la visión de “la ciudad de los quince minutos”, con una planeación racional, con subcentros urbanos, con servicios y respuestas a las necesidades de los vecinos. “El distritotec surge de la coyuntura entre la reflexión interna de la universidad para revertir una situación abandono en la zona donde se ubica el campus, y la intención del municipio de planear una ciudad distinta”, dice González. El diseño del distritotec incluye paseos, replantación de árboles, un cine callejero, cafeterías, etc. Todo siguiendo la línea de cada colonia incluida en el territorio. En apenas cinco años de trabajo efectivo —aunque lleva una década desde que nació el proyecto—, distritotec ha comenzado a mostrar una nueva influencia en el entorno.
—Monterrey es una ciudad poco caminable. En ese sentido, ¿qué aporta el distritotec a la vida urbana y al uso del espacio público?
—Para responder esto, me gustaría regresar a una de las de las primeras reflexiones de cuando se decidió avanzar con esta iniciativa, en 2012, y que tiene ver con la imagen del interior del campus, que es un campus super caminable, lleno de árboles de vegetación, totalmente contrario a lo que ocurría en la ciudad de Monterrey, que su planeación había sido basada en el uso del automóvil. Hay un gran tema en deficiencia de transporte público generalizado, no hay ni siquiera aceras. Entonces, aparece un programa de calles completas. Y me gusta comentarlo así porque muestra cómo desde la universidad se puede empujar un programa que nos da soporte legal para que sea parte del plan de la ciudad. Empezamos a trabajar el rediseño de las calles en los entornos más próximos al campus y, a su vez, empezamos a meter hacia adentro las rejas para ampliar el espacio de la banqueta original. Hay un reordenamiento de carriles, que se estrechan para bajar la velocidad, hay cruces seguros, iluminación, mobiliario, arborización, y etc.
—¿Cómo se relaciona la creación del distritotec con el modelo educativo Tec21?
—Van a la par. Tec21 es un modelo basado en retos, es multidisciplinario, y la infraestructura original del campus y de sus espacios no respondían a esa lógica. En distritotec usamos un concepto que engloba todo y es “el poder de los encuentros”: el espacio físico nos da la posibilidad de encontrar distintas disciplinas, profesiones, edades, diversidad cultural, etc., pues nos va a permitir que los proyectos sean más ricos, que haya más conexión y que las ideas emprendan nuevos proyectos. Eso también es Tec21. Por eso empezamos a trabajar la transformación de algunas de las infraestructuras internas del campus, como la biblioteca, que es el corazón del campus. Era un edificio bastante cerrado y la transformación dio el mensaje de reconstruir sobre lo construido, de evolucionar para estar acorde a un modelo de educativo que requiere espacios más flexibles, transparentes.
—En mi visita al campus, he visto estudiantes que no querían irse del campus y se acomodaban en las áreas de descanso entre clases. Querían quedarse en el Tec antes que volver a casa.
—Eso fue algo que empezamos a percibir. La comunidad se quedaba todo el tiempo en el campus. Y, por lo tanto, tenían que pasársela bien dentro del campus. Arrancó así un proyecto que se llama Liderazgo de Formación Estudiantil (LIFE), que habla del estudiante en su sentido más completo. Que no sea solo una persona bien preparada académicamente, sino que tenga acceso al deporte, el arte, la cultura, el esparcimiento, el descanso, a todos los componentes que conllevan una persona integral. Y que eso continúe en la regeneración urbana; que los grandes investigadores no estén encerrados en un edificio, sino que sean parte de un gran ecosistema como es distritotec.
—En relación al distritotec, ¿cómo es la articulación con los gobiernos?
—Aunque distritotec arranca desde una visión interna de la universidad, sabemos que no lo podemos hacer solos. Desde el anuncio público en 2012 se sentó en la mesa a los gobiernos locales y se abrió el camino a la comunidad donde hoy en día tenemos un consejo de vecinos. Hay un fideicomiso en el que ese consejo de vecinos tiene un asiento, donde el Tec tiene otro asiento, y donde se toman decisiones presupuestales sobre cómo participar en proyectos públicos. Si no recuerdo mal, ya han pasado tres administraciones municipales distintas. Ahora, que estamos enfocados en dar el paso para consolidar un distrito de innovación, hay un fuerte relacionamiento. Es muy importante la vinculación con las áreas de los gobiernos, sobre todo específicamente locales. No podríamos hacer esos proyectos si no estuvieran dentro.
—Con la mejora urbana, ¿se encareció el costo de vida en las comunas del distritotec?
—Estamos muy atentos a revisar en profundidad ese tema y hasta el día de hoy no ha habido un impacto. Lo que la comunidad ha recibido es un apoyo más directo a sus problemáticas actuales. Además, el programa ha blindado que las zonas habitacionales sigan así. Al final del día, sabemos que el mercado es el mercado, ¿no?, pero estamos atentos para blindar ese tipo de situaciones lo más posible.