Han pasado ya dos años desde que Colombia se vio obligada a enfrentar la pandemia del COVID-19, un período que transformó radicalmente la forma en que se imparte la educación en el país. La vuelta a la presencialidad indudablemente ha sido un alivio, pero también plantea un interrogante: ¿qué sigue para la educación en Colombia en la era post pandemia?
Cuando el virus comenzó a propagarse en Colombia, las instituciones educativas se vieron obligadas a cerrar sus puertas, y la educación presencial pasó a ser virtual. El impacto inmediato fue significativo. Según ciertos informes oficiales, la tasa de repitencia entre los estudiantes a nivel local se duplicó debido a la dificultad de adaptarse a las clases en línea y la falta de recursos tecnológicos adecuados y la pirámide de la educación también se vio afectada, con desafíos notables en cada nivel
La respuesta a esta situación incluyó la adopción acelerada de tecnologías en los colegios. Plataformas de aprendizaje en línea, videoconferencias, y herramientas colaborativas se convirtieron en las nuevas normas. Sin embargo, esta transición no estuvo exenta de desafíos.
Entre los desafíos actuales está la profundización de la brecha digital, ya que no todos los estudiantes tienen acceso a dispositivos y conectividad confiable. Esto ha resultado en una falta de equidad en el acceso a la educación. También la necesidad de capacitación del cuerpo docente en el uso efectivo de la tecnología en el aula se ha vuelto fundamental. Muchos educadores se vieron desbordados por la repentina necesidad de adaptarse a las nuevas herramientas y métodos de enseñanza en línea. Y como tercer desafío, la creación y adaptación de contenidos digitales adecuados para el estudio en línea y offline se ha convertido en una prioridad. Los materiales deben ser accesibles, interactivos y de calidad.
Por lo tanto, mientras la educación se mueve en torno a un modelo híbrido que combina la presencialidad y la educación en línea, es esencial considerar a los desafíos para comprender hacia dónde deben invertir las instituciones educativas con el fin de ofrecer una educación de calidad:
1. Invertir en la Infraestructura Tecnológica para garantizar el acceso a la educación en línea; esto incluye proporcionar dispositivos y conectividad a estudiantes que lo necesiten.
2. Asegurar la capacitación continua del cuerpo docente en el uso efectivo de la tecnología de forma que se sientan cómodos y competentes al integrar herramientas digitales en su enseñanza.
3. Desarrollar o adquirir contenidos digitales de calidad que se adapten a las necesidades del currículo escolar y a las distintas formas de aprendizaje de los estudiantes.
Pero también:
4. Poner en el centro de la educación un enfoque basado en las Habilidades del Siglo XXI, tales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la comunicación efectiva y la colaboración. En este punto, las tecnologías pueden ser aliadas en este proceso.
5. Los líderes educativos deben promover una mentalidad innovadora en sus instituciones, fomentando la experimentación y la adaptación constante a medida que evoluciona la educación.
La educación en Colombia se encuentra en un punto de inflexión. El futuro de la educación en Colombia dependerá en gran medida de cómo abordemos estos desafíos y oportunidades en los próximos años.