La educación, la participación juvenil, la salud mental, el ambiente, los derechos sexuales y reproductivos y la educación sexual integral forman parte de la agenda de prioridades que un grupo de adolescentes de distintos puntos del país presentaron ayer en el marco de Plan A: Encuentro Anual por las Adolescencias, una iniciativa organizada por UNICEF y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).
El encuentro reunió esta semana en Buenos Aires a 50 jóvenes de entre 13 y 20 años, y fue precedido por una serie de jornadas virtuales de debate en agosto, en las que participaron 140 adolescentes de todo el país. Esta fue la segunda edición del encuentro, que ya se había realizado en 2022, con el objetivo de “promover la conversación pública, plural, federal e intergeneracional para dar lugar a la voz de los adolescentes en la agenda de políticas públicas”, explicaron desde UNICEF Argentina.
En esos foros virtuales, los participantes identificaron cinco temas prioritarios para la próxima gestión de gobierno, y las volcaron en un documento titulado “Declaraciones políticas de las adolescencias y juventudes”, presentado ayer en el Centro Cultural Kirchner.
En la introducción del documento, los autores afirman: “Consideramos que las juventudes somos un actor central en las definiciones de política. Queremos participar en los diferentes espacios de toma de decisiones de nuestra sociedad, problematizando y deconstruyendo las lógicas adultocéntricas”. En ese sentido, destacan la importancia de la participación de adolescentes y jóvenes, y el uso de las nuevas tecnologías para resolver los desafíos planteados.
El primer punto hace referencia a la educación. Allí los adolescentes expresan su preocupación por “acortar las brechas tecnológicas promoviendo el acceso a la conectividad en las escuelas”, y reclaman también que se promueva “la enseñanza de programación, habilidades blandas, educación financiera, Educación Sexual Integral y Educación Ambiental Integral, con metodologías de enseñanza atractivas y lúdicas para adolescentes”. Además, reivindican el valor de los centros de estudiantes.
“En el eje de educación debatimos diferentes problemáticas que vemos en torno las instituciones educativas. Y abordamos temas como la conformación de centros de estudiantes, la falta de recursos para las personas de zonas rurales, el bajo sueldo docente y la mala infraestructura de las instituciones”, afirmó Kevin Battochi, de Formosa, uno de los adolescentes que participaron de la elaboración del documento.
El segundo punto se refiere a la salud mental: el documento plantea que es necesario generar acciones de sensibilización y difusión para dar visibilidad a problemas como el estrés, la ansiedad y depresión, el suicidio adolescente, los trastornos de la conducta alimentaria y las situaciones de consumo problemático.
Un tercer punto se refiere a la Educación Sexual Integral y los derechos sexuales y reproductivos. Allí el documento pide, entre otras cosas, “abordar la ESI de manera laica y libre de prejuicios, siguiendo los lineamientos de la ley, para la prevención de los embarazos no intencionales, las violencias basadas en género y los abusos sexuales”, así como monitorear la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en todas las provincias.
Con respecto al ambiente, la declaración reclama que se cumpla con la Ley de Educación Ambiental Integral, y propone el uso de nuevas tecnologías para mitigar y adecuarse a las nuevas condiciones climáticas. También pide “promover la transición energética justa, que priorice las energías renovables y soberanas, y diseñar e implementar planes estratégicos nacionales de protección del ambiente”.
Con respecto a la participación juvenil, el documento propone “promover la creación de espacios de juventudes” en los distintos niveles de gobierno, así como incorporar a adolescentes y jóvenes en los procesos de elaboración y toma de decisiones, e incrementar la inversión en políticas dirigidas a este segmento. También se pronuncia en contra de la “infantilización” de los jóvenes.
“Creo que este tipo de espacios son vitales para lograr que nuestras voces sean tomadas en cuenta. Conocimos las distintas realidades de las diferentes regiones y comprendimos que, a pesar de la distancia, seguimos siendo parte de la misma línea generacional y todos luchamos por un futuro donde la democracia pueda seguir vigente”, sostuvo Anna Giménez Servetto, una de las jóvenes participantes del encuentro, de Santiago del Estero.
Durante el encuentro, adolescentes y jóvenes compartieron el espacio de intercambio y diálogo con adultos representantes de distintos sectores como organizaciones de la sociedad civil, autoridades gubernamentales, el sector privado, organizaciones juveniles, académicos y agencias de cooperación internacional.
Luisa Brumana, representante de UNICEF Argentina, sostuvo: “Las y los adolescentes son agentes de cambio, con enorme potencial para contribuir a sus familias y comunidades. Sus aportes resultan clave para la generación de políticas públicas que las y los representen y que se encuentren alineadas a sus intereses. Darles visibilidad, amplificar su voz y orientar las políticas en línea con sus prioridades –que es el objetivo de Plan A– es una necesidad urgente”.