Monterrey. Enviado especial. 2023 es un año especial para el Tecnológico de Monterrey. Este año cumple 80 años desde su creación en 1943, hace diez que desarrolla el programa “Líderes del mañana”, por el que han pasado casi 2.000 estudiantes de bajos recursos que pudieron estudiar gracias a una beca completa —entre ellos, Eréndira Rodríguez, que impulsó asesorías académicas durante la pandemia beneficiando a más de 2,500 estudiantes de secundaria y preparatoria en Apodaca— y también se cumplen 30 años del Premio Eugenio García Sada, que se entrega en conjunto con FEMSA y conmemora al creador del Tec, quien fuera asesinado en un atentado de 1973.
El Premio Eugenio Garza Sada entrega dos millones de pesos en tres categorías: liderazgo empresarial humanista, emprendimiento social e innovación social estudiantil. Cumple así con uno de los preceptos de Garza Sada: el incentivo del capitalismo social. El fundador del Tec, de FEMSA y de la cadena OXXO, entre tantas otras compañías, creía haber sintetizado en esta idea una forma de sistema mercantilista que no excluyera los valores sociales.
“El capitalismo debe renovarse para contribuir a un futuro mejor para todas las personas y para el planeta manteniendo la libertad que le da esencia”, decía en su manifiesto, y continuaba: “El propósito de las empresas no puede limitarse a generar riqueza y dar valor a los accionistas. Es imprescindible integrar la búsqueda de bienestar para todos los que participan en ella, sobre todo cuando la evidencia histórica ha demostrado que los negocios que siguen este principio son los más exitosos a largo plazo”. El capitalismo social asume una visión del mundo basada en cuatro principios: libre emprendimiento, respeto a la dignidad humana, compromiso social y liderazgo humanista.
Visión con propósito, determinación con pasión
El día de ayer se realizó la ceremonia de premiación en el Centro de Congresos del Tec, en el campus de Monterrey. Unas mil personas asistieron al acto y escucharon respetuosamente al jurado y los laureados.
“Soy Antonella Michelena y soy orgullosamente Exatec”, dijo a las doce en punto la conductora de la TV Azteca, que hizo las veces de maestra de ceremonias. Acto seguido presentó a la orquesta sinfónica del Tec, que bajo la dirección del maestro Roberto Hernández Vivero, interpretó la pieza “Legacía de un empresario”. Se dice que Eugenio Garza Sada tuvo nueve hijos: ocho con su mujer, Consuelo Lagüera Zambrano, y el noveno fue el Tec. La relación es tan potente que uno es metáfora del otro.
El acto de premiación estuvo presidido por las autoridades del Tec y FEMSA; estuvieron presentes, entre otros: José Antonio Fernández Carbajal (Presidente del Consejo de Administración de Coca-Cola FEMSA), Ricardo Saldívar Escajadillo (presidente del Consejo Directivo del Tecnológico de Monterrey), David Garza Salazar (Presidente de Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey), Lorena Guille-Lariz (Directora Ejecutiva de la Fundación FEMSA), Juan Pablo Murra (rector de Profesional y Posgrado del Tec), etc.
“Quienes reciben este premio el día de hoy”, dijo Ricardo Saldívar Escajadillo, “son ejemplo de lo que se puede lograr cuando la visión tiene un propósito y cuando la determinación se combina con la pasión”. “Como personas”, dijo Antonio Fernández Carbajal, “necesitamos renovarnos, aprender y crecer a cualquier edad, en un camino permanente de autodescubrimiento y diálogo con nosotros mismos. Pero para renovarse hay que estar abiertos a descubrir nuevas cosas. A ser exploradores. Arriesgarse, acercarse y contactar a personas con historias distintas a las nuestras”.
Tocar la campana
La campana que está en el centro del campus marcaba tradicionalmente el comienzo y finalización de clases. Hoy, aunque ya no se use, sigue constituyéndose en una figura icónica del Tec. Desde hace años, el campanario muestra los nombres de los ganadores del premio: 31 líderes empresariales, 30 ONG, 11 proyectos estudiantiles. Todos ellos han tenido impactado en más de ocho millones de mexicanos. A ese mural se suman ahora: Daniel Cárdenas Ibázal, el Patronato Prozona Mazahua y el proyecto Menstruacción.
Con 92 años —cinco hijos, dieciocho nietos, dos bisnietos—, Daniel Cárdenas no ha perdido el espíritu joven. El empresario agrícola de Sinaloa ha fundado diez empresas basadas en la sustentabilidad y la responsabilidad social, entre las que se encuentran Agrícola El Porvenir, Tricar y Adelnor. Hace siete años, creó la Fundación Cárdenas desde donde atiende las necesidades de los empleados que trabajan en su industria. “Me comprometí a ser un hombre útil a la sociedad”, dijo en la aceptación del premio. En su caso, además de una bellísima escultura, recibió 750.000 pesos para ser donados a la organización que él elija. Cárdenas, que en su momento apoyó la fundación del Tec en Sinaloa, señaló que el programa comunitario que desarrolla lo hace en relación a cuatro problemáticas: educación, salud, vivienda y guarderías para que los empleados puedan dejar a sus hijos.
El discurso de Jeannette Arriola, de Patronato Prozona Mazahua, fue una notable muestra del compromiso que desarrolla desde su fundación. Al igual que Cárdenas, recibió una estatuilla y 750.000 pesos. El esfuerzo del Patronato está en contribuir en el desarrollo social sostenible de las comunidades indígenas: mejorar la educación, la salud y la alimentación a partir de recuperar la riqueza de las identidades. “Llevo treinta años trabajando para ellos, aunque no he tenido el privilegio de nacer indígena”, dijo Arriola. “Este premio me llena de alegría y a la vez de responsabilidad”.
En tanto Menstruacción, que recibió un premio de 500.000 pesos que deben destinar para capacitación y financiamiento, es un proyecto que nació en el seno del Tec. Sus integrantes son alumnas de la institución y desde hace tres años trabajan con las mujeres de zonas vulnerables para abordar un tema que aún no ha dejado de ser tabú. Con talleres donde se fabrican toallas ecológicas y foros de debate donde se ponen palabras al silencio, han impactado en miles de mujeres.
El compromiso por la educación
En diálogo con Infobae, los ganadores del premio imaginaron un encuentro con Leticia Ramírez Anaya, titular de la Secretaría de Educación Pública. “¿Qué acciones concretas le pedirían llevar adelante?”, fue la pregunta.
Daniel Cárdenas dijo que la única propuesta válida sería abrir una mesa de conversaciones que permitiría conocer las necesidades e intereses de todos. “A veces creemos que conocemos las problemáticas, pero los que las conocen son los que las viven”, dijo. Una conversación no sólo persigue un espíritu democrático sino que, además, enriquece las propuestas y las hace más fáciles de adoptar.
De acuerdo con esa idea, Jeannette Arriola señaló que la educación se construye en colectivo y que para mejorar la educación hay que apoyar la tarea encomiable de las maestras rurales, capacitar a los docentes en nuevas metodologías, e incorporar el uso de tecnología; todo ello sin olvidar el rescate de los valores y el reconocimiento de las identidades.
Por último, las chicas de Menstruacción señalaron como una necesidad prioritaria mejorar la infraestructura de las escuelas: no puede ser congruente una visión de la educación del futuro cuando todavía hay establecimientos sin luz ni agua. “Las escuelas deben ser lugares seguros”, dijeron.
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