La 9ª edición de la Copa Mundial Femenina de la FIFA tiene algunos favoritos para ganar: Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, España y Francia. Estados Unidos es la primera opción, ya que el país ha ganado cuatro de las ocho Copas del Mundo y cuatro de las siete ediciones olímpicas. No es de extrañar por qué: el 70% de las mujeres que practican fútbol en todo el mundo están en EE.UU.
Uno podría pensar que Brasil debería tener estos logros, ya que su equipo nacional masculino es el máximo ganador de la Copa del Mundo. Pero no es así: las brasileñas nunca ganaron un mundial femenino. ¿Es un problema de calidad o de cantidad? Bueno, son ambos. Hay 3.000 jugadoras de fútbol registradas en Brasil en comparación con 1,5 millones en Estados Unidos; y 1.300 entrenadores en Brasil en comparación con 72.000 en Estados Unidos. En conclusión: cuanto más amplio sea el grupo de talentos, mayores serán las posibilidades de ganar.
Lo mismo sucede con la inteligencia artificial (IA): cuantos más datos, o número de talentos en el fútbol, mayor es la posibilidad de recuperar información precisa, o ganar el mundial. Entonces, cada vez que hablas con Alexa, buscas algo en Google, ves un video de YouTube, compras en Amazon o chateas con ChatGPT, alimentas la IA con tus datos: tu acento, tonos, preferencias de compra, videos favoritos, etc. Pronto, la IA conducirá nuestros automóviles, leerá con precisión las resonancias magnéticas y se hará cargo de la logística mundial. Para 2025, los datos del mundo aumentarán un 61%, según un informe de IDC.
Con la información ya disponible en Internet, la IA ha aprobado el examen de acceso a la abogacía, ha superado los exámenes de la escuela de medicina, ha escrito numerosos ensayos, etc. Uno puede pensar que la IA se hará cargo de los humanos, dadas estas capacidades. De hecho, tomó millones de años evolucionar nuestra inteligencia biológica, y lleva décadas evolucionar la IA desde su primera concepción en la década de 1950, un ritmo mucho más rápido. Entonces, ¿es “prender la respiración y tirarse en el agua” la respuesta a esta evolución?
Tal vez sea la respuesta a muchos sistemas educativos que no adoptan la IA porque se basan en que los estudiantes recuperen con precisión el contenido en sus cabezas. En otras palabras: hoy, los estudiantes aprenden a tener respuestas; pero en la era de la IA, deben aprender a hacer preguntas. La pregunta correcta, o “prompt”, como lo llaman las herramientas de IA, lleva a los usuarios a un mundo infinito de información y posibilidades. Si la IA da todas las respuestas, finalmente tenemos la oportunidad de aprender qué hacer con la información en lugar de simplemente regurgitarla en las pruebas.
¿Cómo pueden los estudiantes aprender en la era de la IA si no es para obtener las mejores calificaciones en los exámenes? Creo que las escuelas se convertirán en un lugar donde los estudiantes resuelvan problemas del mundo real todos los días, un laboratorio de investigación que fomente sus intereses y talentos. En cuanto a la infraestructura, no necesitamos mucho, solo computadoras con acceso a herramientas de IA e Internet.
Un ejemplo: imagina a un grupo de estudiantes que quieren disminuir el uso de plástico en todo el mundo. Investigan el tema durante un par de semanas, refinando sus indicaciones cuando usan herramientas de IA. Sus sesiones de intercambio de ideas son “escuchadas” por Copilot de Microsoft, una IA en sí misma, que luego resume la conversación en un documento con la idea conceptual final.
Los estudiantes le piden a Copilot que encuentre inversores potenciales en LinkedIn con una mayor probabilidad de invertir en una idea como la suya, y diseña una presentación de PowerPoint utilizando imágenes generadas por IA con Dall-E y el documento conceptual como el indicador para resonar con estos inversores.
Imagina que la solución sin plástico de los estudiantes es crear una aplicación móvil. Quieren mostrar el prototipo a posibles inversores. Le piden a ChatGPT que escriba el código, el cual los estudiantes pueden cortar y pegar en GitHub, ¡y listo! Tienen un prototipo para demostrar. Estos estudiantes nunca fueron a la universidad para convertirse en expertos en limpieza ambiental. Nunca antes habían conocido inversores y no son diseñadores de presentaciones ni codificadores. Pero saben cómo hacer preguntas - o crear “prompts”.
La IA nos hace más inteligentes cuando la usamos con un propósito. La IA es una extensión de nuestro cerebro, nuestra inteligencia aumentada. Piénsalo: en el pasado, teníamos que ir a la universidad para profundizar nuestros conocimientos en una profesión específica. Hoy, la IA ya posee este conocimiento profundo disponible al alcance de nuestras manos. La IA democratiza el aprendizaje, cerrando la brecha para quienes lo aprovechan.
En cierto punto, podrías pensar que la IA es mala porque reemplazará los trabajos, y tiene razón. Un estudio reciente de Goldman Sachs estima que 300 millones de puestos de trabajo pueden ser reemplazados por IA, como soporte administrativo de oficina, legal, arquitectura e ingeniería, operaciones comerciales y financieras, administración, ventas, atención médica y arte y diseño. Pero al mismo tiempo, la IA creará nuevos puestos de trabajo a un ritmo que requerirá que cambiemos de profesión tres o cuatro veces en nuestra vida. Y estos cambios nos beneficiarán a todos: la adopción de IA puede aumentar el PIB mundial anual en un 7%.
Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Elon Musk invierten mucho en eficiencia al adoptar la IA a lo largo de los años. La diferencia entre estas personas y el trabajador promedio es que el primero trabaja para mejorar los procesos para hacer que su producto sea más eficiente y el segundo utiliza el mismo proceso anterior para realizar su trabajo. ¿Cuánta energía gastas todos los días, todos los años, para tener los mismos resultados de siempre? Mientras que en el pasado se necesitaba un ejército de desarrolladores de software para acceder al poder de la IA, hoy en día hay miles de herramientas disponibles para mejorar su aprendizaje.
Se necesitan 10.000 horas para ser un experto en cualquier cosa. Si los estudiantes pasan 16.800 horas en la escuela, desde jardín hasta 12° grado, es mejor que expongamos a los estudiantes a usar herramientas de IA con un propósito claro y de manera responsable tantas horas como sea posible.
Si la experiencia mejora el rendimiento personal, entonces, la escuela en la era de la IA:
1. Se basa en la indagación más que en la respuesta.
2. Está impulsada por los estudiantes.
3. Desarrolla la motivación intrínseca de los estudiantes.
4. Fomenta los intereses de los estudiantes en lugar de su capacidad para responder los exámenes.
5. Finaliza cada año con un Portafolio de trabajo personal en lugar de una transcripción de calificaciones.
6. Guía a los estudiantes durante todo el proceso de aprendizaje.
7. Alienta a los niños a enseñar a otros niños.
8. Ofrece una educación atemporal, o aprendizaje permanente continua.
9. Otorga credenciales por IA basadas en millones de puntos de datos en lugar de un certificado basado en pruebas.
10. Reconoce a cada estudiante por su combinación de habilidades que hacen que una persona sea única.
Estamos en un punto de inflexión en la historia en el que podemos cambiar el uso de la IA en la educación en la dirección correcta. El uso adecuado de la IA desarrolla la autonomía de aprendizaje de los estudiantes, con el objetivo final de fomentar competencias y hábitos mentales, que formarán parte de la vida de los estudiantes para siempre.
La IA nos permite alcanzar el siguiente nivel de inteligencia, hacer preguntas que aún no sabemos cómo hacer y exponernos a conocimientos que ya existen pero que aún no se han descubierto. “Toda la creación espera con anhelo la revelación por medio de los hijos de los hombres.” (Albert Einstein).
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* Erika Twani es Board Member de E-Tech Evolving Education, evento dedicado al sector EdTech, empresaria, veterana de las empresas Fortune 100, autora de best-seller y TEDx speaker. Tras más de 25 años de experiencia en el sector de la tecnología educativa y ver de primera mano la diferencia que la educación personalizada puede marcar en la vida de los estudiantes, Erika se unió a expertos en educación para fundar la Learning One to One Foundation, de la que es consejera delegada. Es ponente en conferencias nacionales e internacionales sobre innovación en el aprendizaje, tecnología educativa e inteligencia artificial. Erika es licenciada en Ingeniería de Software y tiene un MBA en Iniciativa Empresarial. Es miembro de varios consejos de administración.