La escuela de Lanús que busca la excelencia académica y premia el mérito de sus estudiantes

Néstor Grindetti, intendente de Lanús, participó del encuentro de educación federal que organizó Ticmas y destacó los programas que promueven la robótica, la capacitación laboral y el emprendedurismo

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Néstor Grindetti (Foto: Agustín Brashich)
Néstor Grindetti (Foto: Agustín Brashich)

La escuela primaria bilingüe Manuel Lainez es uno de los proyectos que más entusiasmo despiertan en el intendente de Lanús, Dr. Néstor Grindetti. Aunque todas las escuelas de la provincia están bajo la jurisdicción del gobierno provincial, la Manuel Lainez es un desafío que el municipio ha asumido como propio, ya que decidieron tomarla bajo su responsabilidad. Comenzó a funcionar hace tres años y cada año ha aumentado la matrícula, impulsada por una propuesta educativa que abarca robótica, idiomas, programación y tecnología.

La Manuel Lainez se encuentra ubicada en una de las zonas vulnerables del municipio y uno de los objetivos ulteriores es que también su influencia impacte en el entorno y genere mejores condiciones de vida de todos los vecinos. De esta escuela y de los demás proyectos que están llevando a cabo, que abordan la conexión entre educación, empleabilidad y emprendimiento, habló Néstor Grindetti en el auditorio de Ticmas.

Le propongo comenzar por alguno de los objetivos que se han propuesto en Lanús, como, por ejemplo, la escuela bilingüe.

—Podemos hablar toda la noche de eso, porque la escuela bilingüe es nuestro orgullo. La historia es interesante para contarla porque muestra la diferencia entre un Estado presente y un Estado alejado de la gente. Ese edificio lo hicimos con fondos del gobierno nacional, que en ese entonces nos cedió Esteban Bullrich. Hicimos el edificio pensando que iba a ser una escuela provincial y le pedimos a la provincia que completara la planta funcional y no lo hacía. Hasta que un día, a Damián Sala y todo el equipo de educación les dije: “La tomamos nosotros”.

Es una escuela de la municipalidad.

—Es municipal. Tiene doble escolaridad, es bilingüe. Tiene robótica y mucha tecnología para los chicos, con tablets y pizarrón electrónico. El primer año nos costó completar la matrícula, porque los papás no tenían la suficiente confianza. Pero este año, que ya vamos por el tercero, tuvimos una demanda de más de 500 inscriptos. Y, además, el prestigio de la escuela empezó a correr, y hay gente de otros barrios que quiere mandar a sus chicos. Es un éxito, y muestra que, cuando está la oferta de una buena educación, los papás terminan prestando atención y mandan a sus chicos.

Néstor Grindetti visitó el auditorio de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)
Néstor Grindetti visitó el auditorio de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)

¿Cómo miran la educación, esas familias?

—Está en un barrio muy popular. Lamentablemente hay gente que no la está pasando bien. Y tener esta posibilidad, realmente los motiva. Una de las cosas que mantenemos como un Norte es el nivel de excelencia. La directora, Liliana, es muy buena en hacer foco en la meritocracia. Los chicos no pasan porque terminan el año, sino que hay un seguimiento y una ocupación y una preocupación de parte del cuerpo docente, que, además, nos preocupamos por elegirlo muy bien. Y cuando se detecta un problema de algún chico, se hace un seguimiento con los papás. Los resultados son muy buenos. Obviamente crece a razón de un grado por año. Y más adelante empezaremos el secundario.

No le voy a pedir que se comprometa, pero ¿harían otra escuela como esta?

—En los programas que estamos preparando para la provincia de Buenos Aires, si me toca ser candidato a gobernador, planteamos una fuerte descentralización del manejo de las escuelas hacia los municipios. Nosotros creemos que toda la infraestructura, la compra de herramientas, la compra de manuales, la robótica, se haría mucho más eficiente en los municipios. Al punto de que mi idea es que los recursos humanos también los manejen los municipios, respecto de la capacitación de los maestros, los exámenes que ellos deberían dar todos los años para mostrar que se capacitaron, y el examen que deberían dar los chicos para ver que el sistema funciona. Todo eso, más la potestad del intendente frente a los resultados de poder cambiar algún maestro que no anda. Eso sería lo ideal. Claro que esto va contra la doctrina Baradel, pero estamos dispuestos a dar esa batalla.

¿Cómo encuentra a los chicos cuando visita la escuela?

—Los ves contentos. Es fantástico. Es muy lindo ver a los a los más chiquititos diciendo algunas palabras en inglés; es muy divertido. Trabajan con la robótica, trabajan en equipo. La escuela tiene comodidades muy buenas. La verdad que los ves disfrutar en el colegio. Eso es lo más lindo. Partiendo de la base que, por supuesto, aprenden. Porque el problema es cuando la educación o el sistema educativo decae de tal forma que termina no educando.

¿Y las maestras?

—Son fantásticas. La directora es muy buena. Está muy comprometida con lo que nosotros creemos que tiene que ser el colegio. Se ha ocupado muchísimo de que la escuela tenga la impronta que le habíamos marcado con respecto al compromiso del personal y de lo que queríamos lograr en términos de cómo debe funcionar la meritocracia que hace que los chicos avancen. No solo en términos de una nota en un boletín, sino de los avances que van haciendo, por ejemplo, en robótica o en idiomas. Yo veo que las maestras están muy comprometidas con eso.

Un diálogo entre Diego Valenzuela y Néstor Grindetti, que se dio en la jornada de educación federal de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)
Un diálogo entre Diego Valenzuela y Néstor Grindetti, que se dio en la jornada de educación federal de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)

Habla de robótica y, además de la escuela, Lanús tiene un centro de robótica.

—Nosotros nos ocupamos de la educación formal y prestamos atención a las escuelas provinciales, pero también tenemos una mirada sobre la educación no formal y creamos junto con el sector privado varias escuelas de oficio que es algo muy importante. Además, tenemos una bolsa de trabajo que funciona muy bien y que integra a los jóvenes que están participando en estas escuelas con el mercado laboral. Y otra cosa no menor, y que tiene que ver con la educación, es el club de emprendedores. Tenemos dos mil quinientos emprendedores a los que asistimos para capacitarlos cuando tienen una idea. Esas cuatro patas integradas están funcionando muy bien. Con respecto a la robótica, detectamos que una empresa que fabrica robots industriales no conseguía personal. Estamos muy atentos a los lugares donde hay demanda de mano de obra que no está satisfecha…

El año pasado no contaba el caso del polo gastronómico.

—Exactamente. Bueno, la escuela de gastronomía funciona muy bien. La escuela de robots industriales va por los 90 graduados, una porción de los cuales se lo llevó la propia empresa que no conseguía gente. Es impresionante cómo faltan oficios. En un país donde hay tanta gente sin trabajo, parece mentira, pero hay una demanda de determinados oficios que no está satisfecha. Nosotros estamos atentos a eso y tratamos de juntar las puntas. Incluso en las recorridas por el interior detecto que no hay mecánicos. Entonces, estamos viendo cómo organizar para capacitar a la gente de Lanús que tiene trabajo y pueda tener una oportunidad en el interior, y producir una migración de sentido contrario a la que tanto daño ha traído por la acumulación de una población que no tiene alternativa de trabajo en el conurbano.

¿Cómo son los robots industriales? ¿Cómo se capacita a la gente?

—El industrial es un brazo grandote más alto que nosotros. Es muy grande. En el centro de robótica se les enseña a chicos y grandes a programarlos. Yo no sabía que los robots industriales cada tanto se desprograman, y no conseguían gente que pudiera asistirlos rápidamente en la programación, lo que implica que se para una planta de producción. Así que la programación de un robot industrial tiene una posibilidad de trabajo futuro muy importante.

¿Hay una oficina de empleo relacionada con las escuelas de oficios?

—Está relacionada fundamentalmente con la gente. Los chicos salen de la educación formal y encuentran que no están preparados para el mundo laboral. Entonces se les enseña desde cómo hacer un currículum hasta cómo presentarse, cómo vincularse. Pero, de nuevo, tiene que ser algo integral. No es sólo capacitar a un chico, enseñarle a hacer el currículum y después te olvidás de él, sino que hay un seguimiento. Hay que buscar la demanda de trabajo, conectarlos, estarles encima. Lo mismo con los emprendedores. No me acuerdo el número exacto, pero a lo largo de nuestro gobierno, alrededor de 3.500 personas consiguieron trabajo producto del accionar de estos programas. Ahora estamos tratando de relacionar a nuestros emprendedores con los de otros municipios. La educación formal tiene que conectarse con el mundo laboral, porque tampoco es cuestión de capacitar mecánicos que no tengan una buena educación formal. Todavía hay mucho para trabajar y lo estamos desarrollando. Si la provincia pensara en la educación de la gente realmente habría muchísimo para hacer integrando, además, los distintos municipios con las distintas realidades productivas.

Néstor Grindetti en el auditorio de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)
Néstor Grindetti en el auditorio de Ticmas (Foto: Agustín Brashich)

¿Qué aportes hicieron en la escuela? ¿Qué encontraron que faltaba en la educación de los chicos?

—Desde ya, la robótica. Esa es una. Lanzamos un programa para las escuelas industriales, que tienen una herramental vetusto, viejo, roto, muchas cosas que ya no se usan, y desde el municipio venimos haciendo una inversión de millones de pesos para comprar el herramental de las escuelas industriales. Son escuelas provinciales, pero faltaba eso. Y eso se detecta yendo, recorriendo: nuestro equipo está muy encima de las necesidades de las escuelas, muy atento a lo que necesitan las maestras. A veces se puede hacer y, a veces, nos excede totalmente. Lanús tiene casi 200 establecimientos educativos. Desde el municipio no podemos atenderlos a todos. Sí, claramente, a nuestros jardines de infantes y a nuestra escuela bilingüe. Pero además tratamos de mejorar la situación de la educación, que, en la provincia, realmente no está bien.

Si tuviese que definir tres características que le gustaría que los estudiantes tengan al llegar al último año del secundario, ¿cuáles serían?

—El primero, en la vida en general y en el estudio en particular, la meritocracia. Es un tema muy importante. Para que las cosas te salgan bien, tenés que estudiar y esforzarte y laburar de la mejor manera posible. Las cosas no caen del cielo. A mí me lo enseñó mi viejo, y a mi generación nos lo metieron en la escuela: las cosas se logran con esfuerzo y con trabajo y con estudio. Otra: que tengan inquietud, que tengan motivaciones para desarrollarse en la vida. No solo en los aspectos económicos, sino que se desarrollen intelectualmente. Que busquen un camino en la vida para las satisfacciones que tiene que ver con la cultura, con lo intelectual, con la lectura. Que salgan del colegio con eso asimilado, aprehendido. Que tengan inquietudes y que sepan que hay que esforzarse: son dos cuestiones muy importantes y que, lamentablemente, a veces por falta de estímulo, uno en los chicos no las ve.

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