Con cinco años de antigüedad, Argentinos por la Educación es una organización con se ha convertido en uno de los protagonistas de la agenda educativa del país. Surgió como una forma de hacerle frente desde el tercer sector a la crisis que atravesaba la educación, y ya desde sus inicios se destacó por el trabajo sobre datos, ya que una de las dificultades identificadas era la de hacer un diagnóstico preciso de la situación de la educación.
Con sus informes, la organización se ganó un lugar preponderante como fuente de información. Con el paso del tiempo, además de visibilizar los desafíos educativos, se propuso ser un agente promotor de “acuerdos” entre dirigentes, especialistas y académicos para diseñar en conjunto las políticas públicas y los proyectos de Educación. Y ante el deseo de la sociedad de involucrarse cada vez más activamente en la educación —sobre todo desde la pandemia—, la organización empezó a desarrollar campañas; es decir, acciones de gran visibilidad en todo el país con el objetivo de, no solo mostrar los puntos de dolor, sino también proponer líneas de acción para que todos los actores pudieran contribuir.
Belén de Gennaro es licenciada en Ciencias de la Comunicación y es la directora de Campañas de Argentinos por la Educación. En una entrevista a cargo de Patricio Zunini en el auditorio de Ticmas, De Gennaro explicó las claves para entender los objetivos de la organización y los retos que enfrenta desde su área.
—¿Cuál es la relación entre Argentinos por la Educación como organización y el Observatorio (de Argentinos por la Educación) que realiza los informes que se envían a la prensa?
—Es clave. Nosotros, desde las campañas, tenemos conversaciones con todos los actores —familias, organizaciones, docentes, directivos, estudiantes— en donde aparecen un montón de problemáticas en relación a sus experiencias personales, pero es el observatorio el que busca qué dicen los datos sobre esas problemáticas. Muchas veces, con el dato duro que nos arroja el estudio del Observatorio —por ejemplo, que el 46% de los chicos de tercer grado no comprenden lo que leen—, pensamos qué campañas podemos hacer para sumar a la sociedad en su conjunto. Porque, si no, las acciones quedan dentro del mundo educativo y a nosotros nos parece que hay que romper esa barrera y llegar a toda la sociedad.
—¿Cuánto tiempo se tarda en elaborar los informes del Observatorio? El dato del 46% es previo a la pandemia, y es muy probable que desde entonces haya aumentado.
—Hay algunos que salen rápido, y hay temas que se planifican a lo largo del año, pensando que los informes salen cada 15 días. El Observatorio es una máquina de producir informes con una rigurosidad enorme. Y frente a eso hay dos complejidades. Una es cuando se toman datos oficiales. La mayoría de los informes toman fuentes oficiales, que tienen el problema de ser complejos de leer por el ciudadano común. El desafío es traducir la información, ponerla de una manera clara, sencilla, pertinente. El otro camino, que es mucho más difícil, es cuando hacemos relevamientos propios con todo lo que eso implica, pero que nos permite preguntar cosas que quizás las fuentes oficiales no tienen. El informe que mencionás surge del resultado de las evaluaciones ERCE de 2019. Nos encantaría contar con información actual, pero no tenemos los datos estadísticos oficiales. Parte de lo que promovemos con esta campaña es contar con datos, implementando las pruebas APRENDER en tercer grado, para, además, tener un desagregado por provincia.
—¿Cómo escuchan las necesidades de la gente? ¿De qué forma llegás al territorio?
—Algo bueno que trajo la pandemia es la posibilidad de estar conectados. En nuestro caso, con familias y organizaciones de todas partes del país. Antes era más difícil. En ese sentido, hoy mantenemos conversaciones con todos los actores de la educación, con los que generamos espacios de encuentro proactivamente. Por ejemplo, la red de Familias por la Educación, que tiene líderes en las veinticuatro jurisdicciones. Y muchas veces son las familias o las organizaciones quienes se acercan a nosotros. Cuando surgió el debate sobre la alfabetización, recibimos una gran cantidad de mensajes de docentes, de directivos, de organizaciones. Ni que hablar de las familias.
—¿En cuántos grupos de WhatsApp estás?
—Debo tener veinticuatro —uno por jurisdicción— más otros grupos que se generan con espacios de formación y capacitación. Deben ser más de 35 grupos de WhatsApp, y además están las cadenas de mails y las conversaciones en paralelo. Creemos en tener estos espacios, donde la gente no se sienta sola. No hay una red que contenga a los padres y madres como tienen otros actores, que pueden tener un sindicato, distintas agrupaciones. Hay muchos ciudadanos que se sienten muy solos y que encontraron en Argentinos por la Educación —y en otros movimientos— la posibilidad de pensar en conjunto cómo actuar, qué hacer, cómo comprometerse con la educación.
—Guillermina Tiramonti dijo en este auditorio que, si la sociedad pide por la educación, la política tiene que dar respuesta. Quería preguntarte si esas ideas son las que ustedes toman para generar las campañas.
—Sí. De hecho, cuando nos preguntan por la campaña de alfabetización, la prioridad es la sensibilización hacia la ciudadanía. Parte de lo que buscamos es posicionar la problemática para que la educación sea una prioridad para la sociedad y que les demande a los decisores. La responsabilidad de quienes son decisores en materia educativa, pero el compromiso también es de los ciudadanos. Que cuando pensemos en tomar una decisión en términos electorales también pensemos en la educación, porque es el motor de la sociedad.
—Hay un prejuicio que rodea Argentinos por la Educación, que tiene que ver con un sesgo de origen, con un sector político. Conociendo a quienes trabajan en la organización, yo tengo que decir que me parece un prejuicio infundado. ¿Cómo trabajan con eso? ¿Lo tienen presente?
—Está presente en todo lo que hacemos. En primer lugar, consideramos que Argentinos por la Educación es un espacio plural. Los integrantes vienen de trayectorias muy diversas y distintas, y creo que eso enriquece el debate. En cuanto a lo interno, hay diversidad en todos los que integramos el espacio. En cuanto a lo externo, nos relacionamos con más de setenta referentes académicos que provienen de espacios académicos e ideológicos totalmente distintos; las más de ochenta organizaciones que forman parte de la red tienen experiencias diversas. También con las familias hubo un desafío enorme, porque cada una tiene un posicionamiento ideológico y nosotros siempre cuidamos que el espacio sea abierto, plural y apartidario. No tener ningún tipo de responsabilidad con ningún gobierno nos da la libertad para hacer los informes que queramos, para hacer campañas sobre cualquier tema. Cuidar esos valores es fundamental.
—¿En qué próximas campañas estás abocada?
—La prioridad está en la alfabetización. Y como segunda acción, hacemos pedidos puntuales a los gobiernos. Al nacional le pedimos que evalúe en tercer grado; es muy importante contar con un diagnóstico para la toma de decisiones. Y a los provinciales les pedimos que tengan un plan de alfabetización. Hay quienes ya los tienen y vienen haciendo un esfuerzo enorme; con ellos apuntamos a robustecer los planes. Y a las provincias que no lo tienen, les solicitamos que puedan implementarlo y visibilicen los resultados para que la sociedad pueda conocer los avances, cómo se revierte el diagnóstico.
—¿Cómo miden el resultado de una campaña?
—Muy buena pregunta. De hecho, forma parte de la discusión interna, y es algo muy importante porque hay distintos indicadores para medir el éxito. En primer lugar, si nuestro objetivo es visibilizar, determinamos los indicadores que nos permitieron llegar a una gran cantidad de personas. En el caso de la campaña #NoEntiendenLoQueLeen fue un éxito enorme; me animo a decir que fue de las de mayor impacto en términos de visibilidad. En segundo lugar, como tenemos pedidos puntuales a los gobiernos, buscamos lograr que las máximas autoridades de las provincias adhieran al compromiso por la alfabetización. Siempre tratamos de poner un indicador en relación a la comunicación y un indicador en relación al pedido concreto que hacemos.
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