Petardos que estallan durante las horas de clase, televisores rotos, matafuegos vaciados en el microcine, celulares, mochilas y abrigos robados forman parte de una serie de “actos vandálicos” que preocupan a la comunidad del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA). Así lo manifestaron las autoridades de la asociación cooperadora “Amadeo Jacques” en una carta enviada a la rectora, Valeria Bergman. Allí las familias imploraron que el Colegio brinde “un ambiente seguro” para sus hijos e hijas.
En la misiva, los representantes de las familias del CNBA expresaron “la extrema preocupación por los hechos de público conocimiento sucedidos en los últimos meses”, que incluyen estos y otros episodios. Para la cooperadora, no se trata simplemente de “travesuras de adolescentes”, sino de “actos vandálicos”.
Desde el Colegio dijeron a Infobae que no se han detectado mayores niveles de indisciplina que en años anteriores, y que la carta de la cooperadora mezcla episodios distantes en el tiempo. Sin embargo, sí notaron en la pospandemia, “al igual que todo el sistema educativo, más problemas de ansiedad y de salud emocional, por ejemplo, dificultades con los hábitos de estudio, o alumnos que refieren mayores niveles de nervios ante la situación de rendir un examen”.
En mayo, la rectora Valeria Bergman y el equipo de conducción también llamaron la atención sobre la cuestión del vandalismo en una carta a la comunidad educativa, en la que pidieron responsabilidad en el cuidado del edificio escolar: “Tenemos el privilegio y el orgullo de habitar, cotidianamente, un espacio declarado Monumento Histórico Nacional. Sabemos que su valor radica en su imponente estilo arquitectónico y en su carácter de edificio público, como también, en ser testigo de tantas generaciones que, en mayor o menor medida, aportaron en la construcción de nuestra Nación”.
El pedido de las autoridades se dio tras un episodio de vandalismo en los baños, justo después de una obra de remodelación y modernización: “Nos preocupa y aflige corroborar que parte de ese espacio ha sido vandalizado, dañando un patrimonio que, insistimos, nos pertenece a todos y que para su arreglo requirió de un gran esfuerzo financiero y presupuestario, en el marco de la difícil coyuntura económica que atraviesa nuestra sociedad”.
La rectora aseguró que tanto el equipo de conducción como el plantel docente y no docente se ocupa de “fomentar en nuestros y nuestras estudiantes la toma de conciencia acerca de la importancia de cuidar el edificio”. En ese sentido, pidieron a cada familia que “que reflexione al interior del hogar sobre las consecuencias negativas de estos actos destructivos y la necesidad de resguardar nuestro lugar común”.
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A principios de junio, la cooperadora compró 10 televisores de 55 pulgadas, para reponer los 8 televisores destruidos recientemente. Según informaron, el gasto fue de 1.100.000 pesos, equivalentes “a poner en valor tres aulas”. En ese sentido, impulsan también una campaña de concientización de los estudiantes bajo el hashtag #CuidáTuEspacio.
Los representantes de padres y madres manifestaron su inquietud no solo por el esfuerzo económico que implica la reparación de estos destrozos, sino también “por la sensación de vulnerabilidad que puede estar sintiendo el alumnado”.
En ese sentido, en su carta pública las autoridades de la cooperadora le consultan a la rectora “si el personal docente y no docente está capacitado con protocolos actualizados en temas de salud mental, en materia de seguridad y cuidado del cuerpo”. Y formulan un pedido concreto: que todos los estudiantes se hagan un examen de salud, que podría “ayudar a detectar problemas previos de salud integral”.
El acompañamiento psicológico y emocional de los alumnos es una preocupación para las familias: “Históricamente, los tutores del Colegio hacen acompañamiento académico, y nos preguntamos si en esta era pospandemia, con tantos casos de acoso, bullying, adicciones, trastornos de ansiedad, cancelaciones, escraches y atentados contra su propia integridad física, quizás sería el momento de tener otro tipo de acompañamiento con personal especialmente capacitado y multidisciplinario”.
Desde el CNBA explicaron que, en el marco de la pospandemia, “el Colegio está mejor preparado que cualquier otra institución de educación media al contar con mayor porcentaje de docentes preparados para contención del estudiante. Cada aula tiene un preceptor y un tutor exclusivamente asignados para ese curso. Además, el CNBA cuenta con una Dirección de Orientación al docente (DOE) integrada por un cuerpo de psicólogos y psicopedagogos, una oficina contra la violencia y la discriminación por género u orientación sexual, y una oficina de ESI”.
Destacaron también que el colegio cuenta con el programa Trayectos Especiales, que es un régimen de cursada personalizada para estudiantes con problemas serios de salud, sean físicos o mentales. Además, informaron que la institución viene poniendo en práctica diferentes políticas de prevención y contención, como talleres, campamentos (en primer y segundo año) y jornadas de reflexión institucional obligatorias para estudiantes, docentes y no docentes con el objetivo de fomentar una cultura de la tolerancia y el cuidado para una buena convivencia.
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