En el marco de una jornada dedicada a las mujeres que están transformando la educación, se llevó a cabo una interesantísima charla en el auditorio de Ticmas. Con el título “Comunicar la ciencia: el impacto de los saberes en la sociedad”, dos destacadas expertas compartieron sus conocimientos y experiencias. Guadalupe Díaz Costanzo, directora del Centro Cultural de la Ciencia (C3), y Carla Sabbatini, directora ejecutiva de la Cátedra UNESCO de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, son reconocidas referentes en la divulgación científica y la promoción de la sustentabilidad.
Durante la charla, se abordaron diversos temas de relevancia en el panorama científico actual. Entre ellos, destacaron los desafíos que enfrentan las mujeres en el campo de las ciencias, haciendo hincapié en la necesidad de promover una mayor participación femenina en esta área, y la importancia de reflexionar sobre el tipo de conocimiento científico que se enseña en las aulas. También hablaron de la necesidad de fomentar una cultura científica en la sociedad y generar conciencia y sensibilización sobre el cambio climático. El encuentro fue moderado por Patricio Zunini.
El rol de las mujeres en la ciencia
Guadalupe Díaz Costanzo comenzó su participación respondiendo sobre la problemática en torno a la cantidad de mujeres que participan en las distintas disciplinas científicas en el país. Aunque Argentina presenta una cifra alentadora, con más del 50% de mujeres en las ciencias, al analizar los datos más detalladamente tanto por disciplinas como por puestos de liderazgo, se hace evidente que aún quedan desafíos por enfrentar y prácticas que repensar. En el caso de las Ciencias de la Computación, por ejemplo, las mujeres son menos del 20% de los inscriptos. Este dato refleja la necesidad de tomar decisiones conscientes y trabajar en la reversión de esta situación, y una de las acciones que desarrolló el C3 con el respaldo de la Fundación Sadosky y la Fundación del Banco Nación es el programa “Numéricas”. Este programa, dirigido a chicas de entre 16 y 18 años, busca brindarles una oportunidad concreta de aprendizaje en temas tales como ciberseguridad, desarrollo de aplicaciones, videojuegos y ciencia de datos, entre otros.
¿Qué ciencia queremos enseñar? ¿Para qué tipo de mundo, con qué visión de futuro? (Carla Sabbatini)
Carla Sabbatini, desde su rol en la Universidad de San Andrés, donde trabaja en una cátedra dedicada específicamente a la educación para la sostenibilidad, planteó el abordaje del problema de género desde una perspectiva más amplia que la elección de carreras STEM y señaló que, dentro de los programas de formación docente para la enseñanza de la ciencia dirigidos por Melina Furman en UdeSA, además de considerar la brecha de género se indaga por el tipo de mensajes que se transmiten en la educación en cuanto a los propósitos de la ciencia y los estereotipos del conocimiento científico. Sabbatini se preguntaba: “¿Qué ciencia queremos enseñar? ¿Para qué tipo de mundo, con qué visión de futuro?”.
Construyendo una cultura científica
Al destacar el impacto de los conocimientos en la sociedad, Díaz Costanzo hizo hincapié en la necesidad de fomentar una amplia participación en la cultura científica. La ciencia, dijo, es parte integral de nuestra cultura y está sujeta a debates y construcciones. Con este objetivo en mente, apuntó a la necesidad de abrir espacios de discusión y participación en temas relevantes para nuestra vida diaria. “Pensemos en cuántas decisiones que tomamos están influenciadas por aspectos científicos o tecnológicos”, dijo. Además, señaló que durante la pandemia se cuestionó el tipo de ciudadanía científica capaz de involucrarse en debates urgentes del momento.
“Cuántas decisiones que tomamos están influenciadas por aspectos científicos o tecnológicos” (Guadalupe Díaz Costanzo)
Carla Sabbatini resaltó el desafío crucial de acercar el tema del cambio climático a la opinión pública, superando la percepción generalizada de que es algo lejano y ajeno. Enfatizó la necesidad de generar conciencia sobre los cambios concretos que ya están ocurriendo y que tienen un impacto profundo en nuestras vidas. Para lograr esta sensibilización, es necesario construir un margen de maniobra tanto para la esperanza como para la transformación. “A veces”, dijo, “resulta tentador caer en cierto grado de angustia e incluso adoptar una visión apocalíptica”, pero en la lucha por la sostenibilidad se presentan oportunidades diarias para encontrar pequeños márgenes de acción: desde revisar hábitos cotidianos hasta adquirir una alfabetización climática y científica.
Un enfoque holístico, interdisciplinario e integral
¿Cómo se trabaja en la formación educativa sobre ciencia y ambiente? “Por supuesto, no hay una receta, no hay un camino”, dijo Sabbatini. Aunque remarcó que lo fundamental es poner a los estudiantes en el centro y atender a sus intereses. A la vez, destacó la importancia de ayudar a los estudiantes a comprender que la sostenibilidad es parte de sus propios intereses. Al hablar de sostenibilidad, dijo, nos referimos a la preservación de la vida en nuestro planeta y a la necesidad de redefinir nuestras formas de relacionarnos, tanto con otros seres humanos como con otras formas de vida y elementos naturales que sostienen nuestra existencia. Formar a los estudiantes es un proceso complejo en el que se busca que se vean a sí mismos como elementos interdependientes en un enfoque menos centrado en el ser humano y más holístico, integral, interdisciplinario y sistémico.
“Los museos pueden ser grandes espacios complementarios a las escuelas” (Guadalupe Díaz Costanzo)
Díaz Costanzo, en tanto, remarcó una frase que los museos son espacios para el aprendizaje. La importancia, en consecuencia, radica en que, considerando las posiciones y las oportunidades, se fortalezca la alianza entre escuelas y museos, que, dijo, es fundamental. Hay que dejar de ver a las instituciones como actores que operan en forma separada, y comenzar a considerarlos más bien en un trabajo conjunto. “Los museos pueden ser grandes espacios complementarios a las escuelas”, dijo. Con un diálogo constructivo y un apoyo mutuo, se pueden generan alianzas que permitan explorar nuevas oportunidades, programas y actividades.
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