El 59% de los estudiantes mendocinos con “niveles críticos” en lectura mejoraron su desempeño durante el ciclo lectivo 2022, según resultados presentados esta semana por la Dirección General de Escuelas de Mendoza y el Banco Mundial. El trabajo sobre fluidez lectora durante el año pasado también permitió reducir las brechas de aprendizaje por género y nivel socioeconómico, de acuerdo con el informe “Gestión con evidencia: fluidez lectora y alfabetización, la experiencia de Mendoza”.
En 2022, la provincia aplicó un Censo de Fluidez Lectora en primaria y secundaria, en el que se evaluó a más de 270.000 estudiantes. Al comienzo del ciclo lectivo, el 27% de los alumnos evaluados presentaba niveles críticos de alfabetización; de ellos, 6 de cada 10 mejoraron sus desempeños en el transcurso del ciclo lectivo. Este año, la iniciativa se repite: tras una primera sesión entre marzo y abril, la segunda se realizará en julio y agosto, y la tercera entre noviembre y diciembre.
“El Censo se consolidó como una herramienta para identificar a los estudiantes que presentan un nivel de desempeño crítico en fluidez lectora, desarrollar y focalizar intervenciones para cerrar estas brechas de desempeño, e informar a supervisores, directores y docentes para el adecuado monitoreo del progreso en los aprendizajes durante el año escolar”, señaló la Dirección General de Escuelas en un comunicado.
María José Vargas, economista del Banco Mundial, presentó el análisis que realizó el organismo internacional a partir de la experiencia mendocina. En su exposición, Vargas destacó la necesidad de “volver a lo básico”, en el sentido de focalizar los esfuerzos del sistema educativo en los saberes y habilidades fundamentales, como la lectura.
Sobre la experiencia mendocina, Vargas destacó que la provincia “diseñó un operativo oportuno de evaluación diagnóstica, cuando los chicos volvían a clase en 2021, tras el cierre de escuelas por la pandemia. Además, priorizó las habilidades básicas de fluidez lectora, que son claves para el éxito de las trayectorias educativas”.
La economista del Banco Mundial también enfatizó el valor de haber diseñado “intervenciones orientadas a aquellos estudiantes que más necesitaban apoyo”, y destacó que la propuesta pedagógica mendocina se basa en “lecciones estructuradas, horas adicionales enfocadas en lectoescritura y tutorías”.
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José Thomas, director general de Escuelas, explicó que la provincia decidió priorizar la alfabetización en 2015, hace 8 años, y ha logrado continuidad en sus esfuerzos. “Todos los indicadores decían que veníamos cayendo en comprensión lectora en todos los niveles, según todas las pruebas nacionales e internacionales. Pero a veces en Argentina le echamos la culpa al mensajero”, dijo Thomas en su presentación.
El ministro destacó que en 2017 empezaron con la entrega masiva de libros en modalidad “uno a uno”; en 2021, con la vuelta a las clases presenciales, aplicaron el primer Censo de Fluidez Lectora; y en 2022 se aprobó la Ley Provincial de Alfabetización (N° 1.438), que contribuyó a institucionalizar la prioridad de este tema en la política educativa.
La ley establece el desarrollo e implementación de un Plan Estratégico de Alfabetización, que exige el uso de evidencia como base para estrategias y programas de alfabetización, la determinación de metas provinciales de fluidez y comprensión lectora, la implementación de evaluaciones censales para la medición de la fluidez lectora y el seguimiento trimestral de estudiantes rezagados.
El informe elaborado por el Banco Mundial aclara que la fluidez lectora “no es un problema exclusivo de los primeros grados de primaria, sino que puede persistir en la trayectoria en grados avanzados, incluso hasta secundaria”. De hecho, los resultados de la evaluación encontraron que alrededor del 20% de los estudiantes de secundaria presentan niveles críticos de fluidez lectora: este rezago los limita para continuar aprendiendo.
El documento también señala que, contra lo que suele decirse, los niveles de aprendizaje pueden modificarse en el corto plazo: “Los resultados presentados ponen en tela de juicio la creencia generalizada de que los cambios en los aprendizajes solo pueden verse en el largo plazo”. Para que esto sea posible, aun en un contexto de crisis y recursos limitados, resulta fundamental “la voluntad política informada con datos relevantes y oportunos” y “un trabajo colaborativo con docentes”.
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