Los datos son alentadores: 9 de cada 10 estudiantes consultados dijo haber recibido los libros de Lengua y Matemáticas y 8 de cada 10 consideró que los textos le ayudan en el proceso de aprendizaje. Mientras que 8 de cada 10 directivos de las escuelas primarias encuestadas coincidieron al responder que sus estudiantes habían recibido los libros y que los usaban en las clases.
Esta semana el Ministerio de Educación de la Nación dio a conocer los resultados de una encuesta muestral que hizo en noviembre de 2022 sobre cuántos estudiantes habían recibido textos de Lengua y Matemáticas enviados desde este organismo y qué uso le dan.
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Después de analizar el informe y conversar con docentes de distintas jurisdicciones, entrevisté al ministro Jaime Perczyk, a la viceministra Silvina Gvirtz —de su equipo depende directamente la entrega de libros— y al secretario de Evaluación e Información Educativa, Germán Lodola —que gestiona el área que hizo esta encuesta—. Pero antes de avanzar, quiero darte el contexto en el que se hizo este relevamiento.
El estudio consistió en dos cuestionarios (uno para estudiantes y otra para directivos) que se repartieron junto con las Pruebas Aprender muestrales que se tomaron en noviembre de 2022 y de las que participaron 123.855 estudiantes de 3.686 escuelas —de gestión pública y privada— de todo el país.
Los cuestionarios fueron enviados a todas las escuelas (2.374) de gestión pública o con cuota cero (que son las que reciben estos libros) y que participaron de las pruebas. Es decir, 67.993 estudiantes de sexto grado y 2.339 directivos de escuelas primarias de todas las jurisdicciones del país respondieron sobre si les habían llegado y qué uso le daban a los libros enviados desde el programa Libros para Aprender. Las escuelas consultadas fueron un 12% del total de las que recibieron libros: 21.312.
El objetivo del estudio: “Aprovechar las Pruebas Aprender para saber, mientras la política estaba sucediendo, si los libros de Lengua y Matemáticas efectivamente llegaban a los estudiantes y si se usaban. Porque el programa comenzó a repartir libros en 2022″, explica Germán Lodola. Y amplía Jaime Perczyk: “El estudio se da en un contexto de política educativa en la que desde el Estado definimos que los libros en las escuelas y en manos de los chicos son el material pedagógico por excelencia”.
Ahora sí, te doy más detalles de esos resultados que adelanté. Los textos que entrega a cada estudiante Libros para Aprender son en modalidad uno a uno. “Significa que cada estudiante recibe sus libros —que tienen una etiqueta donde pueden poner sus nombres— y con ellos trabaja en la escuela, los lleva en la mochila y puede seguir trabajando en la casa. “Entre muchas otras cosas, que cada chico o chica tenga un libro quita tiempo de copiado en el aula y, en el caso de Matemáticas, amplía el tiempo que la docente tiene para explicar”, dice Gvirtz. Y refuerza Lodola: “Que los chicos tengan los libros en sus mochilas también hace que sus respuestas al cuestionario sean creíbles”.
El 92% de los estudiantes de sexto grado de primaria encuestados dijo tener los libros. Casi no hay diferencia en la cantidad de chicos y chicas de escuelas urbanas (91,9%) o rurales (92,5) con libros. “En 2022 se entregaron 15.191.918 textos a estudiantes de unas 21.312 escuelas primarias y 18.331 jardines de infantes —que recibieron libros de cuentos—. En 2023 se entregaron 15.760.338 y empezamos a incorporar a las escuelas secundarias (unas 10.228). El ministerio lleva invertido en este programa $39.167 millones”, detalló Perczyk.
Del 8% restante, 3,2% dijo no haberlos recibido y 4,8% no informó nada. “Esto puede deberse a errores en las bases de datos, a que tengamos mal la dirección de una escuela, a que cambió de edificio y no se nos informó, a que estaba cerrada el día que se fue a hacer la entrega y aún no se volvió, etc., etc.”, explica el ministro.
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¿Usaron los libros? Según el estudio, usaron más el de Lengua (83,5%) que el de Matemáticas (72,8%).
¿Cuánto los usaron? Al texto de Lengua, el 70% sostuvo que lo usó entre algunas y muchas veces, el 13,7% pocas veces y solo un 3% dijo no haberlo usado nunca. A su vez, es más alta la proporción de estudiantes de gestión estatal (84%) que usan los libros de Lengua que los de gestión privada (75%), y más los de nivel socioeconómico bajo (84%) y medio (87%), que alto (68%). Respecto al texto de Matemáticas, el 25,3% dijo haber trabajado con este muchas veces, el 32,1% algunas, el 15,4% pocas y solo el 4,8% nunca. Los demás estudiantes no informaron nada.
¿Los usaron en sus hogares? 7 de cada 10 chicos y chicas encuestados trabajó en sus casas con el texto de Lengua y 6 de cada 10 lo hizo con el de Matemáticas.
¿Qué contaron los directores y las directoras? El 81% dijo que todos sus alumnos y alumnas recibieron los libros, en tanto el 16,8% sostuvo que solo les habían llegado a algunos de sus estudiantes.
¿Hay diferencia por el lugar donde viven? El 85,6% de los directivos de escuelas urbanas dijo que todos sus estudiantes recibieron libros, mientras que desde las escuelas rurales lo hicieron el 78,2%. A su vez, 86,4% del total encuestado afirmó que todos y todas sus docentes usaron los textos.
“Nosotros intentamos decir que los libros tienen que quedarse, que es un acierto que los chicos tengan libros y que hay que darle continuidad a esta política. Los chicos tienen que tener libros todos los años porque tiene valor educativo y es una inversión rentable para la Argentina”, sostuvo Perczyk.
¿Hasta cuándo está garantizada la financiación de este programa? El ministro responde: “Es una pelea que hay que dar todos los años. Es una decisión política que haya libros en las escuelas. Como es una decisión política la de Suecia de intensificar su inversión en libros más que en tecnología digital. Nosotros decimos: tiene que haber computadoras, conectividad y libros. No se olviden de los libros. El 80% de los chicos está diciendo que le sirven”.
Sigue Perczyk: “Que los docentes los usen también demuestra que es un bien valorado por ellos. Pero para que los libros no solo se reciban, sino que se saquen de las cajas y se usen es importante asegurar la entrega de libros todos los años. Porque los funcionarios terminamos nuestros mandatos y nos vamos, pero las escuelas quedan. El docente necesita saber que esa forma de enseñanza y aprendizaje que se establece teniendo los libros se puede sostener. En la Argentina tenemos que garantizar libros hasta que resolvamos los problemas que tenemos con el aprendizaje y con las desigualdades”.
Y acota Gvirtz: “Ahí agregaría que no es una política de entrega de libros solamente, sino una política de entrega de libros en modalidad uno a uno, con libros que son de los chicos y pueden ser utilizados en las casas. Porque esto amplía el horario educativo, el tiempo que los chicos pueden dedicarse a las tareas escolares y, como dije antes, también amplía el tiempo que el docente puede dedicarse a la materia específica y no a copiar. Es decir, la continuidad de está política depende de que se garantice el modelo uno a uno”.
— ¿Tienen algún dato que relacione la entrega de libros y las mejoras en Lengua que reflejó la Prueba Aprender 2022?
— [Contesta Gvirtz] No tenemos datos puntuales sobre esta política pública para hacer un afirmación en ese sentido. Pero todas las pruebas ERCE [N. de R.: ERCE es la sigla de Estudio Regional Comparativo y Explicativo, una evaluación estandarizada que se aplica en países de América Latina y el Caribe] muestran que los chicos que tienen libros sacan entre 10 y 50 puntos más que los que no tienen.
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