Frente a la compleja situación educativa que atraviesa el país, la provincia de Río Negro implementó un ambicioso programa que propone acompañar las clases curriculares con una jornada los sábados. La iniciativa se llama “Sábados para Acompañarnos” y está dirigida a estudiantes tanto de nivel primario como secundaria. El ministro de Río Negro, Pablo Núñez, visitó el auditorio de Ticmas y habló de esta propuesta que se realiza con el objetivo de profundizar la construcción de saberes y fomentar la adquisición de habilidades transversales en aquellos estudiantes cuyas trayectorias escolares requieran de este tipo de apoyo adicional.
—La provincia de Río Negro también tiene una geografía extensa. Casi que uno mira para un punto cardinal y ve un paisaje distinto. ¿Cómo plantean las respuestas del sistema educativo?
—Es una es una provincia muy extensa, que va del mar a la cordillera, tiene un circuito de valles muy importante, una meseta muy árida. Requiere una ocupación permanente. Tiene sus particularidades en las distintas economías regionales, en diferente densidad poblacional. El sistema educativo tiene que atender la realidad, las características y la complejidad de la ciudad más grande en densidad poblacional, como es San Carlos de Bariloche, y de un paraje en la región sur con cien o doscientos habitantes, donde, para evitar la migración interna, se favorezca esas pequeñas comisiones sigan creciendo. El sistema educativo tiene que tener presencia con todos los tramos obligatorios, con la formación profesional, con los oficios, con la vinculación con el mundo laboral, con la educación superior. Eso muchas veces genera un esfuerzo importante para que el sistema educativo cumpla lo que, en definitiva, mandata la ley, que es el derecho a la educación de cada habitante.
—Uno de los programas que implementaron es “Sábados para acompañarnos”. ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué representa?
—Representa mucho. Es un programa que comenzamos el año pasado y para nosotros representa mucho. Representa, primero, una decisión política: un esfuerzo para romper la inercia. Que las escuelas funcionen de lunes a sábado es un desafío muy grande. Los efectos de la pandemia, principalmente para los sectores socioeconómicos más desfavorecidos, nos exigen una mirada atenta, un acompañamiento diferente a las trayectorias escolares de los chicos y las chicas. Comenzamos el año pasado abriendo 24 sedes, garantizando una escuela por localidad. Este año, a pedido de las familias, comenzamos ya casi con el inicio del ciclo lectivo, el primer sábado de abril.
—¿Qué contenidos se dictan?
—Alfabetización inicial. Lengua y matemática. Hasta el año pasado estaba reservada la convocatoria para el segundo y tercer ciclo del nivel primario. Este año, a pedido de la comunidad, se incorpora la educación secundaria con actividades vinculadas a la robótica y la programación. También talleres de banda, clubes escolares, ajedrez, distintas actividades artísticas y deportivas porque entendemos que, habiendo ya generado la inercia de que las escuelas estén abiertas los sábados, tenemos muchas posibilidades de seguir. Prácticamente son dos mil estudiantes en nivel primario y nivel secundario.
—¿Cómo pueden las familias anotar a sus hijos?
—Por una cuestión de agilidad, utilizábamos la plataforma virtual del Ministerio. Pero las familias que están asistiendo requieren de la presencialidad, el contacto, el cara a cara. Así que hemos cambiado y tuvimos que designar coordinadores y coordinadoras en cada sede. Fuimos a recorrer los barrios, hemos ido a la feria de economía social, a los asentamientos, a los barrios; las escuelas también han sido un motor de difusión muy importante. Ahora viene el desafío de hacer el primer monitoreo y ver el impacto en la trayectoria escolar, en la escuela de lunes a viernes.
—¿Cómo fue la recepción de los maestros?
—Hay que decir que en un primer momento hubo mucha resistencia desde lo gremial, pero cuando abrimos la inscripción a los docentes hubo muchos interesados. Hoy hay casi 500 docentes inscriptos para trabajar los sábados con propuestas pedagógicas no muy diferentes a las que realizan de lunes a viernes, pero sí con una metodología diferente, con un formato de taller, que da muy buenos resultados. Los chicos no han abandonado la propuesta y se van incorporando más. Vamos por un camino interesante en ese sentido.
—¿Se da una retroalimentación entre los docentes de los sábados y los de los días de semana? ¿Hay efecto contagio en las metodologías?
—Es lo que estamos observando. Porque es el mismo personal docente de la escuela, el que trabaja los sábados, y el acompañamiento por parte de los equipos técnicos del Ministerio de Educación permite que se modifiquen las prácticas de lunes a viernes. Somos parte de una gestión con una mirada muy atenta en ampliar los tiempos escolares y las oportunidades de aprendizaje. En el caso de nivel primario, y a través de una política federal, llegamos a la jornada de 5 horas como mínimo y, afortunadamente por una decisión política tanto del gobierno provincial como del nacional, podemos decir que Río Negro es la una de las primeras provincias con el 100% de sus escuelas de nivel primario con formato de jornada completa. Río Negro tiene 320 escuelas primarias, y entre el 60 y el 70% tenía un formato de ampliación de jornada: fuimos por el 30% restante y lo logramos entre mitad del año pasado y principios de este ciclo lectivo.
—Sería muy interesante ver cómo la escuela de los sábados derrama en la escuela tradicional.
—Dos anécdotas muy cortitas. Un sábado salgo a caminar por el centro con mi familia y paso por una escuela que era sede, y me llamó la atención que parecía el movimiento similar al de cualquier día de semana al ingreso o la salida de los estudiantes. Y otra. Un día entro en una escuela y recorro la sede y los chicos no estaban en las aulas. Los chicos y el personal docente usan las galerías, el patio, el SUM. Utilizan distintos espacios para hacer la propuesta. A veces están en una mesa, a veces están tirados en el piso, a veces se sientan en la escalera y trabajan. Eso, creo, es lo que permite la metodología que se está y es también lo interesante.
—¿Cómo se acreditan los aprendizajes de los sábados?
—Es una evaluación formativa que no forma parte de la acreditación formal del sistema educativo. Esa era una de las dudas que se planteaba desde lo sindical. Hay una evaluación de proceso, hay una evolución en los informes cualitativos que se envían a las escuelas de base donde cursan los y las estudiantes para que se pueda ver el impacto en esa trayectoria.
—¿Se tienen datos sobre la mejora en la educación formal de estos chicos?
—Tenemos el impacto de la implementación del año pasado. Lo primero que hay que decir es que vemos como favorable el haber sostenido la trayectoria, que vieron y percibieron otra manera de abordar los contenidos, específicamente en los campos de la Lengua y de la Matemática. Y tiene un impacto positivo en sus resultados y en su evaluación en la escuela de lunes a viernes. Eso lo pudimos notar el año pasado. Este año, además de un incremento en la matrícula, podemos ver el diálogo entre los docentes de la escuela con los del sábado. En definitiva, lo que se busca es que el sistema educativo tenga como centro la actividad pedagógica y que la trayectoria, que muchas veces consideramos ideal en las estadísticas, se transforme en una trayectoria real y se sostenga en el tiempo.
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