Si podemos pagar impuestos en un minuto desde el celular, ¿por qué hacer una cola de 30 minutos en el banco? Aunque la digitalización aceleró procesos en casi todos los ámbitos, para muchas escuelas sigue siendo una cuenta pendiente: en Argentina 1 de cada 3 estudiantes (33,8%) asiste a una institución que no cuenta con un sistema informatizado de gestión. Eso significa que toda la información necesaria para el funcionamiento cotidiano de la escuela se vuelca en papel. Y que la comunicación de esos datos –por ejemplo, si un alumno se muda de provincia– resulta muy lenta o directamente imposible.
Paradójicamente, 9 de cada 10 estudiantes (89,9%) concurren a escuelas con conectividad: eso quiere decir que hay una porción significativa –el 26,9% de la matrícula– que asiste a establecimientos con internet pero sin sistema de gestión. En estas escuelas, la conectividad podría aprovecharse para implementar estas herramientas, plantea el informe “Conectividad y sistemas de gestión escolar”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Nancy Montes, Martín Nistal y Eugenia Orlicki.
Más de la mitad (53,3%) de la matrícula de nivel inicial, primario y secundario asiste a escuelas con conexión gratuita y provista por el Estado, según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2021. Aunque hubo avances significativos desde 2013, todavía persiste una brecha digital de acceso en las escuelas rurales, donde el 31% de los estudiantes asisten a instituciones sin internet, en contraste con el 8,2% en escuelas urbanas. Además, la falta de conexión es mayor en las escuelas estatales (13,2%) que en las privadas (1,9%).
La conectividad se expandió más que los sistemas de gestión
“El documento tiene dos objetivos: presentar cómo en los últimos años se amplió la existencia de sistemas de gestión escolar en el país y en cada jurisdicción, y caracterizar las condiciones que aún requieren ser atendidas para que el desarrollo y uso de estos sistemas sea posible. El acceso a la conectividad es uno de esos recursos imprescindibles”, explicó Nancy Montes, coautora del informe.
El 10,1% de los estudiantes argentinos asisten a escuelas sin conectividad: la cifra ascendía al 28,6% en 2013. En estos años también creció el acceso gratuito a internet: el 71,9% de las escuelas públicas tiene conexión provista por el Estado, mientras que el 14,9% debe pagar. En las escuelas privadas, en cambio, el 94,9% cuenta con conexión paga y solo el 3,2% tiene acceso gratuito, según los datos de 2021.
El acceso a internet se incrementó en las escuelas de todas las provincias. Solo quedan cinco jurisdicciones con menos del 80% de la matrícula conectada: Santiago del Estero (64,9%), Tucumán (70,9%), Chaco (75%), Catamarca (75,9%) y Jujuy (76,7%). Por otro lado, casi todas las escuelas están conectadas en Santa Fe (99,8%), CABA (99,6%), San Luis (99,4%), Río Negro (98,5%), Tierra del Fuego (98,0%), Córdoba (97,7%), La Pampa (97,6%) y Neuquén (97,1%).
En contraste, no se ha avanzado tanto con la implementación de sistemas de gestión: el 66,2% de los estudiantes asiste a escuelas que cuentan con algún tipo de sistema de gestión escolar, en su mayoría (53,8%) provistos por los ministerios de educación (nacional o provinciales). En este sentido, las provincias más rezagadas son Catamarca (donde solo el 14,7% de los alumnos asisten a escuelas con sistemas de gestión), Tucumán (31,5%), Santiago del Estero (34,5%), Chaco (38,6%), Chubut (39,8%) y Salta (48,9%).
Más eficiencia y mejor seguimiento, entre las principales ventajas
Los especialistas coinciden en que contar con esos sistemas facilitaría la vida cotidiana en las escuelas para docentes, preceptores y directivos. “Cuando la información de las instituciones y de las personas (docentes, estudiantes y familias) se carga en sistemas o en bases de datos, el acceso es mucho más sencillo y más fidedigno, evita volver a completar datos que ya fueron informados o generar papeles con sellos y firmas para trámites sencillos o para el conocimiento de la situación de cada persona en términos de inasistencias, disponibilidad de documentación o desempeños”, dijo a Infobae Nancy Montes, socióloga especialista en estadísticas sociales y educativas de Flacso y la OEI.
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Más allá de la escuela, contar con estos sistemas también simplifica el trabajo de supervisores y de los equipos de los ministerios, explicó Daniel Pinkasz, investigador y docente de Flacso y la UNGS. “Me atrevería decir que su función más importante es mejorar la posibilidad de la coordinación. Pero cuando el sistema no coordina acciones y los agentes del sistema no se ponen de acuerdo, los sistemas de gestión escolar pueden contribuir poco a la mejora de la educación. Por sí solos, estos sistemas no generan soluciones pedagógicas: si las soluciones no están disponibles para las escuelas, si no hay condiciones para que estas sean desplegadas o para que las escuelas las generen, tampoco se verán mejoras en la enseñanza”, señaló Pinkasz. Y definió: “Tener más y mejor información no tiene como resultado inmediato hacer las cosas mejor”.
En ese sentido, Pinkasz resaltó la importancia de avanzar en la producción de información de mayor complejidad que permita conocer los usos de la conectividad y de los sistemas de gestión escolar para la mejora de la enseñanza: “¿En qué medida la conectividad está al servicio de la acción pedagógica? ¿De qué manera los sistemas de gestión escolar impactan en los resultados educativos? Estas preguntas son fundamentales para que la información provista por los sistemas converja al servicio de políticas pedagógicas”.
Estas herramientas pueden contribuir a que las escuelas “reduzcan el tiempo destinado al trabajo administrativo y puedan destinar más tiempo a tareas de acompañamiento pedagógico”, señaló Martín Scasso, especialista en información educativa. Scasso resaltó que, pese a la mejora de las condiciones tecnológicas, hace falta “un cambio cultural más profundo y complejo, que demandará más tiempo, hacia la apropiación de estas herramientas en las escuelas”. Y añadió: “Los sistemas de gestión constituyen recursos valiosos para una mirada institucional pedagógica en temas clave como las trayectorias escolares o la inclusión, y el modo de trabajar con ellos en las escuelas debe considerarse como un tema relevante de agenda”.
Menos burocracia, procesos administrativos más eficientes y trazabilidad de los datos son las ventajas que destacó Darío Álvarez Klar, fundador y director de la red de escuelas Itinere. Sobre el último punto, resaltó la importancia de contar con “información fehaciente que pueda distribuirse a lo largo del sistema educativo nacional, entre escuelas de gestión estatal o privada, y que permita hacer un seguimiento de los alumnos en términos académicos, en sus características personales y en su historia escolar”.
Hoy no es fácil que una escuela acceda al “historial” del alumno o a una ficha que permita por ejemplo saber qué le pasó en el jardín de infantes en otra provincia. “El registro de un recorrido escolar, con todo lo que ello implica –rendimiento, resultados, historia, experiencias, dificultades– debería ser parte de una ‘historia clínica’ del alumno, que lo acompañe donde sea que vaya”, agregó Álvarez Klar.
La integración de los sistemas de gestión escolar con una base de datos nacional –según lo previsto en el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE)– también es otro desafío pendiente. Samanta Bonelli, del Observatorio de Argentinos por la Educación, concluyó: “Los avances en materia de conectividad en las escuelas son auspiciosos. Sin embargo, hay un 26,9% de matrícula que asiste a escuelas con conectividad pero sin sistemas de gestión escolar. Es necesario profundizar la estrategia de implementación de estos sistemas, incluso apoyados en herramientas offline, que permitan dotar a las instituciones educativas de información útil para su gestión cotidiana, al mismo tiempo que continuar construyendo y consolidando una base federal homologada con cobertura nacional con información nominalizada”.
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