En un encuentro en el auditorio de Ticmas, Ana Solari habló de la novela 1930, el viaje, un libro que no sólo es la primera entrega de una trilogía, sino que forma parte de un fascinante proyecto de narrativa transmedia. En el centro de la historia de 1930 está el Mundial de Fútbol que se hizo en Montevideo y el viaje que los diferentes seleccionados hicieron en el transatlántico Monteverde. Un viaje que es en el espacio, pero también en el tiempo, porque dos chicos de esta época viajan al pasado para descubrir el misterio que se cierra sobre aquel barco y aquel campeonato.
La iniciativa fue desarrollada conjuntamente por el Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la Secretaría Nacional de Deportes, la Universidad Tecnológica del Uruguay y Ceibal. El libro se entrega en forma gratuita en todas las escuelas y su extensión transmedia se puede continuar en las webs oficiales de cada institución y en desafíoprofundo.org.
—¿Qué es, cómo se piensa una novela transmedia?
—La novela transmedia es una historia original que se cuenta en un lenguaje y que se va reproduciendo en diferentes plataformas. No como una adaptación, sino que, a partir de tomar una parte o un protagonista, se hace una secuela o una precuela. Estamos muy acostumbrados en el en el terreno audiovisual, ¿no? Con Game of Thrones, por ejemplo.
—En este caso hay una intencionalidad educativa.
—Esta novela es una novela en sí misma, por supuesto, pero su finalidad última es educativa. El antecedente de esto es Misterio de cabo frío, que salió el año pasado. Ese proyecto lo tomó Ceibal Inglés y se hizo un cómic que convertía en protagonista a una nieta de alguien de la novela madre.
—Las historias en distintos formatos dialogan entre sí, pero no es obligatorio que se pueda hacer el recorrido del libro al vídeo.
—Para nada. Tú podés hacer un montón de cuestiones con el cómic independientemente de si leíste la novela.
—Con respecto a la trilogía de 1930, el viaje, hay un vídeo inicial…
—Hay un tráiler, que, cuando lo vi, casi me muero de la maravilla. Tiene otros personajes, otras situaciones, pero tiene el espíritu original. Pero a mí, con ese tráiler, me tiraron el bochín lejos, te puedo asegurar. Lo hicieron los de la producción audiovisual. Y ahora hicimos un radioteatro. Ahí hay cosas que diferentes. Tú podés escuchar una cosa o leer algo o ver algo, y, si no leíste la novela, entendés igual ese otro pedazo de ese universo.
—1930, el viaje es una trilogía que sale este año, el que viene y en el 25. ¿Cómo serán las próximas historias, con todas las fuentes que hay ahora?
—Salen de todo lo que se produce. Incluso, cuando hicimos el lanzamiento, yo escribí un texto como si formara parte de la trilogía, pero que va a quedar inédito y que tenía que ver lo que iba a plantear el tráiler. Este primer tomo es el viaje del transatlántico del Monteverde, que sale de Génova y va recogiendo a las selecciones. Van los franceses, los belgas, los rumanos y, por último, los brasileños que suben en Río de Janeiro. Ese es el telón de fondo. Es una ficción histórica; todo es el fruto de una investigación exhaustiva. Todo lo que se te ocurra, hasta cómo funcionaban los motores del bendito Monteverde, que habían mejorado a los del Titanic, por ejemplo, que hay todo un salto que hablan de revolución industrial.
—¿Ya sabés los temas de los próximos dos siguientes?
—Ahora escribiendo el segundo tomo y, como todavía no sé qué va a pasar, el tercero no está tan planeado. El primero tomo fue un trabajo de equipo con un grupo de gente joven, de profesionales que fue fantástico. Se definieron los lineamientos generales de la trama, qué era lo que lo que queríamos contar a través del viaje. Yo iba escribiendo los capítulos, pero también se definió cuántos capítulos y con qué extensión. Yo mandaba los capítulos y después hacíamos una reunión con preguntas, comentarios, sugerencias. Yo soy la que escribe, pero, en ese sentido, este tomo fue producción colectiva. En estos dos, el desafío es mío.
—¿El libro está pensado para una edad determinada?
—Es una buena pregunta. Es una novela juvenil, pensada para un público desde los 12 años. Pero los chiquilines un poco más chicos, ya también lo están leyendo. Hay una versión que se llama de lectura ágil, que no completamente diferente, pero cambia la manera en que se plantea el contenido es. Es más breve, y la sintaxis y el vocabulario son más sencillos para ayudar a los estudiantes. En esa versión, yo soy la narradora —me hicieron un avatar— y recibo a los protagonistas que me tocan timbre y me dicen que tienen algo que contarme para que yo se lo cuente a los demás. Ellos me cuentan sus aventuras y están marcadas las acotaciones de cada personaje para que cada uno sepa quién dijo qué. También hay colores que guían también a los hablantes. Hay una tipografía especial, hay ilustraciones, y al final de cada capítulo se plantea situaciones como: qué hubiera pasada si yo no atendido la puerta.
—¿Vos también decís que Uruguay tiene cuatro mundiales?
—Claro. Y cuatro estrellas en la camiseta. Argentina nos apoyó mucho para que fuéramos seden en el 30. Somos primos hermanos.
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