En el marco del 3° Seminario de Innovación Educativa que Ticmas organizó en la Feria del Libro, uno de los paneles estuvo dedicado a las organizaciones sociales que trabajan en pos de la inclusión de las comunidades más vulnerables. En el panel, que estuvo coordinado de manera ejemplar por Tete Coustarot, participaron Mónica Cinco Basurto, directora general de Fundación Educa (México), Erick Martínez Castillo, co-fundador de Chingos de Impacto (también de México) y los argentinos Juan Thomas, director ejecutivo de Potenciar Solidario, y Sandra Pierdominici, fundadora de Grano de Mostaza.
Los cuatro referentes hablaron de un tema urgente, como es la toma de conciencia de la necesidad de dar lugar a la participación ciudadana y fomentar políticas de inclusión para que puedan desarrollarse en todo su potencial. Antes de comenzar, Teté los invitó a presentarse cada uno.
“Vengo de la Ciudad de México, pero Fundación Educa trabaja prácticamente en todo el país”, dijo Mónica Cinco Basurto, que además señaló que es antropóloga social e hija de inmigrantes chinos, por lo que la integración es algo que le toca de cerca. “Y a través de un programa de educación ambiental trabajamos con diferentes países de Latinoamérica y vemos muchas similitudes en términos de brechas por desigualdad, acceso a la educación, seguridad, salud”.
Eric Martínez Castillo explicó la singularidad del nombre de la organización Chingos de Impacto: “Chingos podría ser tanto buena como mala palabra en México. Y en este caso hace referencia a hacer mucho impacto; decidimos implementar la misión misma de la organización en el nombre. En México puede ser que seas un chingón, que eres el mejor, la mejor. O bien te pueden decir ¡cómo chingas!, que es que molestas mucho. Tiene el doble juego”.
Juan Thomas llegó al auditorio de Ticmas como director de Potenciar Solidario, una ONG que nuclea a 400 organizaciones sociales. “En 2007 decidí salir del mundo corporativo”, explicó, “para dedicarme de lleno al mundo social”. Hacía varios años había hecho un retiro espiritual —una fragua—, y en ese lugar descubrió la posibilidad de promover el cambio en el mundo social. Le tomó casi una década y media, pero terminó por consolidar la fundación a la que hoy entrega su tiempo y entusiasmo.
Sandra Pierdominici estudió Educación en la UBA y luego hizo un posgrado en Organizaciones Sociales. Trabajaba en la educación formal, pero sentía que el espacio no le permitía demasiado lugar a la creatividad e innovación: “Me aburría mucho dar clase”. Entonces empezó a trabajar en los barrios, en las villas del Conurbano bonaerense, en la educación no formal. “Hoy en Grano de Mostaza”, dijo, “formamos y acompañamos a adolescentes a que terminen la escuela”.
Aquí las partes más salientes del encuentro:
—Cuando hablamos también de hoy y del futuro, siempre aparece la palabra tecnología. ¿De qué manera llega? ¿Es el elemento que da la posibilidad de insertarse?
Erick Martínez: Sí, totalmente. La verdad es que en la cuestión de la tecnología hay que hacer un análisis. Ahorita, con el surgimiento de la inteligencia artificial, está el debate de si ChatGPT es ético o no es ético. Al final, el tema de ética y moralidad recae en nosotros como personas. Las tecnologías son herramientas que nos van a facilitar las cosas. La tecnología se ha ocupado como un tema que ha permitido democratizar el conocimiento. Sin embargo, también está generando nuevas brechas. Existe una brecha entre personas que estudian en una escuela pública y una escuela privada. Estas personas tienen el privilegio de pagar otro tipo de cursos. Yo he conocido escuelas que están dando temas de design thinking y programación a niños de cinco a diez años. A estos niños les están metiendo vitaminas donde su cerebro va a potencializarse. Y el rezago que ya existía, ahora, por la tecnología y las nuevas metodologías, se está disparando más esta brecha educativa. Entonces, es una moneda de doble cara.
—¿Cuáles son los temas fundamentales que impiden la inclusión?
Mónica Cinco Basurto: Yo quisiera hablar de dos niveles de inclusión. El primero tiene que ver con la inclusión social, que es cómo generamos igualdad de oportunidades. Las brechas de desigualdad, por lo menos en México, son grandísimas. El segundo nivel, es la inclusión educativa. ¿Cómo generamos sistemas que permitan que los estudiantes se integren a partir de la oferta de aprendizajes diversos, de reconocer que no todos los niños, las niñas y los jóvenes aprenden de la misma manera? ¿Qué debemos hacer a nivel de escuela como infraestructura, a nivel de capacitación docente, a nivel del contenido curricular que ofrecemos las escuelas para hacerlo atractivo para todos y todas? ¿Cómo hablar de inclusión social e inclusión educativa, cómo construir mejores sociedades si lo básico a veces no existe y no está puesto? De ahí la importancia del trabajo que hacemos las organizaciones civiles, que somos espacios para contener, para aportar y también para transformar la realidad de millones de personas en nuestros países.
—Bueno, en eso, la labor de las instituciones como ustedes es fundamental.
Juan Thomas: En muchos paneles del seminario se mencionó la importancia de la articulación público-privada. Yo digo: téngannos en cuenta también a las organizaciones sociales. Ahí las organizaciones sociales tenemos que animarnos a ocupar esos lugares. ¿Qué tenemos que aportar las organizaciones sociales? Primero, las organizaciones sociales que transforman la realidad ven a la gente como protagonistas y no como víctimas. Son protagonistas que necesitan acompañamiento, necesitan que se generen oportunidades, pero no desde una víctima que es un sujeto al que hay que ayudar, sino como alguien que se tiene que animar a dar sus pasos.
» Otro rol clave tiene que ver con entender el contexto. En la masividad de los números de pobreza en Latinoamérica es difícil llegar al uno a uno, persona a persona y corazón a corazón. Quién mejor que las organizaciones sociales que están en esos lugares, que conocen esos ámbitos, que comparten alegrías, tristezas, para ser los que den el paso a la inclusión que se necesita. Y un tercer punto es ser puentes de confianza. Muchas veces hay empresas que quieren colaborar genuinamente y del otro lado se piensa que tiene un fin oculto. Y entonces las organizaciones sociales tenemos el rol de ser puente de confianza en estos contextos. Por eso creemos que las organizaciones sociales, tanto para la educación, para el aprendizaje, como para la inclusión, tienen un rol fundamental.
—Ustedes, que están en el campo, ¿qué pasa con las mujeres que son jefas de hogar?
Sandra Pierdominici: Voy a dar un ejemplo de lo que hace la organización comunitaria, que es trasladar a chicas del monte santiagueño de Los Parajes, que, a 200 kilómetros a la redonda, hay una sola escuela secundaria. Si no trasladás a esas chicas, no van a estudiar. ¿Por qué no van las chicas a la escuela? Porque hay toda una economía familiar de subsistencia que requiere el cuidado de los hermanos menores, el cuidado de los animales y un montón de actividades que desarrolla la adolescente. Es un rasgo discriminatorio muy grande. Tienen muy pocas posibilidades de avanzar después. O de generar un discurso de rebeldía en el buen sentido, de decir: “Quiero ser maestra” o “Quiero ser ingeniera agrónoma”. Eso también pasa en los cerros en Salta, pasa en un montón de lugares. No es solo con la mujer; también pasa con los varones. Pero se nota mucho que, en los grupos de muy alta pobreza económica, la mujer tiene un rol totalmente desdibujado.
—¿De qué manera se pueden fortalecer ustedes? ¿Qué necesitan aparte del apoyo estatal? ¿Un apoyo comunitario?
Erick Martínez: Justamente quería profundizar lo que comentaba Juan. Resolver el tema de desigualdades y brechas nos corresponde a todas y todos, desde donde estemos. En caso de igualdad de género —o de equidad, que es la palabra que a mí me gusta—, si desde casa fomentamos que nuestras hijas e hijos tengan las mismas responsabilidades, las mismas cosas por hacer, las mismas obligaciones, ya estamos construyendo. Sin duda las organizaciones jugamos un gran rol, porque el gobierno se enfoca en el panorama completo y las organizaciones tenemos el potencial de llegar a nichos muy específicos. Pero necesitamos el apoyo de las personas, porque al final las organizaciones estamos hechas de personas para personas.
Mónica Cinco Basurto: Desde luego, siempre nos hace falta financiamiento. La invitación sería a que, no importa la causa a la que apoyes, hay que sumarse. La transformación social no está en manos del Estado, que es uno de los actores más importantes, pero tiene que haber una participación activa de nosotros como sociedad. Hay que hacerlo por convencimiento y por convicción. Y creo que nos hace falta —estoy hablando de las organizaciones civiles en México—profesionalización. ¿Cómo logramos esta mejora permanente y esta capacitación continua a nuestros equipos de trabajo para que las organizaciones sean espacios atractivos para las nuevas generaciones? Con profesionalización. Yo diría: es un trabajo con doble compromiso, porque al final los receptores de tu trabajo son personas y generalmente son personas en condiciones vulnerables. Entonces es un doble compromiso porque alguien confía sus recursos, su dinero, su tiempo en ti como causa, pero también hay personas que son receptoras de eso que tú haces.
—¿Qué es lo que traba totalmente la posibilidad de que tengamos una sociedad que sea inclusiva?
Erick Martínez: El paternalismo. Muchas veces, por querer resolver problemas, a veces vemos problemas cuando para las otras personas ni siquiera son problemas. A las organizaciones nos falta la innovación centrada en las personas. Se nos olvida que quien vive el problema y tiene el problema es el que nos va a dictar qué es lo que necesita. Como organizaciones, como empresas, como gobierno muchas veces queremos crear el hielo negro y la verdad es que no hace falta. Entonces, antes de irme a temas de fondos, a temas de innovación, de financiamiento, política, me iría a entender y escuchar a las personas.
Juan Thomas: Agregó y respondo la pregunta anterior que nos falta mucha articulación. Es muy difícil enfocarte en la educación cuando tenés problemas de agua, problemas de salud, problemas de núcleos familiares, problemas de adicciones, problemas de violencia, problemas de vivienda y podemos seguir enumerando. Entonces, ¿qué necesitamos las organizaciones sociales? Articular más, que cada uno aporte lo que cada uno sabe hacer y lo hagamos por la dignidad de cada persona pensando más en las personas y no en las islas o las tribus propias. Se habló en otro panel que, si hay una solución lineal para un problema, entonces no entendiste el problema. Yo creo que hay mucho por hacer desde la articulación y que sea una articulación con impacto social. Es el gran desafío para lograr la inclusión. Pero vuelvo a lo que mencionaba antes: inclusión de protagonistas que necesitan distintos tipos de acompañamiento, pero desde el lugar que cada uno puede salir, y hoy vimos un montón de ejemplos, de personas que dan pasos adelante para poder salir adelante. Y ese creo que es el gran desafío.
Sandra Pierdominici: Otro tema que me parece que falta es la continuidad en las políticas educativas. Algo muy concreto. Voy a dar dos ejemplos en Argentina de no muchos años: Conectar Igualdad y Plan Nacional de Lectura. Dos problemas que salieron acá: la tecnología y la lectura. Fueron dos programas muy potentes en Argentina y los desarmaron. ¿Por qué? No sabemos. Tenemos que entender de una vez por todas, que la educación no es un programa político de un partido, sino que tiene que ver con una política pública, privada y de las organizaciones sociales, como embrionarias y de prueba, para ver por dónde vamos. Pero no porque algo no me parece, lo borro de un codazo y ni siquiera investigo. ¿Qué pasó con el Plan Nacional de Lectura? Fue bueno, dio datos buenos, los chicos accedieron a libros. ¿Por qué no se sigue haciendo el plan nacional de lectura?
—Se me está terminando el tiempo, así que les pido una definición final de cada uno. Aprovechen este micrófono.
Mónica Cinco Basurto: Yo destacaría la necesidad de recuperar la sensibilidad y nuestra humanidad de entender y celebrar la diversidad en donde todos y todas quepamos.
Erick Martínez: Creo que todas las personas que estamos aquí, trabajamos con el mismo propósito de construir un mundo mejor. No importa a qué se dediquen, no importa desde dónde estén, por favor sigan haciéndolo y, como decimos en México, si se creen muy chingones, si se creen los mejores en algo, háganlo y háganlo por la sociedad.
Juan Thomas: Dos reflexiones. Primero, las organizaciones son como faros. Que podamos ver faros donde inspirarse, copiar y repetir y replicar. Y lo segundo es lo que mencionaba recién Mónica: no ser indiferentes. Hay tantas organizaciones sociales, tantas posibilidades en tantos lugares, tantas posibilidades de ayudar, que es una invitación a sumarse a poder hacer que las organizaciones cada vez lleguen más y mejor a personas que lo necesitan.
Sandra Pierdominici: Muy concretamente y más desde el llano: confiar y trabajar en equipo. Si confiamos en las personas, si confiamos en los adolescentes, en los jóvenes que son el grupo etario tan criticado socialmente y apuntamos a la igualdad, a que todos estemos integrados, creo que podemos innovar tranquilamente.
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