Jorge Brito fue uno de los grandes invitados que participaron en el Seminario de Innovación Educativa que Ticmas organizó en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires. La entrevista estuvo a cargo de Daniel Hadad y, sin obviar los comentarios futboleros de la última fecha, ambos se dedicaron a pensar dos de las pasiones que los unen: River y la educación. “Jorge Brito, además de ser presidente de River Plate, es presidente del banco más grande de la Argentina”, lo presentó Hadad, y lo invitó a repasar cómo la educación había atravesado su vida. “Uno, como presidente de River”, dijo Brito, “tiene múltiples responsabilidades y tal vez haya gente más calificada que yo para hablar, pero me parecía importante contarles desde la visión del presidente del club, desde la institución qué es lo que representa para River la educación”.
En cuanto a su camino personal, rememoró: “No soy ejemplo. En casi todas las clases en las que estuve, fui de los peores alumnos. Siempre el que más materias se llevaba. Inclusive creo que casi en todos los años de la secundaria estuve a punto de repetir. Nunca lo hice porque me esforcé mucho para eso”. Además explicó: “Recién en quinto año entendimos que tenía un problema. Yo era disléxico, algo de lo que se sabía poco en la Argentina. Mi padre decía que yo era un vago porque, si podía leer Olé y conocía los nombres de los jugadores de fútbol --en ese momento eran otros los medios deportivos que se leían; más precisamente El Gráfico--, tenía inteligencia y, si me iba mal en el colegio, era porque yo no quería aprender”.
Brito recordó entonces que se llevaba muchas materias a marzo y que la primera semana de diciembre se iba al campo familiar en Salta con un montón de libros. “Tenía que trabajar a la mañana y estudiar a la tarde”, decía. “Soy una persona que se esforzó mucho para lograr lo poco o mucho que hoy tiene”, aseguró. Inició su carrera en el mundo bancario a los 17 años y, además de llegar a la presidencia del Banco Macro, también presidió Genneia, compañía de energías renovables. Al pensar en sus pasiones decidió aportar su granito de arena para cambiar la situación de River Plate cuando ocurrió el descenso a la B Nacional, en 2011.
Hadad quiso saber, entonces, cómo arma Brito sus equipos de trabajo. “Yo soy de los que creen que todos aprendemos todos los días y el día que dejamos de aprender es porque estamos muertos”, dijo Brito y siguió: “y el día que creemos que sabemos todo es el día que dejamos de aprender, pero el ser humano crea habilidades todo el tiempo. Yo tampoco fui a la facultad, pero entendí que para poder desarrollarme y lograr mis objetivos había que rodearse de la gente correcta”.
River y la educación
Las actividades del club River Plate exceden el terreno de lo futbolístico. Son también un espacio para la comunidad con escuelas propias de diversos niveles, que fomentan y ayudan a los deportistas de alto rendimiento. “River es reconocido en el mundo por su nombre como club de fútbol, por la trayectoria que tiene a nivel local e internacional. Tiene el estadio más grande de Sudamérica y tal vez algunos lo pueden reconocer por la trayectoria de más de 50 deportes entre recreativos y federados por donde pasó Gabriela Sabattini, José Meolans, y muchísimos otros deportistas. Pero tal vez pocos conocen que River es hoy también el Colegio River, el Instituto Universitario River Plate (IURP)”, destacó Brito. Que, además, “es el único colegio del mundo que tiene seis campeones del mundo”.
El colegio de River más de cuatro décadas y es un orgullo para los hacedores del club. En ese sentido, Brito planteó que, si bien muchas veces aparece la pregunta de por qué los clubes en Argentina no son sociedades anónimas, él es un convencido de que, para River, lo mejor es continuar como sociedad civil. “Si River fuera una sociedad anónima”, dijo, “lo primero que haría el CEO sería pedir mayor rentabilidad”. El club, dijo, está invirtiendo siete millones de dólares para tener una nueva escuela dentro del predio, pero fuera del estadio para evitar que los chicos pierdan días de clases durante las fechas de partidos.
“Es un rol social”, señaló. “Para nosotros la educación y el deporte van de la mano, pero siguiendo con la línea de lo que veníamos hablando --precisamente del fútbol-- para que llegue un Julián Álvarez y triunfe en el mundo, quedaron cuarenta en el camino”, explicó Brito. “Tenemos la obligación de formar primero personas antes que futbolistas y también darles herramientas por si ellos no llegan a llegar para que puedan desarrollarse en otra actividad”.
Julián Álvarez
“Hace menos de un año, cuando tuve una reunión con el representante del Manchester City en Sudamérica, nos juntamos para hablar de Julián”, dijo Brito. “Me contaban el interés que tenían, que lo estaban mirando, y yo les dije ‘Seguramente ustedes ya conocen muchísimo de lo que es como futbolista, pero me gustaría contarles un poquito más lo que es como persona’ y él me dijo que ya conocían hasta las notas que se había sacado en cada materia. Sabían hasta que no tenía ningún tatuaje. Y una persona de su edad, en un ambiente en el que todos tienen tatuajes, no tenerlos habla de la personalidad que tiene”.
Y agregó: “Inclusive para los que llegan. Y esto es contrafáctico. No quiero decir cuánto más vale un jugador si está bien educado, pero hoy un club del exterior cuando invierte 25 millones de euros en un jugador de fútbol no solamente mira la calidad de deportista que es sino que también está mirándolo desde lo humano”. Además, el dirigente reflexionó que la carrera del deportista es breve por lo que es clave tener herramientas y una formación para pensar qué hacer luego.
River DAR
“Hemos desarrollado un sistema educativo que es inédito en Argentina que se llama DAR, que es para deportistas de alto rendimiento, que es el primer sistema de currícula homologada en el Gobierno de la Ciudad que permite a los deportistas poder educarse sin tener la presencialidad que tienen todos los alumnos habitualmente”, contó orgulloso Brito.
Se trata de un sistema de apoyo que compatibiliza el aprendizaje con las horas dedicadas al entrenamiento a través de clases digitales. “La pandemia nos dejó cosas positivas y esta fue una, que es que la gente puede educarse por vía remota”, planteó Brito.
Además contó: “Hoy un chico que tiene 12, 13 años que está jugando en River tiene que entrenar y tal vez tarda una hora ir al predio de Hurlingham y otra hora en volver para tener cuatro horas de clases, que después le quede tarea que le dejó la maestra o entrenamientos que le dejó el profesor para hacer en salas de musculación; lo cual era verdaderamente inviable ya que veíamos que la deserción escolar era altísima en fútbol y DAR es algo verdaderamente transformador para el mundo del deporte”.
Una Argentina posible
“Lo que nos está pasando desde hace 20 años o más es muy triste porque vemos que el país así no va más. Y vemos que los políticos hablan de lo suyo, y ninguno está hablando de cómo se puede resolver este país”, reflexionó Brito y destacó: “Vemos con el tema educación que todos los políticos te lo hablan como título y cuanto mucho te hablan en términos presupuestarios y creo que a pocos les importa la educación”.
“También veo con preocupación toda la evolución tecnológica que hay y que los sistemas educativos sean prácticamente los mismos. Desde River tratamos de no quedarnos como espectadores leyendo el caos del país y tratamos de ir para adelante”, destacó Brito.
También resaltó cómo las obras del nuevo estadio de River se realizaron con verdadero esfuerzo y sin depender del financiamiento estatal ni a largo ni a corto plazo. El dirigente destacó el trabajo de la comisión directiva que en plena pandemia decidió realizar una obra inmensa “con una dosis de locura”.
Futuro
A la hora de pensar qué es lo próximo que se viene en su vida, Jorge Brito concluyó: “Yo nunca pensé mucho más allá de lo inmediato, por más que parezca un absurdo porque cuando pienso en un estadio pienso en los próximos treinta años. Pero en mi vida personal siempre he tratado de dar el paso que puedo dar, la verdad que en términos personales hay cosas que uno nunca va a volver a vivir y es el tiempo que uno pierde con su familia”.
“En el cortísimo plazo cuando termine River, lo que espero es poder dedicarle más tiempo a mi familia. Tiempo que se merecen y que les robé y que no voy a poder recuperar para atrás, pero sí para adelante”, reflexionó.
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