Con una trayectoria de décadas en la investigación y en la educación secundaria y superior, Paola Delbosco es de las especialistas que aseguran que “Si la escuela pública es buena el país crece con menos injusticia”. En un ameno encuentro, en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro, la actual presidenta de la Academia Nacional de Educación charló con Patricio Zunini sobre diversos tópicos educativos.
Enfrentar las cifras
Las alarmas están encendidas con respecto a cómo los estudiantes leen y comprenden los textos, cómo Argentina cayó en el ranking de pruebas internacionales y cómo el país enfrenta la deserción en las diversas etapas educativas. Ante este panorama, Delbosco aseguró: “Ojalá supiera cómo revertirlo. Sé que hay que hacerlo”. Y destacó: “Argentina tenía un lugar privilegiado en tema de educación hablando de Latinoamérica; estamos hablando de fines del siglo XIX, pero también parte del siglo XX ¿qué pasó? Muchas causas, algunas cosas las sabemos, otras habría que investigar, pero es inútil refugiarme en los errores del pasado, a mí personalmente me interesa pensar a partir de ahora en más qué podemos hacer”.
“Una clave para el ejercicio del derecho educativo es que las escuelas sean de buena calidad. Se dice el derecho a una educación para todos, pero además de calidad”, aseveró la especialista.
Educación de calidad
De qué hablamos cuando hablamos de calidad: “Es una buena pregunta. Primero que haya disponibilidad de escuelas en un lugar bastante lógico respecto de dónde vive la gente. Por eso desde el Gobierno central, y desde los gobiernos provinciales tiene que haber un esfuerzo explícito en que haya edificios y estructuras escolares cerca de los centros habitados, o sino ir a buscar a los chicos que están dispersos por ahí. La segunda característica es que tiene que ser asequible (...) aceptables como escuelas; es decir, que no contraríen la cultura de origen que la secunden, que la completen, que la enriquezcan, pero que no vayan a contrapelo de lo que las personas son”.
En tercer lugar, Delbosco señaló: “que se puedan adaptar a las necesidades de cada escolar. Si la relación es una relación personal, y no mecánica; el docente que está a cargo se dará cuenta de las necesidades de cada uno como para formatear los contenidos y también las acciones o habilidades que hay que desarrollar de un determinado tema al modo de ser de cada uno”.
Educación superior
“Se llama el punctum dolens, el punto de dolor que es la formación de los docentes”, disparó Delbosco y explicó: “Es un tema central, lamentablemente infiltrado por cuestiones ideológicas por intento de los grupos de poder distintos en que se digan las cosas de una manera ya preestablecida y no se permita al chico o la chica conocer --si se trata de historia o de temas sociales-- los hechos y de ubicarse de una manera inteligente y crítica frente a ellos”.
Con respecto a un proyecto para que todos los docentes sean universitarios, Delbosco planteó que “No es cuestión de un título, hay algunos profesorados que tienen muy buen nivel” para pensar una formación profunda. “En la estructura de lo que se llama la política educativa a veces se infiltra un elemento que quiere ser de evaluación y control, pero que muchas veces resulta como una traba; que es lo burocrático”, indicó y planteó: “La cantidad de papeles que hay que llenar a veces enfrían ese fuego sagrado de quien quiere educar”
El mundo del trabajo
“Hay que formar a las personas en su plena humanidad, y eso significa también en el deseo de participar de la construcción del mundo, que si querés esa es una manera linda de decir el mundo del trabajo”, planteó Delbosco aunque remarcó: “Ojalá todos los trabajos signifiquen una construcción del mundo y no un ganar el pan”.
“Creo que cada vez estamos pensando más en cómo lo que estamos enseñando, me imagino en el secundario, pero también en el terciario, cómo esto se aplica a profesiones conocidas y que todavía no conocemos”, aseguró la especialista y volvió a remarcar: “Yo quiero que se de la formación humana junto con las habilidades para trabajar; no separadas sino que sean personas las que van a trabajar” Y apuntó a la generar una eduación que iguale más allá de las geografías y “bolsillos de los padres”.
Sin docentes, no hay educación
La educadora se hizo eco de ciertas posturas que fantasean que la inteligencia artificial, como el caso del GPT, podrían reemplazar a los docentes y planteó: “El aprendizaje se hace de persona a persona. Es un puente que se establece, un puente especial; se crece bajo la mirada”.
“¿Cuál podría ser el plus del docente argentino? Primero, que sabe que vivimos en un mundo lleno de zozobras, que podría darse cuenta que el estado de ánimo de sus alumnos refleja el de las familias”, destacó y agregó: “Se sabe que el aula es un almácigo, un lugar protegido, pero los chicos pertenecen a un mundo golpeado”.
“Hacerse cargo del otro es una misión dentro de la sociedad y hacerlo bien significa un cambio positivo en el futuro”, reflexionó Delbosco sobre la docencia.
Educar es ir más allá
Durante la entrevista, Patricio Zunini habló de su experiencia como docente y de una obsesión, que es la de pensar en esa sensibilidad y comunicación que excede a los saberes de currícula y que pueden marcar una diferencia con los y las estudiantes. Delbosco tomó el tema y planteó: “Los chicos se dan cuenta cuando el que da la clase le importa lo que está haciendo, porque le importa cada uno de ellos”.
Sobre las exigencias que la sociedad le plantea a los docentes, la doctora retomó el tema de la burocracia como freno y aseguró que “tendría que haber un espacio para la creatividad, para permitir una relación docente y alumno mucho más vital”.
“El mayor esfuerzo es cómo hacer para que lo que tienen para enseñar los docentes aparezca como algo necesario”, resaltó Delbosco buscando “la fiebre sagrada de este trabajo que es dar clase”.
“El trabajo del docente tiene que ver con la esperanza, hasta digo que te emociona”, celebró Paola Delbosco y llamó a los docentes a comunicarse y reunirse para reflexionar sobre su profesión.
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