Durante esta semana, 28.600 alumnos de la Ciudad de Buenos Aires participan del segundo censo de fluidez y comprensión lectora que lleva adelante el gobierno porteño. El objetivo es medir cómo leen los chicos de tercer grado, curso en que termina el primer ciclo de la primaria y en el que se supone que ya desarrollaron habilidades de lectura y de comprensión de textos.
El año pasado se llevó a cabo por primera vez el programa con una muestra de escuelas públicas y privadas. En 2023 se buscó escalarlo y ahora las 469 primarias estatales que tiene la Ciudad forman parte del operativo, sumado a otros 126 colegios privados que se sumaron al examen.
“El programa consiste en la evaluación de estudiantes en tres momentos del año para generar un diagnóstico del nivel de lectura y comprensión de textos con el que inician tercer grado, una evaluación intermedia y final para identificar los avances”, explicaron en el Ministerio de Educación porteño.
La prueba tiene dos momentos. Por un lado, se les da a los estudiantes textos narrativos con consignas cerradas que deben leer y responder. Por otro lado, se les pide que lean en voz alta durante alrededor de un minuto para valorar la fluidez y calidad de la lectura.
Según precisaron, entre las actividades en voz baja, los alumnos leen una serie de palabras que luego deben vincular a los dibujos que las representan. Luego tienen que leer un texto breve y responder uniendo con flechas consignas cuyas respuestas se identifican en el texto.
En la otra parte, la de lectura en voz alta, se les pide a los chicos que lean un cuento breve y respondan preguntas que el docente hace al respecto en formato de multiple-choice. Con estas consignas, además de identificar si los estudiantes logran entender lo que leen, pretenden valorar su calidad de lectura, en lo que refiere a la precisión, entonación y respeto por signos de puntuación y pausas.
De acuerdo a la cartera educativa, el censo de fluidez lectora tiene tres propósitos:
● Dar soporte a los estudiantes en función de sus necesidades.
● Identificar tempranamente a estudiantes con mayores necesidades de apoyo: aquellos no alfabetizados y quienes se encuentran en proceso de alfabetización.
● Hacer un seguimiento del progreso de cada estudiante durante el año.
Todavía se aguardan los resultados de la prueba que se hizo el año pasado, que ya estarían a disposición en las próximas semanas. Antes, en el primer trimestre de 2021, el gobierno porteño llevó adelante una encuesta de percepción docente para recabar información sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje. Las respuestas exponen problemas severos de alfabetización en los primeros grados.
Según los docentes del primer ciclo de primaria, más del 20% de los chicos de primer grado no pueden diferenciar letras de otros trazos. Muchos incluso empezaron la primaria sin saber usar el lápiz o el cuaderno, hábitos que se aprenden en sala de 5, y sin saber escribir sus propios nombres. Peor aún, tras el año de cierre de escuelas, consideran que más de la mitad de los chicos llegó a segundo grado sin saber escribir. En tercero. el 35% de los estudiantes tampoco sabe hacerlo según los maestros.
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