“Todos los días, mil millones de estudiantes en todo el planeta dejan sus hogares para ir a la escuela. Sucede todos los días, en cada rincón del planeta”. “Todos hablamos de la educación y reconocemos su importancia, pero pocas veces nos preguntamos: ¿Para qué educamos? ¿Qué es lo que estamos buscando cuando educamos a nuestros niños y niñas?”. Así comenzaba el video de Transformando Escuelas, el congreso anual de Fundación Varkey que buscó poner sobre la mesa esta pregunta y plantear alternativas innovadoras en su respuesta.
El encuentro tuvo lugar en la Universidad Austral, en Pilar, y allí se presentaron los hallazgos de una investigación de más de un año, desarrollada en distintas escuelas de América Latina y que tuvo como objetivo desarrollar el carácter, es decir, las virtudes en los estudiantes y comprender cómo ellas pueden incidir en el aprendizaje, pero, sobre todo, en la vida entera de los alumnos.
La investigación fue realizada en alianza con John Templeton Foundation, y algunas de las virtudes abordadas fueron la justicia, la honestidad, la perseverancia, el esfuerzo, la responsabilidad, el respeto, la valentía, la humildad, el trabajo en equipo y el bien común.
Las organizaciones buscaron identificar y fomentar las habilidades de un buen docente e impulsar el desarrollo de herramientas concretas de investigación pedagógica. Luego de 18 meses de trabajo con 20 docentes seleccionados de Argentina, Perú, Chile, Uruguay, México, Colombia y Brasil, todos ellos viajaron a Buenos Aires para realizar la presentación y los hallazgos de sus trabajos.
La apertura del encuentro fue realizada por el rector de esa casa de estudios, Julián Rodríguez. Luego tomó la palabra Paola Delbosco, presidenta de la Academia Nacional de Educación, que expresó: “nos encontramos frente a un panorama muy diferente a tiempos anteriores. La educación ya no es transmisión de contenidos sino formación de personas y el carácter es la manera con la que nos presentamos al mundo. Hubo que rescatar la palabra virtud, que había caído en desuso tal vez por haber sido vinculada a la religión. Sin embargo, la educación del carácter nos puede sacar la mejor versión de nosotros mismos”.
Agustín Porres, director Regional de Fundación Varkey, expresó: “este año pusimos foco en las virtudes, que, aunque no es algo nuevo, es innovador, en el sentido de que implica hacer de una manera distinta nuestro trabajo educativo: el foco está en los docentes y la relación que ellos puedan establecer con sus estudiantes. Al final, la educación es un encuentro entre personas”.
“Un violinista tal vez no sabe que es un gran violinista, hasta que se encuentra con su maestro. Él lo ayudará a ser lo que es capaz de ser. En los momentos difíciles lo ayudará a sostener su proyecto y le estará enseñando, además, la perseverancia. Al final del día: ¿qué es lo más valioso que ha aprendido ese estudiante?” Ese fue uno de los mensajes que se proyectó en la pantalla de un auditorio colmado de docentes y alimentó la discusión en diferentes paneles y debates.
Cuatro microhistorias
En ciencias y STEM muchas veces se piensa que el estudiante es bueno o es malo para la ciencia. Sin embargo, Gustavo Calderón, docente de México, se ocupó de desarrollar esa capacidad, desafiando a sus alumnos para que desarrollen, con perseverancia, su capacidad de pensamiento científico e ir evaluándolo en el proceso.
Un maestro de escuela rural de Uruguay, Darío Greni, preocupado por el pasaje de los estudiantes de primaria a la secundaria, decidió desarrollar el pensamiento crítico a través de las ciencias naturales, analizando textos científicos y realizando trabajo de campo. De esta manera, más allá de la disciplina en particular, logró impulsar la argumentación y procesos de razonamiento de análisis y evaluación.
Carolina Muñoz, docente de séptimo grado en Santiago del Estero, decidió utilizar un método de coevaluación para enseñar explícitamente la virtud de la honestidad. Eso implicó primero, desarrollar, una propia evaluación primero y luego una evaluación entre sus compañeros, desarrollando la honestidad y el respeto con sus compañeros.
Mariela Guadagnoli, de Gálvez, Santa Fe, Argentina, impulsó tutorías entre pares de secundaria promoviendo la resiliencia para evitar la frustración y el abandono escolar en argentina.
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