Después de que sus hijos reprobaran en marzo, los padres del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) lanzaron una petición a través de Change.org que va dirigida a la rectora Valeria Bergman. En la carta le piden que flexibilice la cantidad de materias previas permitidas y, de ese modo, 128 estudiantes no queden libres.
A diferencia del resto de las escuelas, en el CNBA solo se permite una materia previa después de la instancia de marzo para pasar de curso. Es histórica esa exigencia en el colegio que depende de la UBA, a la que le suman otra particularidad: no se permite la repitencia. Los estudiantes que tienen más de una materia previa deben buscar otra institución para seguir sus estudios.
“Nuestros hijos quieren seguir subiendo por esa escalera como hicieron felices en su primer día de primer año. Confiamos que su visión, la inclusión con excelencia académica, pueda darles una solución excepcional y temporaria, a estudiantes que ya han demostrado, superando el examen de ingreso, que cuentan con el nivel suficiente para permanecer en el colegio”, dice la carta de los padres que va destinada a la rectora.
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Las familias solicitan que el colegio les permitas mantener la regularidad solo durante 2023 a aquellos alumnos que tengan dos materias previas y que se les dé la posibilidad de aprobarlas durante 2023. Según los padres, esta sería una excepción debido a que aún se siguen sintiendo los daños en los aprendizajes de los chicos por la suspensión de clases durante la pandemia.
Según las cifras que brindó el colegio, este año no hubo más alumnos libres que en años anteriores. En total, 128 chicos perdieron la regularidad (26 de primer año, 20 de segundo, 44 de tercero y 38 de cuarto año). En 2021, eran 136 los estudiantes con más de una materia previa.
“En los últimos 4 años se mantiene un promedio descendente de alumnos libres que varía entre el 6 y 7 por ciento, siendo que antes de esa fecha el promedio de libres superaba el 10% anual”, explicaron fuentes del colegio.
Según las autoridades, esa mejora en los indicadores se debe a distintas “estrategias de inclusión” que puso en marcha la escuela: tutorías permanentes (con tutores asignados a cada curso), clases de apoyo para todas las materias curriculares, tres instancias de mesas de examen (una más que en otros colegios secundarios), apoyo académico durante el verano, entre otras.
Más allá de la baja en la cantidad de alumnos libres, los padres ya juntaron más de 1200 firmas para que el colegio cambie sus exigencias para pasar de año. Piden que se considere “la situación excepcional, única en la historia del Colegio, producto de la pandemia y su impacto negativo en el rendimiento de los estudiantes”, y mencionan que en otras escuelas secundarias del país se flexibilizaron las condiciones para disminuir la repitencia.
Pese al pedido de los padres, el colegio no tendría pensado hacer una excepción con los estudiantes que tienen dos materias previas. Parte de su reputación se cimienta en los altos estándares de exigencia académica que aún hoy mantienen. Al tratarse de un colegio preuniversitario, existe un filtro grande con un examen de ingreso en primer año y luego solo permiten que los estudiantes adeuden una materia. En caso contrario, quedan virtualmente expulsados de la institución.
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