Con casi una década de trabajo, la compañía Reach Capital se ha establecido como una inversora clave en el sector educativo en Estados Unidos y Latinoamérica. Desde su fundación, la empresa ha dedicado esfuerzos y recursos a invertir en proyectos innovadores, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación, promover la inclusión educativa y la igualdad de oportunidades.
Enzo Cavalie es inversionista asociado de Reach. Con una buena cuota de experiencia en el sector de la tecnología en Silicon Valley, y una profunda visión sobre el desarrollo de la industria, Cavalie se ha convertido en una persona que comprende largamente la evolución de la tecnología educativa en la región.
—¿Cómo forman su cartera de inversiones en América latina?
—Reach Capital empezó invirtiendo en 2015, primero en lo que se conoce como K12, que es la educación escolar. Con el tiempo fuimos ampliando hacia educación temprana, educación superior y educación para el trabajo o long life learning. En el 2021 cerramos un tercer fondo que nos permitió empezar a invertir fuera de los Estados Unidos y tener una mirada más global. En Latinoamérica tenemos dos enfoques. Por un lado: identificamos tendencias, tecnologías, productos que han funcionado en Estados Unidos y otros países que pueden transportarse a Latinoamérica, y por otro qué set de oportunidades son propias de la región.
—¿Qué buscan en el primer caso?
—Ahí tenemos mucha experiencia porque hemos invertido en compañías en etapa semilla en Estados Unidos y han alcanzado millones de usuarios, cientos de millones de dólares en ingresos. Muchas de esas cosas pueden aplicarse en Latinoamérica. Así hemos invertido en compañía de curriculum digital en matemáticas, compañías de software de administración para escuelas, una compañía de educación en línea para el trabajo. Muchas de esas tendencias que pasaban en Estados Unidos hace diez o quince años.
—¿Y en las oportunidades propias de la región?
—Para mí, la más obvia, es el inglés. En Estados Unidos aprender inglés no te cambia nada, pero en Latinoamérica y otros países emergentes, aprender inglés te puede cambiar la vida. Menos del 5% de los latinos lo hablamos de manera fluida. Hablar inglés tiene un potencial de ingresos o de impacto en tu carrera más grande que aprender código. El inglés es el idioma del mundo.
—¿Qué debe tener una compañía para que le presten atención?
—Diría que hay dos o tres cosas principales. Uno: un equipo muy conectado con la misión de educación. Creo que la educación y EdTech, a diferencia de otros sectores, atrae un perfil muy particular de emprendedores. Muchos emprendedores vienen de trabajo social, de ONGs, vienen de ser profesores. Hay un ímpetu social distinto a otros elementos como Fintech, que es el sector más hot del mundo startup, donde mucha gente va por la oportunidad de hacer dinero. Y no tengo nada en contra de eso. La segunda característica que buscamos es que hay que saber navegar EdTech. Es un sector con muchos stakeholders. Tienes al alumno que está aprendiendo, tienes a los padres, tienes a los administradores y tienes a los profesores. Tienes que pensar en las personas que rodean al alumno en el modelo de negocio, en la estrategia de distribución, en el márketing, en temas de confianza. Y lo tercero es un producto que realmente empuje los límites de qué se puede hacer en términos de calidad y también de accesibilidad. No nos motiva mucho invertir en productos que sirven al top 1% de la población.
—¿Qué es preferible: imponer un producto innovador o transportar cosas ya probadas en otros mercados? Ambas opciones tienen un peligro: un producto demasiado disruptivo puede ser mal recibido, pero un producto probado en otro mercado puede llegar demasiado tarde.
—Es un buen punto. De pronto traes un producto muy progresivo para el estándar de ese mercado y, aún cuando el futuro vaya hacia allá, puede generar anticuerpos contra ti y tu producto. El emprendedor tiene que saber manejar eso. Y si traes algo probado en otro mercado, se baja el riesgo, se puede saber qué funciona, qué no y por qué. La buena noticia, en todo caso, es que en Latinoamérica aún no es tarde para ningún producto. En Estados Unidos el gran propulsor de la adopción de EdTech fue el iPad, que redujo la complejidad de una laptop y de pronto tenías millones de niños con acceso a un dispositivo. Entonces podías llevar productos digitales de educación no solo a la secundaria y los últimos años de primaria, si no hasta niños de tres o cuatro años. Eso abrió el mercado para una ola de productos educativos. Eso pasó en 2010 en Estados Unidos; en Latinoamérica recién ha empezado fuerte hace cinco años.
—¿Cómo se diferencian los mercados?
—Estados Unidos es una región más competitiva. Cuando vemos un producto, tenemos que pensar en las diez o veinte compañías que hacen cosas similares y cómo esas compañías empujan los límites en términos de calidad y precio. En Latinoamérica, cuando ves un producto innovador, te encuentras con poquito o nada. La pregunta es cómo hacer para que ese producto sea adoptado, para que esté alineado a las prioridades de una escuela o un padre. Personalmente, creo que inglés, matemáticas y ciencias son más eficaces en términos de la oportunidad de incrementar adopción. Porque están arriba de cabeza de los padres. Si bien creo que el futuro de Latinoamérica debe ser la programación, hoy no está en el top tres de prioridades de un padre.
—Eso en relación a la educación escolar, pero en educación superior...
—Es otro momento. Pero ahí es uno mismo quien invierte en su educación. Uno está pensando en el retorno de inversión, y las carreras de tecnología son las que mejor retorno tienen.
—¿Con cuánto capital se financia una compañía en etapa semilla?
—En general, entre 500.000 y 2.000.000 de dólares. Nosotros invertimos en etapa semilla y en Serie A. Y a veces hacemos pre-semilla, pero son casos muy específicos. En el contexto actual de la caída del mercado, creo que Educación no ha sido un sector tan impactado. Porque el sector se ha caracterizado por ser bastante eficiente en capital. Quizás por una razón sencilla: porque nunca trajo mucho capital. Ahí hay un espacio, y muchas compañías se esfuerzan por ser eficientes en el capital porque no hay otra.
—La tasa de retorno en Educación es mucho más lenta que en cualquier otra industria. ¿Cuánto tiempo están dispuestos a ser pacientes?
—Efectivamente es más lenta y creo que esa es una de las razones por las que EdTech como sector no ha sido tan atractivo para muchos inversionistas. Pero es algo que tuvimos en claro desde el inicio en Reach Capital y nos ha permitido tener muchos casos de éxito. En un Fintech o Software as a Service o una aplicación que va al consumidor se da la típica curva que explota y crece rápidamente. EdTech toma un poco más de tiempo porque hay un proceso de adopción de los padres, de las universidades, de las escuelas. A la escuela le vendes una vez al año. No le puedes vender todos los días como si fuera otro tipo de producto. Hay compañías que pueden tener retorno en 3, 5 años. A veces puede tomar 7 o 10. Uno diría que es una inversión menos atractiva, pero la contraparte es suele menos riesgoso. Invirtiendo en Tecnología, tu retorno puede ser 100x, 10x o 0. No hay intermedios. En educación sí tienes intermedios.
—Si fueras consultor de una startup que desarrolla contenidos educativos para la escolaridad, ¿recomendarías un modelo de negocio que venda a gobiernos o a privados?
—Yo empezaría por la venta a privados. Es muy difícil ir a gobiernos porque son procesos de venta muy largos. La verdad es que ni vas a poder, porque no te va a alcanzar el dinero. Porque vas a esperar dos años para ver el retorno de ese capital y probablemente ni siquiera tengas el tiempo. Hay una tesis de más impacto a través de gobierno que es totalmente realista, pero en la práctica creo que es más difícil hacerlo. Yo diría: vayan por el sector privado. Es un mercado más pequeño, pero los ciclos de venta son más rápidos. Puedes tener ciclos de feedback que son importantes para saber si tu producto funciona o no. Aún cuando no te paguen. Y con el sector privado puedes alcanzar una escala que eventualmente te permita financiar ir a gobierno.
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