Los sistemas de información siempre fueron una cuenta pendiente para la educación argentina. En realidad, desde hace una década que el Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE) debería funcionar en todo el país. Debería haber un registro de todos los estudiantes, docentes y escuelas, pero aún eso está lejos de suceder.
El SInIDE se creó en 2012 por medio de la Resolución n° 1.041. Suponía un avance en la concreción de una herramienta clave para gestionar el sistema educativo que permitiría, por ejemplo, detectar chicos al borde del abandono para ayudarlos. Sin embargo, todavía se aguarda su consolidación.
La conclusión surge de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Samanta Bonelli. El documento se basa en entrevistas en profundidad a referentes técnicos a nivel nacional y jurisdiccional, y en un relevamiento enfocado en las características de los sistemas jurisdiccionales de información educativa.
El estudio señala distintas razones para comprender la dilación de una década: falta de coordinación, cambios de rumbo en la política nacional de información educativa y resistencias en las jurisdicciones son algunos de los factores que identifican los entrevistados.
Según supo Infobae, es un secreto a voces que algunas provincias prefieren demorar la aplicación del SInIDE porque sus cifras de alumnos y docentes son menores a las que marcan los actuales registros oficiales.
Argentina está rezagado en esta materia comparado a otros países de la región. En América Latina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay cuentan con información educativa nominal. Es decir, llevan un registro de todos los alumnos del sistema educativo con nombre, apellido y su trayectoria escolar.
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En noviembre, el presidente Alberto Fernández y el ministro de Educación, Jaime Perczyk, anunciaron un avance importante en la puesta en marcha del sistema. Se trata de SInIDE Gestión Escolar, una aplicación web para la gestión administrativa y académica de las escuelas de nivel inicial, primario y secundario de todo el país. Por ahora cinco provincias (Tierra del Fuego, Misiones, La Rioja, Catamarca y Salta) están cargando información allí, mientras que otras 14 están en proceso de integrarse.
A nivel nacional, esa herramienta también coexiste con un sistema anterior, que es el SInIDE Aplicativo, que cuenta con apenas el 29% de la matrícula nominalizada, y la Base Nacional Homologada, una plataforma web que recibe transferencias de datos desde el SInIDE y los sistemas nominales provinciales, que sí cubre un 74% del alumnado.
“A pesar de los múltiples esfuerzos a lo largo de estos 10 años y del impulso durante esta gestión, Argentina aún no tiene un sistema de información educativa nominal con cobertura nacional. Hace falta voluntad política, afianzar consensos y acuerdos, redoblar esfuerzos de coordinación entre nación y provincias y garantizar el financiamiento necesario para poder contar con esta herramienta de gestión clave para planificación y la evaluación de la política educativa, así como para el acompañamiento de las trayectorias escolares”, afirmó Bonelli, autora del informe.
Al margen, muchas de las provincias cuentan con sus propios sistemas de estudiantes y docentes. De las 24 jurisdicciones que los autores convocaron a participar del relevamiento, fueron 14 las que respondieron: Buenos Aires, CABA, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Luis y Tucumán. Casi todas -13 de ellas- manifestaron que implementan sistemas propios de información nominal, de los cuales solo uno no se encuentra integrado al sistema nacional.
“A 10 años de la creación del SInIDE, aun con acuerdos federales, parecen más los intentos que los aciertos. Los avances están, pero la desarticulación también y las limitaciones técnicas y especialmente políticas ponen en jaque la posibilidad de lograr un sistema nominal nacional acordado, de indicadores básicos y troncales que alimenten las decisiones de política nacional y jurisdiccionales. Sin ese sistema, no es posible detectar los diversos recorridos que realizan los estudiantes en su paso por la escuela, los cambios de escuela, de provincia, el tiempo que toma egresar de la secundaria, vincular los datos educativos con otros sistemas de información nacionales, entre otros”, planteó María Cortelezzi, consultora de evaluación de políticas educativas.
Por su parte, Martín De Simone, especialista en educación del Banco Mundial, explicó: “La existencia de sistemas de información robustos es fundamental para la toma de decisiones que mejoren los resultados educativos. Como muestra el reporte, la implementación del SInIDE ha sido lenta y la nominalización de estudiantes es un desafío pendiente. Si bien existen desafíos técnicos, el principal problema es que los incentivos no están alineados para que todas las provincias contribuyan a la creación de un sistema nacional. Por ello, es importante crear mecanismos que incentiven la coordinación federal y retribuyan a las provincias que colaboren con recursos o capacidades institucionales. En paralelo, es fundamental garantizar la integridad de los datos y establecer con claridad para que se usarán”.
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