Como parte de las acciones por el Día del Diseñador, que se celebra hoy en Argentina, Ticmas abrió sus puertas para dar visibilidad a una realidad mucho más frecuente de lo que pensábamos: cómo navegan las distintas plataformas digitales las personas usuarias con algún tipo de discapacidad.
Andrés Terrile es consultor en accesibilidad digital y comunicación accesible. Forma parte del equipo de Libertate, consultora social que da servicios en dos principales frentes. Diversidad e inclusión, mediante consultoría, formación y sensibilización para empresas y organizaciones. Y además, otorgando experiencias accesibles con diagnósticos, testeos, capacitación técnica y certificación de accesibilidad para productos digitales. Terrible habló con Patricia Chaile, líder del equipo UX/UI de Ticmas.
—¿Qué se entiende cuando hablamos de discapacidad?
—Antes estaba asociado a la deficiencia que tenía una persona al respecto de las demás. A partir del 2006, al sancionarse la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, se llevó al modelo social de un entorno discapacitante. Es decir, si todas las personas tenemos los ajustes necesarios, quizás nuestras discapacidades no sean tantas, y el entorno no sea tan incapacitante. Por ejemplo, en mi trabajo puedo hacer el 95% de las tareas que hace el resto.
—¿Cuáles son las distintas discapacidades?
—Hay mucha diversidad dentro del colectivo de personas con discapacidad y hay varios tipos de discapacidad: visuales, auditivas, motrices, intelectuales, psicosociales —por ejemplo, personas con condición del espectro autista, etc—. Y tenemos las discapacidades viscerales que pueden generarse por el mal funcionamiento de algún órgano. Está última en general no es visible y ahí podemos desterrar un mito de que todas las discapacidades son visibles.
—¿Difieren según el contexto?
—Las discapacidades en general son permanentes, como, en mi caso, siendo una persona ciega. Pero también podemos encontrar barreras temporales, si alguien tiene un accidente o si, por ejemplo quieren escribir en el celular y les da el sol. El contexto de uso les generará una barrera. Por lo tanto, la accesibilidad no tiene que ver necesariamente con la discapacidad. Las rampas pueden servir a una persona en silla de ruedas como a una persona embarazada o que lleva un carrito para bebés.
—¿Cuáles son las ayudas técnicas para que todas las personas accedan a los contenidos?
—Depende de cada discapacidad. Las personas ciegas utilizamos los lectores de pantalla para las computadoras o los celulares. En líneas generales, es una voz que lee todo lo que va apareciendo en la pantalla. Quizás una persona con discapacidad motriz, necesite un mouse de pie en vez del mouse de mano. Hoy en día, hay un montón de apoyos tanto físicos como digitales.
—¿Cómo fue ser estudiante?
—Yo pasé toda mi educación de lectoescritura de los 6 años hasta ahora, por todas las etapas. De la etapa completamente analógica, de escribir en braille, y que mi mamá transcribiera debajo los materiales para que la maestra lo pudiera leer. Después ya a los 17, 18 años, pasé por la etapa de escribir en una computadora, donde el material me lo grababan en cassettes. Me considero un privilegiado, ya que tuve la oportunidad de acceder a una computadora. Lamentablemente, la discapacidad y la accesibilidad son situaciones que, económicamente, son excluyentes por la falta de oportunidades que nos genera.
—De esto hablas en tu podcast llamado “Avanzar a ciegas”, donde comentas lo cerca que estamos de aplicar la accesibilidad.
—Si, hay opiniones de todo lo que tiene que ver con la discapacidad visual. Fue mi tesina de grado. Y habrás escuchado a los profesores, que hablan de que la falta de accesibilidad no es solamente una cuestión de presupuesto. Es un tema de articulación, de voluntades que tienen que transformarse en metodologías y procesos. Sino siempre dependemos de la voluntad, la accesibilidad es un derecho.
—¿Cómo está la accesibilidad en Argentina?
—La ley 26.653 establece que todas las empresas o concesionarias del Estado, o que reciban subsidios del Estado, tienen que tener sus páginas webs accesibles. Esta ley está regida utilizando las normas internacionales WCAG, que están basadas en criterios de cumplimiento de la accesibilidad. Tiene varios niveles de conformidad: A, AA y AAA. Acá se exige el nivel AA, que sería un Paraíso si se cumpliera en todas las plataformas.
—Como diseñadores y desarrolladores, ¿cómo podemos empezar a aplicarlo?
—Lo ideal es diseñar o desarrollar de forma transversal, desde el inicio hasta el fin. Validar siempre asegurando diversidad de personas usuarias. Incluso, que en los equipos de trabajo haya personas con discapacidad. La accesibilidad es incremental, algo que quizás hoy no es accesible, mañana lo sea. Hasta para las empresas, termina siendo beneficioso económicamente, porque si hay clientes que no pueden acceder, son potenciales clientes que no están llegando. En la Argentina, el 12,9% de la población tiene alguna discapacidad. A veces no es un tema económico o de esfuerzo, sino de no tenerlo en mente, de desconocimiento.
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