Martín Aspillaga es el CEO de Salkantay Ventures, un fondo de inversión que se ocupa de emprendimientos en edad temprana con alto impacto en América latina; especialmente en la región andina. “Nuestros espacios de interés”, señalaba, “están en inclusión financiera, en cómo mejorar a las personas —human improvement: que incluye salud y educación— y en el planeta”.
Con esa vocación como Norte, Aspillaga estuvo presente en la cumbre que HolonIQ desarrolló en el campus que el Tec de Monterrey tiene en la Ciudad de México, con el objeto de entrar en contacto con emprendedores y otros inversionistas de la región. Aspillaga también visitó el espacio de diálogos de Ticmas, en donde habló de los objetivos de Salkantay y del estado de situación de las EdTechs.
“Nuestra postura como fondo es siempre darle la bienvenida a quienes nos buscan”, decía. “No queremos perdernos de ninguna oportunidad por no haber tocado la puerta. Creo que tenemos el equipo adecuado para tener los poros abiertos”.
—¿Qué le piden a una startup para que pueda entrar en su portafolio?
—Entonces no hay una sola respuesta. Si bien somos inversionistas de etapa temprana, es poco común que invirtamos en una compañía que no tenga un modelo armado, una tecnología definida que ya ha lanzado al mercado. Yo definiría el límite de nuestro campo de interés en la Serie A, Serie B. De ahí, en términos en generales, tiene que tener un equipo excelente, un producto del que pueda resolver un problema grande con impacto financiero, social, laboral, etc., y que da señales de generar tracción en la población que está buscando atender. Obviamente, además, tiene que haber una sintonía. Al final, la relación se construye porque ambas partes creen que hay algo mutuo para construir.
—¿Cuántos proyectos apoyan?
—Hoy tenemos quince inversiones, lo que es entre un tercio y la mitad de lo que vamos a invertir en total con este fondo. Buscamos presencia en esos tres espacios, a través de nuevos emprendimientos y de concentrar nuestra inversión en las compañías que creemos que van a beneficiarse más en acceso continuado a nuestro capital. De esas 25-30 a las que llegaremos, con algunas vamos a hacer apuestas dobladas conforme sigan creciendo.
—¿Cuántas son de educación?
—Más o menos un tercio de nuestro portafolio está invertido en EdTechs. Eso es importante. Un tercio FinTechs, un tercio EdTechs, y un tercio distribuido entre clima, e-commerce y wellness.
—¿Cómo es el mercado de las EdTechs en América latina, en cuanto a su madurez?
—Ha madurado mucho. Por supuesto, creció mucho y tuvo muchos cambios durante la pandemia y luego ha tenido un desarrollo importante, junto con el espacio tecnológico y de venture capital. Pero todavía hay un gap importante con respecto a Estados Unidos, China. Lo veo como un momento de efervescencia de entrepreneurs junto con una escasez de capital temporal. Nosotros estamos en early stations, hablamos de un horizonte de 5 a 10 años, así que todo lo que hacemos hoy es porque miramos cómo va a evolucionar el campo de la educación.
—¿A qué tipo de estudiantes responden las soluciones que apoyan?
—Hemos invertido en compañías enfocadas en lo que llamaría la base de la pirámide corporativa y el problema de la educación continua a los trabajadores. Y también en una plataforma dirigida a estudiantes universitarios. No hemos invertido aún en K12; es un espacio donde se tienen que dar más checks de nuestro lado para que haga sentido. Ese sector no es fácil, pero sigue siendo parte de nuestra tesis.
—Con su modelo de inversión, ¿cuánto tiempo esperan que el proyecto que apoyan quiebre el punto de equilibrio y empiece a rendir frutos?
—Evidentemente nos gustan los modelos que tienen una ruta clara hacia el break even, pero más importante que eso, nos gustan los modelos de las compañías crean valor con cada venta. Tal vez los costos fijos y las inversiones iniciales sean altas y eso significa que la compañía hoy no es rentable, pero si crea valor con cada servicio que provee o cada producto que venda, eventualmente va a serlo cuando haga escala. Yo traduciría, en términos filosóficos más que en términos financieros, que un cliente tiene que irse satisfecho y con más valor que con el que entró a mi plataforma.
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