El 24 de agosto de 1899 nacía Jorge Luis Borges en Buenos Aires. Y con motivo de conmemorar este acontecimiento y homenajear al autor, en 2012 se declaró esta fecha como como el día del lector y de la lectora y, por extensión, como el día de la celebración de la lectura. El 24 de agosto, pero de 2022, desde el espacio de formación docente de Ticmas, tuve el placer de entrevistar a Alfredo de Jorge, licenciado y profesor en Letras, y creador de la página de Instagram @memesborgeanos, donde mantiene un diálogo constante —humorístico, estético, pedagógico— con la vida y la obra de Borges, pero en clave memética y en consonancia con las formas de leer, releer, escribir y reescribir la cultura (vale decir, reinventar) tan características del siglo XXI.
Sin temor a equivocarse, y evidenciando la intertextualidad sin la cual el meme no podría existir como tal, De Jorge afirma: “Yo tengo una teoría: si algo es bueno, da buenos memes, y si hay muchos memes de una obra, es porque esa obra es buena”.
—Teniendo en cuenta la fecha que nos convoca, me gustaría preguntarte: ¿desde tu punto de vista, por qué se elige a Borges para celebrar el día de los lectores y las lectoras? ¿En qué medida su figura se presenta como un “arquetipo del lector” y cuáles serían sus características?
—No soy muy amigo de las efemérides en general, pero me parece que esta realmente está bien elegida, porque Borges dedicó su vida a la lectura, quizás como nadie en la historia de la humanidad. Lo que digo es una exageración y es incomprobable (cómo sabés si fue la persona que más leyó en el mundo), pero realmente él dedicó su vida a la lectura y con eso hizo después su obra.
» Hay argumentos para decir que es el mejor escritor de la historia, el mejor escritor argentino, pero él mismo se consideraba a sí mismo más lector que escritor. Y tiene un montón de frases al respecto. En un prólogo dice: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Y en el “Poema de los dones” dice: “Yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”. Es decir, su idea de vida eterna y perfecta era estar en una biblioteca leyendo por los siglos de los siglos. No era su idea de felicidad tener un escritorio con infinitas biromes e infinitas hojas para poder seguir escribiendo.
» Después, en cuanto a considerárselo un arquetipo de lector, eso ya es más difícil de responder, porque hay que ver qué se entiende por arquetipo de lector. Hay diferentes maneras de leer, contrariamente a lo que podría pensarse a priori. Podemos leer básicamente como les enseñamos a nuestros alumnos en la escuela, que es: “Leé este texto, decime la idea de este párrafo, qué quiso decir el autor, cuáles son las ideas principales”; es decir, asignar un contenido a un continente, viendo el texto como algo cerrado en sí mismo y qué significa. Ese es un primer nivel. Pero hay otro modo de leer que implica otra serie de habilidades: se trata de considerar ese texto no como algo que tiene un significado en sí mismo, sino también, o quizás principalmente, en relación con otros textos con los que dialoga. Entender que, debajo de todo texto, hay otro sin el cual aquel no podría haber existido. Es decir, entender que la Divina Comedia, de Dante Alighieri, no se podría haber escrito si antes no se hubiera escrito la Eneida de Virgilio. Y esta, a su vez, no existiría como tal si antes no hubiera estado la Odisea, de Homero. Y antes la Ilíada. Y eso es un procedimiento casi infinito.
—Un poco como Borges pensaba la biblioteca, como algo que se retroalimenta.
—Totalmente, es un juego casi infinito. Y finalmente hay otro modo de leer, que es esta idea ya un poco más loca, que él expone de manera metafórica en su cuento “Pierre Menard, autor del Quijote”, y que consiste en leer a contrapelo, leer en contra de los significados que han existido sobre un texto a lo largo de la historia de la literatura y de la crítica literaria. Es decir, olvidate de quién fue el autor, de cuál fue su intención; olvidate de la época en la que lo escribió y de qué fue lo que se dijo antes de este texto, y vos hacele decir al texto lo que vos quieras. Uno podría decir que esto es leer mal, pero es leer de manera creativa. Es sacarle todo el polvo acumulado que tiene ese texto y revivirlo.
» Voy a dar un ejemplo concreto. El mito del minotauro, que tiene muchísimos años. Durante todo este tiempo el minotauro fue considerado un monstruo horrible, la personificación de lo otro, aquello que no había que ver, que había que ocultar, que mataba gente inocente en sacrificios rituales y tuvo que venir un héroe para liberarnos de él. Esa interpretación era la que hacían quienes habían creado el mito, que fue pasándose de generación en generación, y la idea de la crítica literaria a lo largo de muchos años. Y vino Borges y tiró todo eso a la basura. “Para mí el minotauro es un ser sensible, que se siente distinto, que quiere encontrar a alguien con quien poder tener un contacto verdadero, al que la existencia le duele y que quiere morirse para dejar de sufrir”. Sin duda esto va en contra de los griegos, pero fijate cómo a partir de eso creó algo nuevo. Esa es la idea: escritura y lectura van de la mano. Cuanto más leas, más vas a escribir y mejor lo vas a hacer. Pero si vos seguís repitiendo como un loro las interpretaciones que ya existen, no vas a agregar nada nuevo a la historia.
» Para terminar con la idea del arquetipo lector, voy a usar la metáfora del ajedrez. El arquetipo del mejor jugador de ajedrez no es el que solo es bueno jugando con las blancas o en las aperturas, y después flojea en el resto del partido, sino el que es bueno con blancas y negras, en la apertura, en el medio juego y en el final, se sabe jugadas de memoria y tiene la capacidad de improvisar. Entonces, podemos decir que Borges es un arquetipo del lector porque practicaba todas las formas de lectura que había y lo hacía en profundidad. Así que sí, al principio dudé, pero terminé diciendo que sí, Borges es un arquetipo de lector.
—Abonando a esta idea de lectores, Borges justamente en otras entrevistas y comentarios, decía que “la lectura es una de las formas de la felicidad”. Que el lector, entonces, no tiene que leer de manera obligada, no tiene que seguir los mandatos de nadie, y lo conecto con lo que decías de la crítica.
—Totalmente.
—En este sentido, yendo un poco a las raíces del pensamiento anarquista del padre, podríamos aventurar que, en realidad, el lector no tiene amo y decide sobre sus propias lecturas. Esto coloca por encima de todo al lector, más que al escritor. A mi modo de ver, es una manera de universalizar la práctica, porque alguien podrá escribir y destacarse en ello, pero la lectura es algo a lo que accedemos todos independientemente de a lo que nos dediquemos. Siento que es la reivindicación de Borges de los lectores y de la lectura como una práctica irreverente.
—Sí, y para cerrar la idea, sumo algo más. Cuando a Borges le decían: “Usted es un genio”, él contestaba: “No, yo lo que hago simplemente es reescribir lo que hicieron otros”. Lo que él hace son lecturas, lo que él pone por escrito son sus lecturas, sus interpretaciones. Entonces, en el fondo, un lector es también un escritor.
—En relación con su formación y el derrotero posterior de su escritura, ¿cómo aparecen la lectura, los libros y las bibliotecas en su obra, y qué sentido adquieren y proyectan metafórica y simbólicamente sobre su idea del conocimiento y del universo?
—Contrariamente a lo que podría pensarse (todo en Borges es contrariamente a lo que podría pensarse), el libro para él no es un objeto sagrado, fetiche o ícono que no hay que tocar. De hecho, esto se ve en un trabajo muy bueno que hicieron Laura Rosato y Germán Álvarez en la Biblioteca Nacional, en Borges, libros y lecturas, que fue rastrear todos los libros que Borges había donado a la Biblioteca y habían sido leídos por él. Se ve que están constantemente intervenidos en las solapas, en las portadas, a veces en los márgenes. Él anotaba citas, frases, e incluso en un libro de poemas, por ejemplo, se inspiraba y empezaba a escribir un verso suyo que luego terminaba en un poema propio. Es decir, el libro no es algo para tenerlo ahí, intocable.
» Todo es doble en Borges. Salvo el peronismo (esto lo dice un crítico literario), para el cual siempre tuvo una misma opinión, todo lo demás es doble en Borges: depende del texto, él tiene opiniones distintas. La biblioteca es su idea de paraíso y la lectura es lo que le brindó la mayor felicidad en su vida, pero este es el anverso. Todo esto tiene un reverso, para usar una imagen borgeana, es decir, tiene otra cara. Si vos estás en tu casa encerrado leyendo, y siendo feliz, te estás perdiendo la vida del afuera, la vida del Palermo del cuchillo y de la guitarra que andaba por las esquinas (estoy parafraseando un texto de él); te estás perdiendo la vida de la noche, del cuerpo, del contacto con el sexo opuesto o con el mismo sexo, es decir que tiene un costo. Lo mismo ocurre con la biblioteca. Es la posibilidad absoluta de conocimiento; es el deseo de todo intelectual ese afán de saber y conocer, pero la biblioteca infinita te empequeñece, te da la sensación de que nunca vas a terminar de leer todos los libros, que siempre habrá un libro más para leer y que el conocimiento nunca lo vas a tener completamente. La biblioteca puede ser un laberinto en el que te perdés.
» Esto está en su cuento “La biblioteca de Babel”, que es una biblioteca infinita, donde los personajes son todos bibliotecarios, que viven en ese universo y es lo único que conocen, y cuando se dan cuenta de que ahí están todos los libros posibles y que, entonces, tiene que haber un libro donde se encuentre el sentido de la vida de cada uno de ellos, el propósito de por qué existen y el sentido del universo y demás, se entusiasman y empiezan a recorrer los anaqueles en busca del libro que cuente el sentido de su vida. Pero, finalmente, cuando se dan cuenta de que las chances de encontrar ese libro en un conjunto infinito de libros es computable en cero, ahí viene la angustia y la sensación de que esto es un absurdo total.
—En este sentido, hay algo muy kafkiano de que estás un poco atrapado, y muy existencial respecto de esa necesidad de encontrar respuestas, pero estar en la trampa al mismo tiempo, encerrado en esa disquisición. Estar preso de esa sed, de ese deseo de encontrar el conocimiento y a la vez tener, como decís, el anverso y el reverso, lo placentero y lo angustiante y trabajoso. Estar rodeado de libros, como fue un poco la paradoja de su vida cuando lo nombran director de la Biblioteca Nacional, pero volverse ciego.
—Sí, pero no termina cayendo en un nihilismo de que nada tiene sentido. El ser humano, a pesar de la conciencia de que nunca se encuentre el saber y de que siempre habrá algo más para leer, se manda en esa búsqueda. Casi todos sus cuentos tratan de esa búsqueda, de ese intento de llegar al conocimiento. Entonces, la apuesta es positiva. Hay que tomar conciencia de que probablemente nunca lo encontremos, pero vale la pena.
—¿Cómo se conecta la concepción del lector borgeano con el lector del siglo XXI y sus prácticas erráticas e hipertextuales, y con el concepto de autoría en estos tiempos? ¿Hay también en ellas laberintos, duplicidades y espejos?
—Habría que ver qué se entiende primero por “lector del siglo XXI”, pero te voy a decir lo que me dispara esa idea, que es esta cosa de que estamos constantemente con el multitasking, haciendo lecturas simultáneas y fragmentarias, y que todo tiene links y nos lleva de un lugar a otro. Eso es muy borgeano.
» Voy a hacer una analogía con la música, si se puede: antes, si ibas al teatro a escuchar una sinfonía de Beethoven, tenías que escuchar la obra entera; los discos de vinilo: los artistas componían para que fuera una obra entera que se escuchara de principio a fin. Pero si vos querías saltear las canciones, era hasta engorroso el procedimiento, entonces escuchabas la obra entera. Hoy en día, cuando escuchamos música, ya no hacemos eso, o casi nadie hace esto de escuchar una obra entera, una sinfonía o ni siquiera un disco de Pink Floyd. Salteamos, en Spotify, y hasta ponemos el shuffle y escuchamos alternando las canciones. De hecho los artistas están volviendo a sacar singles. Es una forma posmoderna, aunque la palabra no me guste tanto, en la que estás concibiendo todo de manera fragmentada, es muy borgeana. Por algo se decía que Borges fue el primer escritor posmoderno o un antecedente del posmodernismo. Porque él practicaba esta misma forma de lectura. No era un hombre de leer colecciones enteras completas. El trabajo de rastreo de los libros de Borges en la Biblioteca Nacional muestra que Borges hacía esto. Por ejemplo, de un libro había leído solamente el capítulo 3. Y lo sabemos porque él anotaba qué parte del libro leía y hasta la fecha en la que lo leía. A veces leía de un libro el capítulo 1 y el 7, y lo leía 20 veces. Esta cosa salpicada, fragmentaria, con la idea del lector activo, hedónico, que va a lo que le gusta y lo que quiere. Y no tanto como un lector del siglo XIX que lee una obra, donde hay un narrador que le dice, de principio a fin, lo que está pasando y cómo se tiene que interpretar.
» Y el lector del siglo XXI no es solamente un lector de textos; hay otro tipo de narrativas que están invadiendo, como objetos de Tlön, la realidad y no es necesariamente malo. Estamos conviviendo con otras narrativas y también las practicamos de esa manera. Por ejemplo, yo veo series. Bojack Horseman es una serie que vi entera, de principio a fin, pero hay un capítulo, el de un monólogo en un velorio, que lo vi siete veces. Esto es un poco borgeano. O Mad Men, que es una serie que vi cuatro veces entera, pero hay capítulos que vi también siete veces cada uno. Estos modos de leer se relacionan con la modernidad. Borges fue de algún modo un antecedente.
—Es una lectura intensiva y extensiva al mismo tiempo, que focaliza en algunos aspectos y puede leer varias cosas en varios registros y, en este caso también, en varios lenguajes. Relacionado con esto, en 2009, Daniel Cassany dio una conferencia titulada “Prácticas letradas contemporáneas”. En ella señaló que estamos en un mundo lleno de “artefactos letrados” que sirven para vivir en sociedad y realizar las tareas más cotidianas de la actividad laboral, personal o ciudadana. Cada una de las formas recurrentes de utilizar los artefactos letrados –sostienía– es una práctica letrada en sí misma, un tipo de lectura y escritura particular. Siguiendo esta misma idea, ¿en qué medida los memes de internet, de los que este autor no habló en su momento, podrían incluirse en la categoría de “artefactos letrados”? ¿Qué tienen de particular estas piezas discursivas y semióticas en la cultura?
—Sí, los memes son artefactos letrados y tenés que estar alfabetizado no solo para producirlos, sino también para decodificarlos. Si bien a veces es algo sencillo, simplemente una imagen con alguna edición, es un objeto semióticamente complejo. Hay algo en la naturaleza del meme que es eminentemente intertextual. Siempre está haciendo referencia a otra cosa y tiene una particularidad, que es que está mezclando contextos constantemente. De nuevo, esto es algo muy del posmodernismo, o de la forma particular de entender el mundo del siglo XX, que ya empieza con las vanguardias (el dadaísmo, el surrealismo), con los happenings. Esto de poner un mingitorio en un museo, de pintarle unos bigotes a la Mona Lisa, es decir, sacudir al espectador o al receptor y ofrecerle algo que lo saca del contexto. Hay una operación, y hay una habilidad intelectual de lectura que es necesario que el receptor haga, porque si no se queda completamente afuera y no termina entendiendo. Como si le presentaras un objeto que está en otro idioma. No sabe si es un chiste, si es ofensivo; percibe que hay algo raro, pero no sabe qué, lo toma literal o piensa que alguien dijo eso de verdad, o que esa persona existe.
» Básicamente el meme de Internet, el meme que nos enviamos constantemente por WhatsApp o que vemos en las redes, es humorístico. Ahí hay un recurso que es típico del humor gráfico y de la historieta (y de otras artes también, pero para que se entienda claro el ejemplo), que es el de repetición, repetición, repetición, desvío. Es decir, presentar la estructura y de repente algo que se va para otro lado (esto lo hace mucho Quino en Mafalda). Y ahí, cuando te vas para el otro lado, disparando para otro contexto, es donde el lector tiene que decir qué pasó acá. Ahí está el trabajo intelectual de ser el que repone esa cosa que está faltando.
—En el caso del meme, cuando es humorístico, es el remate del chiste. O el gag, algo que te descoloca y de golpe te hace pensar en otras cosas, y tenés que rever lo anterior para entender de dónde viene esto, a qué hace referencia.
—Exactamente.
—Omar Rincón dice que vemos series para entender los memes, que “un meme es más, mucho más que un chiste o una ironía o un comentario, es el saber ‘ilustrado’ de nuestro tiempo”. ¿Pensás que esto aplicaría también a los libros y a la lectura? Es decir, ¿leemos a tal autor o tal obra para entender los memes a los que aluden? ¿Es algo que puede darse en algunos casos? ¿Cómo ves esta relación memes-libros-lectura-más memes-ad infinitum?
» A ver, entiendo que la frase de este autor no es literal. No es que vemos series para entender los memes o leemos libros para entender los memes, aunque a veces pueda ser el caso. Pero entiendo que se refiere a que la cultura es algo que se retroalimenta, como el uróboros que se come su propia cola. Y es como que todo está haciendo referencia a todo, y es una especie de rompecabezas donde todas las piezas de la cultura están interconectadas. No es que una sola conecta con tres más, sino que están todas conectadas con todas. Y, si a vos te empiezan a faltar piezas de ese rompecabezas, que es la cultura, la imagen total se te va a ir desdibujando de manera exponencial.
» De ahí también la importancia de estar alfabetizado en esto. No tanto por lo que está de moda. Y lo traigo a la educación. La importancia de educar en los clásicos. Muchas veces se enseña un libro que está de moda y hay un montón de estrategias y elementos válidos que justifican hacer eso. Pero la mayoría de las veces, pasan cinco años y ya nadie se acuerda de ese libro, ya nadie lo lee ni habla de él. Y los clásicos son clásicos por algo. Habrá alguno que podamos olvidar, pero en general son clásicos por un motivo y hablan de cosas y tocan temas que fueron relevantes en el momento en que fueron compuestos, siguen siendo relevantes hoy y van a seguir siéndolo mañana. Yo tengo una teoría: si algo es bueno, da buenos memes, y si hay muchos memes de una obra, es porque esa obra es buena. Por ejemplo, yo nunca vi Bob Esponja, pero con la cantidad de memes que veo que hay de Bob Esponja, digo “Esto debe estar buenísimo”. Y algún día voy a bajar la serie y la voy a ver entera. Los Simpsons son la mayor prueba de eso. Las primeras ocho temporadas son para mí el producto más grande de la historia de la televisión mundial.
» Cuando estás en una clase secundaria o universitaria, los profesores constantemente están tirando referencias a una aventura del Quijote, a una obra de teatro que acaba de salir o a un chiste de Quino. Hay quienes captan eso y hay quienes no. Entonces, no se quedan con el contenido total de esa clase, y no siempre todos se animan a levantar la mano y decir “Perdón, no entendí la referencia”. A veces, incluso el docente, aunque tenga ganas, no tiene tiempo para explicar todas las referencias porque, si no se termina convirtiendo en una clase de intertextualidad más que en la clase sobre lo que se estaba hablando.
» Ahí está la importancia de enseñar los clásicos, enseñar las cosas trascendentales y darles a los alumnos, de esta manera, las herramientas para que capten todas las referencias, tengan el rompecabezas de la cultura bien armado y puedan intervenir en esa cultura de manera activa con las herramientas, y no que simplemente sean espectadores y tengan pequeños pedacitos. Entonces, no sé si es que vemos series o leemos libros para entender los memes, pero sí que todo está interconectado y, cuanto más sólidas sean esas piezas, mejor vamos a estar insertos en la cultura.
—También es cierto que los consumos culturales son diversificados, justamente porque internet genera la posibilidad de acceder a distintas cosas. Habrá memes que no entendamos y que tengan igual otro tipo de referencias culturales que sean válidas e interpretables para unos y para otros no. Entonces hay también ahí una cuestión de apropiación que se da y es interesante, forma parte de los propios consumos culturales y de las prácticas de cada quien.
—Sí. Totalmente. Me hiciste acordar al concepto de lo viral. Hay temas de conversación y memes atados a lo efímero, como la palabra lo indica, algo que pasa en el día. Podés hacer un meme sobre la noticia del día y va a tener un montón de likes y de compartidas en el día, y después lo puede ver alguien dentro de dos años, suponiendo que la cuenta siga existiendo, y no va a causar gracia, no va a entender la referencia. Pero si vos, pudiendo agarrarte de lo viral, le encontrás la vuelta para hablar de algo que es eterno con eso, ahí estás cerca de… no de hacer una obra de arte, pero sí de hacer un objeto más perdurable. Yo siempre trato de estar atento al meme del día; es una oportunidad para estar en diálogo y demás. Siempre trato de encontrarle la vuelta y hacer algo más borgeano, hacer algo que perdure en la memoria de los hombres.
—Ya que mencionaste tus memes, me gustaría ir directamente a los que vos producís desde tu cuenta, @memesborgeanos. Te pregunto, entonces, si lo que hacés con Borges y los memes acerca o tiene el potencial de acercar su obra a un público que no necesariamente es lector asiduo de él, o incluso que no lo conoce realmente o tiene algún prurito o reparo. ¿Alguien te escribió, por ejemplo, diciéndote que le abriste una puerta de entrada a Borges o a algún texto suyo?
—Sí. Te lo digo por experiencia personal de gente que me ha escrito y es de lo más lindo que me ha pasado. Porque yo hice esta cuenta un poco para divertirme en mis ratos de aburrimiento y tedio, y jamás pensé que de repente me iban a llegar mensajes diciendo: “Che, me diste ganas de leer a Borges, ¿por dónde empiezo?” o “Había leído solamente los poemas y me diste ganas de leer los cuentos”, o “No entiendo ninguno de tus memes y quiero entenderlos; decime por dónde empiezo”.
—Y después hago una confesión. Yo no preví que pudiera a llegar a tener la cantidad de seguidores que tengo. No sé si toda la gente sabe, pero [antes de abrir la cuenta] me agregaron a un grupo de Facebook de memes de Borges y ahí empecé a hacer memes; se me fueron acumulando y empecé a hacer una producción que ya era bastante grande. La gente me dijo: “Hacete una página”. Al principio me seguían 20 amigos, 20 familiares y 20 personas que habían caído de la nada. Y yo, pensando más que nada en esos amigos y familiares, que se me seguían por cariño y no tanto por ser borgeanos, fui estratégicamente pedagógico con los primeros memes que hice. Eran memes sobre su ceguera, su antiperonismo, sobre el hecho de que Perón lo había nombrado inspector de aves de corral y lo había destituido de su cargo en una biblioteca, sobre que le gustaban los tigres, que cuando se queda ciego no es que ve todo negro, sino que ve amarillo. La verdad es que eso funcionó. Y después vinieron los otros memes, que son lo que más me gusta hacer a mí, los que establecen un diálogo y una reescritura: agarro una idea y, borgeanamente, o con un intento de “borgeanismo”, la transformo.
—Pasando al ámbito educativo, ¿puede trabajarse con memes sin que se pierda la espontaneidad, lo contestatario y lo efímero de estas piezas culturales generadas y apropiadas por las comunidades digitales? ¿Pueden usarse en el aula, entonces, sin “escolarizarse”, es decir, conservando su frescura?
—Es “peligroso”, de movida, hacerlo a tontas y locas: “Chicos, saquen el celular y hagan memes”. Los objetivos tienen que estar claros. Tiene que ser una actividad en función de los objetivos de la clase: qué habilidades querés que los chicos desarrollen, por qué estás haciendo esto y no otra cosa, cuáles son los contenidos que están en juego. Tenés que ser muy claro a la hora de comunicárselo a los chicos. Yo creo que el meme tiene mucho potencial pedagógico, pero hay que usarlo con precaución y con profesionalismo. La creación y la recepción de memes involucra un montón de habilidades cognitivas que tienen que ver con habilidades propias de la lectura, de reactualización del código escrito, con la misma sinapsis de empezar a conectar cosas que son de diferentes contextos, con una actitud activa a la hora de seleccionar qué información vas a utilizar, cómo la vas a expresar, en qué parte vas a poner esto, qué imagen vas a seleccionar. Hay un montón de habilidades riquísimas.
—¿Cuáles son las experiencias que has tenido con los memes en el aula y los resultados, con qué textos has trabajado, con qué estrategias y qué les propusiste a tus estudiantes?
—Hice una selección de diferentes memes, todos hechos por mis alumnos de tercero a sexto año [de nivel secundario] en diferentes actividades áulicas.
» Todavía no habíamos terminado de leer Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, estábamos por la mitad, y les dije: “Bueno, ahora, en esta clase vamos a hacer memes”. Los dividí en parejas, porque la actividad era grupal, lo cual está buenísimo, porque como toda actividad grupal ya sabés qué habilidades estás fomentando, y les di libertad absoluta. Les recomendé, para quienes no conocían, páginas de Internet, como makeameme, con las cuales ellos podían hacer memes. Algunos chicos conocían otras que yo no y me las pasaron. Les dije: “Elijan lo que quieran de la obra entera, con la plantilla que quieran” y también que podían usar el prólogo de Borges a la obra, que ya lo habíamos leído (es más, los motivé y les dije: “El que haga un meme sobre el prólogo de Borges tiene puntos extra”). Y les aclaré: “Puede ser un meme tierno, un meme reflexivo, un meme filosófico, puede ser gracioso; si es todo junto, mejor”.
» Para el que no leyó la obra o no se acuerda, Crónicas marcianas trata de la conquista de Marte. Es un libro de ciencia ficción. Hay marcianos y lo que hacen ellos es, a través del control telepático, hacerle creer a los terrícolas que están viendo a un familiar ya fallecido en ese tiempo, y entonces, de esa manera, los manipulan. Hay un capítulo en el que un hombre que se llama La Fargue está viendo a su hijo, que falleció hace diez años, en el patio de su casa, y se queda así como sospechoso de “¿Estoy viendo a mi hijo que revivió o este es un marciano que me está haciendo un truco mental?” Los chicos encontraron una plantilla de Futurama y trasladaron esa idea en este meme.
» En la obra son varias las expediciones que van a Marte y casi todas fracasan, hasta que llega la cuarta, que es la que triunfa, pero que tiene un problema: uno de los tripulantes de la nave, Spender, se conmueve con Marte y se da cuenta de que los terrícolas van a arruinarlo; entonces se transforma en un marciano, que es algo muy borgeano. Es como el cuento de “Historia del guerrero y la cautiva” de Borges, que trata de un bárbaro que va a conquistar la ciudad y cuando ve lo hermosa que es, se pone a pelear contra sus compañeros. Uno de los chicos me pregunta cómo se llaman los compañeros que va matando Spender y yo le digo: “Agarrá el libro y fijate”. Entonces, agarró el libro, se puso a buscar, se puso a pasar las páginas. En este sentido, te das cuenta de que es una actividad [la de producir memes] que involucra habilidades que solés trabajar en otro tipo de actividades. Si vos querés que el chico vuelva sobre las páginas del texto y busque información, podés hacerlo preguntando, en un texto de San Martín, por ejemplo, en qué año cruzó los Andes, o podés decirle “Hacé un meme sobre San Martín”. El chico va a volver sobre las páginas igual, entonces estás motivando la misma habilidad en ambas actividades. En este meme [tomando de referencia la escena descripta] Spender mata a Biggs, a Cheroke, a Cookie y después sigue de largo.
» En 2020 leímos la Odisea entera, fue maratónico. Y ya casi terminando el libro, en los cantos XXI y XXII, que son los de los pretendientes, en los que Ulises se saca el disfraz, tensa el arco, pasa la prueba y después empieza a matar a todos los pretendientes, les dije que hicieran memes sobre esta temática. Es decir, acá les acorté el espectro sobre este tema. Y les compartí un Google Doc para que ellos fueran poniendo ahí los memes que iban haciendo y vieran lo que había hecho el compañero y trataran de hacer algo diferente.
» En el 2021, leyendo Pedro Páramo en clase, de manera espontánea un alumno me dice, porque estaban con esto de que es un libro difícil, “No entiendo, Alfredo, por qué constantemente está mezclando el tiempo, va y viene”. Y otro compañero le dice: “No lo entenderías”, que es una referencia a la película del Joker que había salido ese año. Y se hizo re viral ese meme. Entonces nos empezamos a reír todos, y espontáneamente los chicos empezaron a hacer memes sobre Rulfo.
» De Don Quijote de la Mancha leímos hasta el capítulo 11. Yo no soy de darles fragmentos a los chicos. Si leemos una obra, quiero que la leamos entera, pero esto era una suplencia, ya estaba en el programa, y por lo menos quise que leyeran hasta el capítulo de los molinos; llegamos hasta ahí. Este era un curso solo de chicas y les dije que hicieran memes. [Lo que pasó en este caso] me encanta. A mí jamás se me hubiera ocurrido. Yo me tiendo a identificar con el personaje masculino o con el protagonista, y está muy bueno porque las chicas se identificaron más con Dulcinea y se imaginaron cómo sería que un caballero como Don Quijote se enamorara de ellas.
» El que sigue es el que se llevó el 10. A veces hago eso, el mejor meme se lleva un 10, como motivación para que lo hagan bien. Y a veces, para determinar cuál fue el mejor, si yo estoy indeciso, se hace una votación. Acá también hay un trabajo de edición y con el bilingüismo, si querés. Hay otro, también con el bilingüismo, dice “Don Quijote no estaba loco” / “Change my mind”. Esto es muy profundo, porque es una pregunta que se hace la crítica literaria y que no llega a responder: ¿quién es el que está realmente loco en la obra, el que sueña con cambiar a través de sus ideales y de su acción la humanidad y los problemas que hay en la sociedad o los que dicen que es un loco, y le ponen palos en la rueda y hasta incluso le siguen el juego y terminan afectando su psiquis más de lo que ya estaba? Entonces acá se hace una síntesis magnífica.
» También leímos El túnel de Sabato. En este caso, el meme tiene dos imágenes y nueve palabras. La chica que lo hizo sintetizó algo tan complejo como es la característica de la psicología del personaje, que tiene una profunda disociación entre lo que es la realidad y su entendimiento de la realidad. El mundo onírico, de las ideas, de la imaginación y de los sueños del personaje y lo que ese personaje termina haciendo. Quiere pedirle perdón a María y lo que termina diciendo es “Me voy a matar”. Esta estudiante entendió la profunda naturaleza psicológica del personaje construido por Sabato y la sintetizó de forma graciosa en dos imágenes y nueve palabras.
» Con los de sexto, los más grandes, a veces, cuando terminamos de leer algún cuento de Borges, les pido que hagan memes sobre él. Los incentivo a hacer el tipo de memes que me gustan a mí, que sean borgeanos, que pongan en diálogo, que haya una reescritura, que haya una reflexión. Este es del cuento “La escritura del dios”, que es sobre un azteca que fue puesto preso por los españoles durante la conquista, y ve a través de los barrotes a un jaguar o un leopardo que está en otra prisión también, y empieza a descifrar en sus manchas lo que él interpreta que es el código, la escritura del dios. Finalmente lo descifra y es como que entiende el universo, como que pega un aleph ahí, y puede decodificarlo. Se da cuenta de que si él pronuncia esas palabras del dios se va a convertir él mismo en un dios. Pero renuncia a eso, que es algo muy borgeano; lo importante es el viaje, el haberlo intentado, no le interesa ser un dios. No pronuncia las palabras y muere en prisión. Acá lo que hizo el chico fue ir más allá, salió del texto, como esa actividad que a veces les damos: “Escriban qué hubiera pasado si…”; entonces, él fue solo ahí y se preguntó cómo sería México hoy “si Tzinacan hubiese pronunciado las palabras del dios”.
En “Historia del guerrero y la cautiva”, un guerrero se rebela contra su propio pueblo para salvar una ciudad y una cautiva, que está presa de los indios. Y cuando tiene la posibilidad de volver a la civilización, decide no hacerlo. En este meme, entonces, el chico entendió todo, entendió que civilización y la barbarie son las dos caras de una misma moneda, entendió lo que no entendió Sarmiento, entendió la relectura que hace Borges de la literatura argentina y de la política argentina. Un gran número de las habilidades que nosotros queremos desarrollar en los chicos, a través de la lectura, de la escritura de textos y demás, que son volver sobre el texto, citar, seleccionar, omitir, recortar, leer entre líneas, hacer inferencias, conectar puntos son habilidades que están involucradas en la producción de memes. Es una oportunidad nueva, diferente, divertida, amena y muy profunda justamente para complementar, no para reemplazar, esas otras habilidades.
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