Cómo se planteó el regreso a la presencialidad plena, de qué manera se acompaña la vida laboral de los estudiantes universitarios, qué criterios se ponen en juego al evaluar la eficacia de la facultad y su relación con instituciones vecinas. Estos son algunos de los interrogantes que Martha Isabel Cobo Ángel, decana de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la Sabana, respondió en el living que Ticmas tuvo en el V Congreso Tesol Colombia.
—¿Cuáles fueron los aprendizajes que dejó la pandemia y cómo se continúan hoy?
—Cuando ocurrió la pandemia todos pensábamos que el mundo iba hacia la virtualidad y, al menos en la educación en pregrado, hemos vuelto muy rápido a la presencialidad. Sin embargo, a nivel de formación continua y en posgrados sí nos hemos vuelto más flexibles y tenemos asignaturas que se ofrecen remotas. El aprendizaje en la pandemia nos ha llevado a valorar el encuentro físico, pero también a ser más flexibles si la persona no puede asistir. Y, a nivel institucional, nos permitió desarrollar una plataforma asincrónica totalmente independiente.
—¿De qué forma se prepara a los estudiantes desde la presencialidad en relación con el trabajo virtual? Hoy, muchos estudiantes de la región encuentran trabajo en el extranjero —en Estados Unidos y Europa— por la competitividad de salarios.
—Sí, eso está pasando muchísimo sobre todo en lo que tiene que ver con Tecnologías de la Información. Nosotros trabajamos mucho con principios para el autocuidado, las pausas activas, el respeto del tiempo de descanso; en prepararse para el trabajo aún si están en casa. Lo trabajábamos mucho en la pandemia y ahora hay que seguir porque va a ser su escenario laboral.
—¿Cuáles son los principales desafíos en la educación de un estudiante de Ingeniería?
—El estudiante que volvió después de la pandemia está acostumbrado a estar en diez cosas a la vez y en ninguna, porque cuando uno está frente a la pantalla difícilmente esté concentrado. Nosotros ahora estamos viendo una transformación institucional, que es el aprendizaje experiencial. Es un reto grande que el estudiante resuelva en clase los problemas reales de la sociedad. Es un cambio que lo convierte en un actor; normalmente el estudiante está acostumbrado a ser un espectador. Ahora tiene que ser protagonista de su propio aprendizaje. Es una transformación que empieza ya desde el primer semestre, pero si los cogemos en el sexto o séptimo semestre —ya en el tercer y cuarto año de carrera— no están preparados.
—¿Cómo se piensa desde la facultad la educación para el trabajo? ¿Hay programas de pasantías, bolsas de trabajo, acuerdos con empresas?
—Sí, son cambios fuertes que está haciendo la facultad que están dando muy buenos resultados. A los estudiantes les gusta, ya desde los primeros semestres, tener un acercamiento muy productivo con las empresas. Las llamamos microprácticas y son estancias de dos meses en las empresas. Ellos tienen distintos momentos de microprácticas durante su carrera y también, al final de la carrera, tienen una práctica profesional de un semestre.
—¿Cuáles son las carreras más frecuentes que eligen los estudiantes?
—Definitivamente las de Tecnología. En este momento, Ingeniería Informática es nuestra carrera más exitosa, la que más crece.
—¿Tecnología también en posgrado?
—Sí, tenemos una Maestría en Analítica, y es la que más está creciendo. Es el tema más fuerte, que está alineado con la apuesta del país para hacer un Silicon Valley en esta zona. Tenemos un potencial muy grande en Tecnología y están trabajando en multinacionales, se está formando ese polo. Ingeniería Informática tiene 100% de empleabilidad, lo que se da normalmente antes de terminar la carrera. El reto es que no se vayan sin el grado. Eso es algo que también pasa, porque les empieza a ir bien y no terminan la carrera. Por eso hay que ofrecerles herramientas que sientan que contribuyen, a pesar de que ya tienen una empresa exitosa.
—¿Con qué mecanismos evalúan la calidad de las carreras de Ingeniería?
—El primero es la Prueba Saber Pro, que es nacional. Al finalizar la carrera, todos los estudiantes deben dar la prueba y estamos muy vigilantes del puesto que ocupamos. Normalmente estamos entre los puestos 2 y 3 de cada carrera. Una de nuestras carreras más jóvenes es Ingeniería Civil; el año pasado empezó a tener graduados y ocupó el segundo puesto. Siempre estamos en el top de las tres universidades que mejor forma ingenieros en el país. El otro criterio es la empleabilidad. Tenemos una tasa muy alta de empleabilidad de graduados: sobre el 95%, con Informática e Ingeniería Industrial en el 100%. Y con buenos salarios de enganche.
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