Desde hace más de dos décadas, en Argentina persiste una paradoja: los padres desconfían del sistema educativo, creen que la educación en general es más bien floja, pero al mismo tiempo aseguran que la enseñanza que reciben sus hijos es buena. Por algún motivo, están convencidos de que están exentos de la crisis educativa. Esa ilusión, confirmó un nuevo estudio, se mantiene tras la pandemia.
En 1999, el académico Guillermo Jaim Etcheverry, ex rector de la UBA publicó “La tragedia educativa”. La tesis de su libro, en pocas palabras, decía: la mayoría de los padres argentinos cree que la educación en general está en crisis. Al mismo tiempo, esos mismos padres argentinos creen que sus hijos reciben educación de calidad.
En 2022, pandemia mediante, una encuesta que hizo el Observatorio Argentinos por la Educación, ratificó la misma opinión de las familias. Con autoría de Sandra Ziegler (FLACSO Argentina), Gabriela Catri y Eugenia Orlicki (del Observatorio), el informe se basó en la Encuesta Nacional Escolar (ENE), realizada en julio a una muestra representativa de 500 madres de todo el país con hijos en la escuela primaria, tanto pública como privada.
El 90% de las madres considera que la educación de sus hijos es “buena” o “muy buena”. Sin embargo, solo el 52% tiene una valoración positiva de la educación en general en la Argentina. El principal problema que identifican es la falta de recursos y materiales en la escuela (51%), seguido por la falta de compromiso de las familias (48%), la formación de los docentes (44%) y los aprendizajes (42%).
“La percepción se mantiene porque las familias buscan una salida individual ante los avatares educativos y consideran que la escuela por la que optan las preserva. En parte es el reconocimiento de la fragmentación de un sistema educativo en donde se cree que puede haber refugio en algunas instituciones que estarían al margen de la situación educativa más global”, explicó Ziegler, coautora del estudio, a Infobae.
La pandemia no logró modificar la mirada de la sociedad. Pese a las medidas que atravesaron a todo el sistema educativo, como los cierres de escuelas o los cambios en los regímenes para pasar de año, las familias siguen considerando a los colegios de sus hijos como una isla. “Los datos muestran que la pandemia ha quedado atrás y las visiones no presentan cambios respecto de las tendencias identificadas antes”, confirmó la especialista.
La brecha en la percepción se acentúa mientras más alto es el nivel educativo de las madres. Solo el 10% de las madres con terciario o universitario completo considera que la educación en el país es “muy buena”, pero la cifra asciende al 46% cuando evalúan la enseñanza que reciben sus hijos. En contraste, entre las madres con secundaria incompleta el 22% cree que la educación en Argentina es “muy buena”, mientras que el 40% valora de igual forma la educación de sus hijos.
La calidad de la escuela se asocia sobre todo a la adquisición de aprendizajes (69%), al progreso (58%) y al esfuerzo (47%). Más aún, el 85% de las encuestadas considera que la educación les aporta a sus hijos herramientas para insertarse en el mundo del trabajo, aunque los resultados tanto de las pruebas Aprender como de las evaluaciones internacionales muestran exactamente lo contrario.
“Desde hace más de 20 años las encuestas vienen mostrando un hiato entre la percepción de los padres sobre la educación que reciben sus hijos y la calidad de la educación nacional. No tenemos explicaciones claras respecto de por qué y cómo se construye esta percepción paradojal. A mi entender, el desafío es avanzar en una indagación sobre qué valoran los padres de la educación de sus hijos”, afirmó Guillermina Tiramonti, investigadora de FLACSO.
A las madres también les preguntaron si consideran que la educación actual es mejor que la que ellas recibieron en su momento. En ese punto, la opinion fue dispar. El 44% indicó que es peor, mientras que el 39% piensa que la enseñanza de ahora es “mejor” o “mucho mejor”.
María Eugenia Arias, orientadora familiar y consultora educativa, señaló que la brecha de percepción se viene observando en indagaciones de décadas atrás. Lo que no se puede saber es si esa brecha se mantuvo tal cual o si se achicó ya que los estudios previos se hicieron sobre padres de secundaria, que en general es visto como un nivel con mayores problemas estructurales. “De cualquier manera, los padres somos víctimas de una ilusión educativa, y quizás necesitamos creer que nuestros hijos se salvan de la tragedia educativa para llevarlos todos los días a la escuela y pensar que ocurre el aprendizaje y éste además los prepara para la vida futura”, expresó la especialista.
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