Horas después de que Axel Kicillof se refiriera al lenguaje inclusivo, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, le respondió y cuestionó los dichos del gobernador. Dijo que subestimaba a los chicos y lo acusó de no preocuparse por lo verdaderamente importante.
“El gobernador subestima a estudiantes y familias. Invita a los chicos a rebelarse para que hablen como quieren, cosa que obviamente pueden hacer. ¿Por qué no los invita a luchar por la calidad educativa bonaerense? Eso sí sería revolucionario”, señaló Acuña a través de su cuenta de Twitter.
La polémica surgió dos semanas atrás, cuando el gobierno porteño decidió prohibir el lenguaje inclusivo en las escuelas. Ordenaron que no se usen más expresiones con la “e”, la “x” y el “@” tanto en las aulas como en comunicaciones con las familias.
Hoy por la mañana, Kicillof, al encabezar un acto donde un grupo de chicos le prometió lealtad a la Bandera, aludió a la medida de la Ciudad de Buenos Aires. El mandatario les pidió a los jóvenes que se rebelen de la misma forma que lo había hecho Manuel Belgrano en la época de la revolución y utilicen el lenguaje que ellos crean conveniente.
“En la provincia de Buenos Aires, rebelarse es hablar como uno quiere, como una quiere: no decir palabrotas o guarangadas, pero sí expresar lo que uno siente... A tanto tiempo de la Revolución de Mayo, no nos van a explicar desde España cuáles son las palabras que tenemos que usar”, planteó.
La referencia de Kicillof a España apunta a la Real Academia Española, institución cultural dedicada a regular el uso del lenguaje en la comunidad hispanohablante. Recientemente, durante una visita a Uruguay, su director, Santiago Muñoz Machado, se refirió a la polémica suscitada en varios países de Sudamérica.
“A nosotros no nos gusta, chicos, chicas, prohibir, nos gusta que ustedes puedan expresarse, ser libres, decir lo que sienten, ser rebeldes cuando es por lo demás y sobre todo ser patriotas”, aseguró este miércoles el gobernador bonaerense.
Para Acuña, la presencia del lenguaje inclusivo en las escuelas no es marginal. Al contrario asegura que está cada vez más presente, en especial en los carteles que se despliegan en los colegios y considera “ambientes alfabetizadores que, en lugar de reforzar la adquisición del lenguaje, generan confusión”.
Dentro de los fundamentos de la resolución de CABA, citan a la Academia Argentina de Letras que recomienda que se “preserve la enseñanza de la lengua en todos los niveles educativos si se desea que los alumnos escriban con cierta fluidez y corrección y, sobre todo, comprendan lo que lean y escriban”. Del mismo modo, la Real Academia Española sostiene que las expresiones inclusivas son ajenas a la “morfología del idioma”.
De la mano con la norma, el ministerio porteño distribuyó entre las escuelas una guía destinada a cada nivel para que los docentes y directivos tengan un marco de referencia a la hora de trabajar la inclusión desde el lenguaje. Allí recomiendan, por ejemplo, que en vez de “chiques” se diga “los chicos y las chicas” o referirse a “las familias” en lugar de “los padres”.
Hasta el momento, la Ciudad es la única jurisdicción del país que reguló el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas. A nivel internacional, sí se cuentan dos experiencias. Uruguay, a través de una circular para todas las escuelas del país, dispuso que las expresiones inclusivas siempre se deben ajustar a las reglas del idioma español. Francia, por su parte, desaconsejó el uso de la llamada escritura inclusiva ya que “constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la palabra escrita”.
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