Robótica y programación: la tecnología no sólo es el futuro de la educación; es, sobre todo, el presente. A partir del trabajo con robots, los estudiantes de todas las edades ponen en juego una serie de habilidades que van mucho más allá del compromiso con la matemática. ¿Se puede abordar materias sociales? Sí, porque lo que se pone en marcha con la robótica bien planificada es el desarrollo de un proyecto. Un planteo colaborativo en el que cada estudiante participa desde y cómo le interesa.
Estas son algunas de las ideas que surgen al escuchar a Andrea Rocca. Con una vasta experiencia en educación y TIC, Rocca es diplomada universitaria en robótica educativa y analista de sistemas. Además, líder de proyectos de pensamiento computacional, programación y robótica, y profesora de Educación tecnológica en nivel medio y programación en la tecnicatura en analista de sistemas (ISTIC).
“La robótica es una herramienta para el aprendizaje”, dice. “Como tenemos el lápiz y el papel, y después las computadoras, hoy tenemos los robots. La diferencia es que, para utilizar el robot, se ponen en práctica un montón de habilidades y un montón de conocimientos. Hay que trabajar con pensamiento computacional, llegar a la programación, hay que saber un poquito de electrónica, de mecánica”.
—¿Qué tipos de aprendizajes se ponen en juego con el robot?
—Al robot hay que armarlo. Una de las cosas que encontramos en la escuela es que los chicos y chicas perdieron la habilidad de la motricidad fina. Algunos nunca tomaron un destornillador. Decimos que la escuela prepara para la vida: bueno, hay que aprender a atornillar. Después, los trabajos que se realizan con este tipo de robot, tienen que ver con resolver proyectos en los cuales la solución implica el uso del robot. Por ejemplo: se puede simular cuando los mineros quedaron dentro de la mina y solamente podía llegar un robot. ¿Qué sensores necesita? ¿Cómo se tiene que mover? ¿Cómo se tiene comunicar con los que están afuera?
—¿La robótica es mucho más que la programación?
—Escribir un software es una parte de la robótica. Un robot sin programación es un autito a control remoto, pero, además de programar, necesitamos conocer electrónica. ¡Y tener un objetivo! No alcanza con mover al robot. Hay que tener un objetivo de aprendizaje: qué van a aprender y cómo. La robótica se puede trabajar desde distintas áreas temáticas. Además, hay que hacer trabajo en equipo, porque nadie aprende bien estas ideas en soledad. Está comprobado que se aprende mejor con el otro, que la otra persona discuta y yo tenga que argumentar y defender mis ideas. En el aula, los hacemos trabajar de a pares y después de determinado momento, les decimos que cambien de computadora y vean cómo trabajó el otro par. Lo rico de la programación es que responde a una lógica, pero no todos pensamos de la misma manera. Ver cómo hizo el otro, es muy rico.
—Antes se decía que los estudiantes no alcanzaban el pensamiento concreto hasta el secundario. Hoy se enseña a robótica desde la sala de 4 o 5. ¿Qué cambió?
—Los chicos tardan en generar abstracción, pero tenemos el dispositivo: tenemos el robot. Entonces no están abstrayendo. Además, la robótica de los más chiquitos tiene que ver con algoritmia, tiene que ver con seguir instrucciones. En general, los robots para los más chicos permiten avanzar, retroceder, girar a la izquierda o la derecha, que tiene que ver con la posición en el espacio. Algo que siempre se trabajó en el jardín.
—Pero también ahí hay algo que cambia con el viejo paradigma. En la pantalla arriba y abajo se resolvía con el mouse como adelante y atrás.
—Pero ahora tenés un robot en el piso. Vos das las instrucciones y recién pasás a la pantalla a los 6 o 7 años cuando empezás a programar. Los más chicos pueden llegar a programar en Scratch junior, que es un lenguaje para nivel inicial, pero que tiene una lógica de aprendizaje muy diferente a la programación.
—¿Qué ven en los nenes: por qué se fascinan tanto con los robots?
—Quizá voy a contar una anécdota que, no sé si es tan positiva, pero que tiene que ver con el trabajo colaborativo. Yo soy profe de primer año y hay chicos que nunca vieron robótica. Entonces hay que dividir el trabajo y los chicos que no se ponen ansiosos son los que arman; al que dice que le va bien en matemática programa.; y el que se siente alejado —porque puede haber chicos que no sienten que la robótica es parte de ellos—, documentan: hacen un video del proceso. La escuela es súper colaborativa y todos sienten que aportaron algo para ese proyecto. Pero, después, cuando está funcionando: les brillan los ojos.
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